Quienes asistieron durante el pasado Festival de Cine de Sevilla al ciclo Voces Esenciales tuvieron la fortuna de compartir espacio con grandes cineastas españoles y extranjeros, escucharon en primera persona las impresiones de esas personas que nos hacen la vida más agradable con sus obras cinematográficas.
Álex de la Iglesia participó en el Festival de Cine de Sevilla 2022 como productor de La piedad, de Eduardo Casanova. Y se dio un paseo por el CICUS. Quienes acudieron a la llamada del SEFF 2022 para presenciar la intervención del bilbaíno disfrutaron con las reflexiones de un referente en el cine de nuestro país. Gatrópolis quiere celebrar hoy aquel acontecimiento con diez “tomas” de la que será recordada como una de las grandes citas del evento sevillano, acompañado por la periodista Charo Ramos y el crítico, gestor cultural y docente Fran G. Matute.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 1
Un referente imprescindible del cine español
“No creo que haya nadie esencial, y menos en el cine español. Quizás hayamos hecho un poco de ruido en nuestra carrera, y eso a mí me ha proporcionado la oportunidad de rodar y ahora producir películas y series de televisión”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 2
Su sitio en el ámbito cinematográfico
“Me consideraría como un elemento muy relacionado con la suerte y con un enconamiento en las intenciones. Soy muy persistente. No me tumban fácilmente. Me dicen muchas veces que no, pero yo sigo, y sigo, y sigo… Hasta que consigo, no sé si lo que quiero pero sí algo bastante cercano a lo que deseo”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 3
Los motores que le llevaron al cine
“Los motores que me movieron son el enconamiento, la envidia, los celos, la rabia… La sensación de “Oh, Dios mío, ellos lo están haciendo y yo no” (risas). Ese tipo de cosas que en principio parece que forman parte de un alma emponzoñada, putrefacta, cosa que es posible, pero son motores potentes. Tengo un amigo, llamado Enrique Urbizu, con el que hacía súper 8. Los suyos eran malísimos, los nuestros buenísimos. Y estábamos todo el rato enfrascados en discusiones sobre cualquier tema. Cosas que haces cuando eres joven. A los 18 años nos importaban las cosas y hablábamos sobre cosas de contenidos. Como que Carpenter era mucho mejor que Ridley Scott, o al revés, dependiendo del día que nos diera. Discutíamos de cine, de literatura, de maneras de vivir, de maneras de comportarse, de luchar. Y un día descubrí que Enrique iba a hacer una película. Y eso me quitó el sueño (risas). Pensaba que él iba a hacer cine y yo no. Y se me rompió un velo. Rodar en cine era muy difícil entonces. Estaba muy limitado. Y cuando él lo consiguió y descubrí que era posible hacerlo, no cejé en mi empeño. Me dediqué exclusivamente a intentar hacer una película. Rodamos un cortometraje en 16 mm. Y directamente nos pusimos con un largometraje en 35. Lo hice enfrentándome a la situación de bruces. Creo que es la mejor manera de encarar las cosas, sin intermediario, sin tener idea, sin amigos”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 4
Un imaginario reconocible y personal
“Si somos sinceros, nosotros somos el reflejo de lo que se nos pone por delante en la vida, y ahí hay tanto experiencias personales como imágenes. El caso es que me hace gracia cuando a algún director le preguntan por sus influencias y dice: “Oh, pues Eisenstein, Wilder, Ford, por supuesto el expresionismo alemán…”, “¡Pero pedazo de anormal, si sólo estás citando a los grandes del cine que todos sabemos cuáles son, qué tienen que ver esos directores con tu vida!. Tú eres más de Paco Martínez Soria, ese sí que te influyó, porque te has hartado de verlo de pequeño, te guste o no. Pero claro, a Paco Martínez Soria no lo citas, ni a Lina Morgan, ni los programas de Mediaset de la tarde, aunque los tengas presente a diario”.
Yo sostengo que eso te influye mucho más que Fritz Lang, igual que te influye mucho más que Fritz Lang el señor con el que te cruzas todas las mañanas en el ascensor. Yo puedo dar una lista de los directores que más me gustan, pero francamente no sé si alguno de ellos verdaderamente me ha influido”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 5
Buñuel, el ángel referente
“El ángel exterminador es de esas películas que te cambian la vida. Yo sentí, viéndolo, que en el interior de ese filme había un mecanismo por el cual yo podría interpretar la realidad. O esa imagen de Simón del desierto, con un ataúd corriendo a toda hostia por el desierto…”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 6
El cine costumbrista español y Hitchcock
“Me ha interesado siempre el cine costumbrista español y ver hacer cosas increíbles a gente muy normal, algo que ya dijo Hitchcock hablando de su cine, en el que siempre había un pobre hombre metido en una historia tremenda. Adoro los años 50 y 60 de Hitchcock, esa edad de oro en la que rodó Con la muerte en los talones, Vértigo, Psicosis, La ventana indiscreta… Para mí, éstas siguen siendo las películas más perfectas que se han hecho”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 7
Fellini, “el cineasta más cineasta”
“Fellini, para mí, es el cineasta más cineasta de todos los cineastas europeos. Las suyas no son películas, son partes de un mundo: tú no ves una película, estás en una película, y esto se siente muy claramente en un filme como Amarcord. Este es el tipo de cine que me gusta. Me gusta también John Ford, pero prefiero a Anthony Mann. Sydney Lumet me vuelve loco. No tiene ninguna película extraordinaria, pero todas son buenísimas y, además, no necesitaba tener un estilo determinado. En cine de acción me quedo con Don Siegel. Y luego está, por supuesto, el de los años 80, el que cambió mi vida. Todas las semanas veías una peli que parecía la mejor que se había hecho hasta entonces, pero es que el siguiente fin de semana llegaba otra y pensabas lo mismo. Indiana Jones en busca del arca perdida, Blade Runner, Alien, el Superman de Richard Donner, E.T., Encuentros en la Tercera Fase, Los Goonies, La cosa, De Palma, Scorsese… Era un cine que parecía infinito, daba la sensación de que nunca iba a acabarse, pero de repente se paró, dejó de hacerse cuando la gente se limitó a copiar lo mismo una y otra vez”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 8
La vida, una comedia negra
“Siempre busco, como espectador, ese momento en el que el cine se convierte en vida. Es decir, cuando estás viendo una película y sientes que no sólo la estás viendo, sino que estás dentro de ella. Por eso cuando se habla de que meto guiños en mis películas, yo siempre digo que no lo son, son experiencias vitales que me han marcado profundamente, que me han aportado claves para entender la vida. A mí la vida me parece una broma pesada, una broma macabra, porque al final todos morimos. ¿Que siempre hago comedia negra? ¡No te jode, pues claro!”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 9
El cine como herramienta para la evasión
“No intento cambiar el mundo con mi perspectiva de la vida. Me parece que lo más importante es entretener. ¿Cómo me llevo con el cine de arte y ensayo? Bien, pero si son buenas películas, y hay muy pocas buenas. De los veinte autores que están de moda en cada momento entre la crítica, a lo mejor me interesa uno. Y sólo a ese, a lo mejor, le dejo ser pesado. Ni siquiera Shakespeare era pesado, y mira que tenía cosas que decir de la condición humana. Pues resulta que El rey Lear le gusta hasta a mi madre”.
Álex de la Iglesia, una vida por el cine. Toma 10
“El cine es bueno cuando no tienes que analizarlo”
“No es necesario que una película sea lenta. Se trata de una cuestión de generosidad y de respeto al espectador. Si tienes algo que contar, cuéntalo de una manera clara. Cuando una película es muy pausada, está llena de guiños a esto y lo otro o incluso no tiene una trama como tal, lo que ocurre es que le das tiempo al espectador a construir su propia película. Por eso los críticos se hacen sus propias películas, porque se aburren, y acaban encontrándole veinte patas al gato. Yo, en cambio, pienso que una película es mejor cuanto más atento tengas que estar para no perderte nada. Creo que el cine es bueno cuando no tienes que analizarlo. Nicholas Ray es un buen ejemplo de ello. En sus películas no tienes tiempo de saber qué está pasando porque, si te paras a pensarlo, ya ha pasado”.
Fotografía de portada de Andrea del Zapatero.