'María Oruña: “Si al leer la última página, al lector le da pena terminar el libro, has hecho tu misión”'

María Oruña: “Si al leer la última página, al lector le da pena terminar el libro, has hecho tu misión”

La autora nos habla de 'Los inocentes'

María Oruña nos presenta su nueva novela, Los inocentes. El Templo del Agua del balneario de Puente Viesgo sirve como escenario.
El Templo del Agua del balneario de Puente Viesgo, en Cantabria, es el bucólico escenario de Los inocentes (Ediciones Destino), la nueva novela de misterio de María Oruña. Pero aquel paraíso se convierte en un infierno por mor de un crimen masivo al que la teniente Valentina Redondo habrá de enfrentarse con la cooperación del ejército y la UCO. De manera paralela a la trama,  la protagonista de la saga de Los libros del Puerto Escondido se verá cara a cara con un dilema moral marcado por el regreso de pasados y nefastos recuerdos. 
Enhorabuena por volver a regalarnos a los lectores una novela como Los inocentes. Después de una trayectoria literaria como la que empezaste en 2015 y con el éxito que has conseguido, ¿a qué saben ahora los elogios?

Bueno. Yo soy muy prudente. Los elogios están bien pero hay que estar atentos también a las críticas, porque de estas se aprende. Si un único lector de entre miles te dice, “pues este personaje no me gusta o esto que has puesto aquí me desagrada”, dices, “bueno, vale, es tu opinión, algo parcial”. Pero cuando otros lectores te lo dicen te planteas que a lo mejor te has equivocado. Todo es relativo; el éxito lo es. El verdadero éxito no está en salir en páginas o en prensa durante unas semanas. El éxito será si dentro de seis meses o un año este libro sigue en librerías, y todos los demás, ya en otros formatos, siguen ahí. Y que eso no va a tener ningún titular y va a ser una noticia invisible. Eso para mí sí es el éxito. Lo demás está bien pero no deja de ser fuegos artificiales.

Los inocentes es la sexta entrega de Los libros del Puerto Escondido, aunque El camino del fuego se desmarca un poco de las otras cinco en cuanto a la localización, ya que la trama sucede en Escocia y no en Cantabria. Pero, ¿qué te dan Suances y sus alrededores para este protagonismo en tu obra?

Yo soy viguesa y vivo en Vigo. Soy gallega pero mi padre y mi familia por parte de él son cántabros. Conozco la zona desde pequeñita. Voy todos los años. Y supongo que me resulta más fácil de identificar lo que es extraño, curioso, porque no vivo allí; mi ojo no se ha acostumbrado a la rutina del lugar. Empecé  a escribir la serie allí porque tenía un crimen real, sucedido en el año 53. Y quería reproducirlo. Y, sobre todo, tenía muchas anécdotas del costumbrismo local que me contaba mi abuela. Hechos muy particulares de ese sitio, que no podría ubicar en otros. Es lo que en principio quise recoger. Y una cosa fue llevando a otra porque a la sección de investigación de Valentina no la puedo cambiar a otro lugar. A ella, sí, pero a la sección no. Y era un juego muy interesante el que me daban todos los personajes. Seguí ahí porque tenía más historias que contar. 

María Oruña: “Si al leer la última página, al lector le da pena terminar el libro, has hecho tu misión”

Fotografías de Andrea del Zapatero

La trama de Los inocentes se desarrolla en este enclave tan bello al que nos referimos y en el Templo del Agua del balneario de Puente Viesgo. Hablamos de un paraíso que los avatares de la historia convierten en un infierno. ¿Cómo planteaste la novela?

Inicialmente, investigando para otra novela, descubrí que hace más de 100 años, en un punto de Europa se había dado un crimen masivo que me llamó muchísimo la atención por lo retorcido que era. Quise analizar por qué ocurrió y saber cómo finalizó todo. Me planteé hacer algo así pero con una mirada actual. Y hacer el contraste posteriormente. Porque parece que estamos como muy confiados con que nunca pasa nada. No estamos alertas. Cuando en realidad tendríamos que estarlo. Todo el tiempo puede ser el último momento. No quiero ser tan exagerada pero para mí es así. Y quise encontrar el contraste entre lo más pacífico y apacible que haya y el mal. Por eso también hay un mirlo que va revoloteando todo el tiempo, que es una metáfora de cómo somos realmente. Todos los naturalistas lo saben. Únicamente están donde el agua está muy limpia. Simboliza la pureza, pero en el primer capítulo ya está cazando para sobrevivir. En realidad es un poco como somos nosotros. Siempre somos los inocentes del cuento, nos creemos los buenos de las historias. Pero al final tenemos algo salvaje. 

En la historia se cuestiona sobre la necesidad de sacrificar a inocentes para conseguir el fin que se busca.

Claro. Realmente ese es el Mal. Es imposible que odies tanto a tanta gente, cuando cometes un crimen de ese tipo. Sabes que vas a eliminar a personas que apenas tienen nada que ver contigo. Y esto me sorprendía porque había un caso real que había sucedido. No me constaba que hubiera sido en España pero sí en otro lugar del mundo. Es esa maldad que se muerde y te envenena más por dentro. Y te preguntas, “¿cómo es posible?”. Y te sugiere entender por qué somos como somos, y a cuestionarnos. 

Cita textual:

No toco temas en mis novelas que sean tan hiperrealistas que lleguen a ser escatológicos

María Oruña
Cada entrega de Los libros del Puerto Escondido ofrece distintas perspectivas y enfoques del mal. ¡Qué importante es ofrecer novedades para seguir encandilando a los lectores!, ¿verdad?

Claro. Por ejemplo, Puerto escondido. Fue muy bien. Pero me negué a hacer otro Puerto escondido. Podría haber hecho otra voz histórica intimista, incluso poética. Pero, ¿a mí qué me gusta?, escribir. Pues que se note que me lo estoy pasando bien, que es un reto para mí. Porque si me aburro escribiendo 400 páginas, leyendo el lector se va a aburrir. Si me emociono, el lector se va a emocionar. Por eso decidí que cada libro, cada misterio que tenía en la cabeza, tenía que ser un corte detectivesco diferente, que ya me lo pedía cada trama. Hay una novela más de corte gótico, otra que es un misterio de habitación cerrada, otra que es un domestic noir, otra con más acción… Creo que el lector merece ese respeto. Creo que si me quiero dedicar a esto lo tengo que hacer de forma seria y profesional. No puedo escribir pensando en cubrir el cupo… No. Si es así es mejor no dedicarse a esto.

¿Los inocentes será la última entrega de la serie?

… (Pausa)… Podría serlo. Creo que he cerrado un ciclo. He dado con seis estilos de novelas detectivescas diferentes. El modo de cerrar Los inocentes creo que es bueno. No descarto hacer algún otro misterio. Pero empezaríamos de otra forma, en otro tipo de bloque. Pero sí me gusta la idea de dejar esto cerrado. Igual que escribí El bosque de los cuatro vientos, también me apetece hacer algo diferente.

El espíritu de Agatha Christie sobrevuela por la novela. De hecho, la gata Ágatha es un guiño a la gran novelista de misterio.

Claro. Sí, sí. Es un guiño deliberado, descarado (risas). Para que no olvidemos que estamos ante ficción, ante un juego de astucia. Sin perjuicio de que haya muchas reflexiones sobre el crimen y el castigo, y la venganza, a lo largo de la novela. Es un juego. Por eso yo no toco temas en mis novelas de misterio que sean tan hiperrealistas que lleguen a ser escatológicos, desagradables. Sería muy raro que se me viese hablando de pederastia, de trata de blancas en su versión más cruel. Son temas tan delicados y duros que no me permito hacer un juego sobre ello. No olvidemos que aquí matamos gente… La muerte no es un juego. Pero sí me permito más hacer ese juego del Cluedo. A eso me refiero. 

Después de tantos años conviviendo con Valentina Redondo, ¿cuál es la afinidad que mantiene con ella su creadora, María Oruña? ¿Queda un sentimiento de cariño?

Sí, claro. Pero a todos. Normalmente, los lectores me asocian con Valentina, a pesar de que es más joven que yo. Pero, claro, es mujer, es la que investiga… Pero, como digo, la gracia del asunto es que no se note que yo soy absolutamente todos. Yo soy Sabadelle, y el villano, y el juez, y el tonto, y el listo, y el que habla bien, y el que habla mal… Y la gracia es que no se vea el andamiaje que hay detrás de la novela. Es lógico que me asocien a un personaje, cuando en realidad soy todos y ninguno. Y ese andamiaje invisible es lo importante de la novela, que sean tan creíbles los personajes. 

Valentina Redondo vuelve a encontrarse con su pasado negro en Los inocentes, pero su visión de la realidad evoluciona conforme avanza la trama. ¿Puede ser que se dé cuenta de lo duro que debe de ser vivir con rencor o es que logra entender algo tan indefendible como es hacer daño a los demás?

Realmente, lo que más me importa no es que se regodee en el dolor, sino que ella se maneje dentro de sus propios patrones morales y analice si la venganza la va a satisfacer realmente o no. Criticamos a los asesinos, no los justificamos jamás. Pero si te vengas y te conviertes en un asesino, también eres alguien reprobable. Por mucho que creas que tu causa es justa. Porque todo el que mata, casi siempre, cree que su causa es justa. Todo el rato estamos hablando de patrones morales y de lo parciales que somos, del morro que tenemos a la hora de decidir lo que está bien y lo que está mal. Y, en realidad, todos nuestros hábitos son inventados. A día de hoy, tenemos en España unas normas que en otros países, cosas que aquí son legales, están penadas con la cárcel, incluso con la muerte. Y no hablo de otros momentos históricos como se alude en la novela, en conversaciones aparentemente frívolas, pero que están soportando su verdadero sentido. Entonces, todo es muy parcial y muy relativo.

Las citas con la que comienza cada capítulo, aparte de su belleza, son pequeñas píldoras que alertan al lector de lo que se le viene encima. 

Claro… Te están avisando de lo que va a pasar en ese capítulo. Siempre lo he hecho con todos los libros de la serie, pero con citas de autores que cuadran con el estilo de la novela. En Los inocentes no tenía más remedio que hablar de Crimen y castigo ¿Cómo no lo iba a hacer? Cada una de esas citas son una pista de lo que va a ocurrir. Y, por supuesto, las de El Conde de Montecristo… hablando de la venganza… Y Agatha… Por lo que te comentaba antes, que no nos olvidemos de que es un juego. Esto es ficción, para entretener, divertir, soñar… para jugar conmigo. Si consigues que al leer la última página, al lector le dé pena haber terminado el libro, has hecho tu misión. Ya está. No hay que enseñar nada a nadie, ni dar respuestas, ni directrices, ni moralinas parciales. Simplemente, ¿lo has pasado bien? Pues estupendo, ¡cuánto me alegro!

GALERÍA FOTOGRÁFICA

Fotografías de Andrea del Zapatero

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