Gatrópolis ha tenido la oportunidad de conversar con Pablo A. Martín, uno de los fundadores de un grupo que nació en 2014 y que actualmente se encuentra en plena gira promocional. Tangerine Flavour nos presenta su primer álbum, No Hard Feelings. Su música americana es una recomendación que hacemos encarecidamente a nuestros lectores.
En 2014 comenzó vuestro proyecto musical. Sobre estos prácticamente cinco años transcurridos, ¿qué balance podéis realizar?
La verdad es que han pasado muchas cosas. Hemos cambiado mucho. Empezamos cuatro personas, Miguel (Polonio), Fernando (Lima) y yo, que seguimos actualmente, y el primer batería que fue Emilio (Bonilla), que se fue de la banda hace un par de años. Al principio éramos más amateurs, digamos. Es verdad que habíamos estado en otras bandas, pero no éramos como ahora. Lo que hacemos está más profesionalizado que antes. Al principio tocábamos como más duros. Emilio era un batería bastante más alternativo. Nos compararon un poco con los Artics Monkeys, incluso. Después hicimos un EP, autoproducido. Y a raíz de él empezamos a cambiar un poco. Conocimos a Alfonso Ferrer, que es quien ha producido No Hard Feelings, y a partir de ahí empezamos a tirar más por el rollo americano, las armonías vocales, y demás. Y estamos muy contentos desde que conocimos a Alfonso.
¿El hecho de elegir como opción musical el sonido americano es fruto de vuestra filosofía de vida o más bien se trata de una fórmula más para hacer música?
No… es algo que nos fue saliendo. Como te digo, al principio salían cosas de diferentes estilos, pero poco a poco fueron saliendo esas canciones más yanquis, por decirlo así. Es realmente lo que más nos gusta hacer. Pero pasa que esas cosas van surgiendo poco a poco. Nos gusta todo tipo de música pero nos hemos dado cuenta de que en ese estilo es donde más cómodos nos sentimos. No es ninguna fórmula. Hacemos lo que nos gusta y entendemos que hacemos lo que mejor se nos da.
Claro, porque un artista se tiene que sentir a gusto con lo que hace e identificarse con ello, ¿verdad?
Sí. Si no es así no tiene ningún sentido.
No Hard Feelings es vuestro segundo trabajo discográfico (primer álbum tras el EP Tangerine Flavour, 2017), con el que iniciasteis gira en marzo. ¿qué reacción estáis encontrando en el público ante el disco y la misma gira?
Bueno, estamos todavía picando piedras, como quien dice. Pero es verdad que vayamos a donde vayamos y vengan a vernos diez o 200 personas, la gente se va satisfecha, muy contenta. Antes íbamos a tocar y a intentar pasarlo bien… pero no notábamos que convenciéramos de la manera que lo hacemos ahora. Por eso estamos contentos. Intentamos que la gente vea a una banda que toca bien, que tiene temas currados, que se nota que trabaja y que disfruta en el escenario. Lo que más nos gusta de esta gira es que la gente está yendo muy convencida de que puede pasar algo con esta banda.
Larvin Music ha editado vuestro No Hard Feelings. Como dices, la aparición de este sello especializado en el formato vinilo y de Alfonso Ferrer ha sido muy importante para vosotros.
Sí. El disco tiene ya un año, realmente, pero la opción de relanzarlo con la edición en vinilo por la casa Larvin ha sido un empujón importante. Que una discográfica te apoye de esta manera, te lance un vinilo, te ayude a promocionar, te hace recargar pilas.
Habéis girado por lugares dispares, ¿existen diferencias entre un público y otro?
Sí, cada ciudad tiene sus peculiaridades. No tiene nada que ver el público de Madrid con el de Barcelona, el de Bilbao o el de Málaga. Cada uno tiene sus cosas, pero lo bueno es que al final acabamos disfrutando de la música. Luego, Tangerine tiene la suerte de hacer una música que puede gustar tanto a los amigos de nuestra edad como a sus padres. Nuestra música es asumible por cualquiera. Y eso nos beneficia.
Todo artista, independientemente de su estilo y condiciones, suele tener un referente. ¿Quién o quiénes han inspirado a Tangerine?
Cada uno toma primero lo suyo a la hora de iniciarse en la música. Yo, por ejemplo, me compré una guitarra por Eric Clapton. Ahora no estamos tan cerca de la música de nuestras primeras influencias, y sí de los Eagles, Wilcox, Bob Dylan, Springsteen… Es en lo que nos reflejamos hoy en día pero al final hacemos aquello que hemos venido recogiendo desde que empezamos a escuchar música. Hemos tocado en todo tipo de banda y eso se nota. Es verdad que hay una base de música tradicional americana en el disco, y es lo que hacemos. Pero es como un lienzo en blanco para meter todo lo demás que nos gusta.
¿Qué poder tiene la música para que tanto los artistas como quienes la consumimos nos rindamos ante ella?
(Risas). Podríamos estar hablando de esto un año entero. No sé. Por un lado, para la gente que escucha música, es como alguien que está siempre contigo. Estés bien o mal, siempre puedes recurrir a ella. Es como el mejor amigo o el mejor compañero. Y como músico hay un día que te subes a un escenario y sientes algo que no sabes explicar. Pero sabes que no puedes estar en mejor sitio que ahí arriba. La música no tiene explicación realmente. Tiene algo que te recorre de arriba a abajo, y estamos a sus pies (risas). Los que amamos a la música lo sabemos.
¿Te sientes distinto en un escenario tocando a cuando estás abajo?
En un escenario sigo siendo yo, pero estoy en otras cosas, en otro sitio… me abstraigo de todos los problemas; arriba solo disfruto. Tiene algo, no sé. Cuando me subí por primera vez sentí que no hay nada comparable a ello. Pocas cosas son comparables a tocar tus canciones para gente que las escucha.
Tras cuatro meses de gira con el No Hard Feelings Tour, ¿Tangerine Flavour tiene proyectos futuros o prefiere ir día a día?
Se trata de vivir a diario. La cosa no está fácil y hay que elegir muy bien los recursos que tienes para no perder todo aquello por lo que has trabajado. Dependiendo un poco de cómo termine la gira, de si surge alguna cosita para el verano, nos sentaremos y hablaremos con la discográfica. Y decidiremos si vamos a seguir tocando o es el momento de parar un poco o comenzamos a pensar en el segundo disco. De momento, vamos a seguir con la gira. No hace falta adelantar acontecimientos. Las bandas tienen que ir poco a poco. Me gustaría planificar hasta el 2021 (risas) pero hay que ser realistas, ver qué tenemos, qué podemos hacer, hablar con gente… lo de siempre. Y también es cuestión de saber cómo termina la gira.