Con la última novela de Javier Cercas regresa Melchor Marín, y con él todos los fantasmas que le han acompañado a lo largo de su intensa y dura vida. En El castillo de Barbazul (Tusquets Editores) el aclamado escritor cacereño (Ibahernando, 1962) vuelve a atraparnos como lectores con su habilidad para generar ambientes y circunstancias llenos de tensión narrativa.
Con Terra Alta e Independencia se completa la trilogía a la que El castillo de Barbazul pone el broche de oro. Una novela policiaca que profundiza en los abusos sexuales y teje una potente crítica sociopolítica. «Es una lucha por la liberación«, según la ha definido su autor.
Melchor Marín forma parte ya, si no lo había logrado antes, de ese imaginario de personajes que la literatura nos ha ido regalando desde tiempos pretéritos.
En El castillo de Barbazul, el atormentado Marín ya no es policía. Tras lo sucedido en Independencia ha optado por llevar una vida totalmente distinta. Ahora es bibliotecario en Terra Alta, en una especie de homenaje póstumo a su infortunada Olga. Vive con Cosette. Pero la tranquilidad que preside el diario vivir de Marín se va quebrando poco a poco conforme su adolescente hija descubre secretos de familia. La joven se entera de las circunstancias en que había muerto su madre. Las distancias se agigantan entre ambos. Para aislarse, Cosette se marcha de vacaciones a Mallorca con su amiga Elisa Climent. Ésta regresa al término de las mismas, pero la hija de Melchor Marín no lo hace. Decide seguir en Pollensa unos días más…
«El dinero significa impunidad, está el caso Weinstein o el caso Eipstein, pero no hace falta citarlos, porque eso es la norma y no la excepción. En España hay dos casos de abuso sexual cada hora y el dinero es esa impunidad. Cuanto mejor funciona la democracia, menos impunidad, pero siempre la hay«, ha declarado Javier Cercas aludiendo al argumento de El castillo de Barbazul.