El viernes fue presentado en la Casa de la Provincia de Sevilla, en el marco de la Feria del Libro 2018, el libro de Paco Lobatón, Te buscaré mientras viva. Se trata de un plausible trabajo periodístico que recoge catorce testimonios de familiares que han sufrido la desaparición de un ser querido. Son catorce tragos de hiel, catorce historias dramáticas, catorce experiencias crueles, catorce vidas destrozadas por mor del sinsentido bárbaro del ser humano, catorce familias castigadas sin razón… El admirado periodista nos acerca al lado amargo de la vida en un alarde de profesionalidad pero de ética y respeto hacia los dolientes.

Penguin Random House Grupo Editorial ha editado Te buscaré mientras viva, cuyos derechos de autor por su venta irán a la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas QSDglobal, para el cumplimiento de sus objetivos de ayuda a las familias. Los casos de Cristina Bergua, Yéremi Vargas, David Guerrero o Diana Quer, entre otros, son tratados en la obra de Paco Lobatón. Bajo la positiva premisa, “mientras no existe la evidencia de muerte, existe esperanza de vida”, la obra nos recuerda que aunque la misma la componen catorce historias, en España son 6.053 las personas que aún se encuentran desaparecidas, según los datos, a día de hoy, del Ministerio de Interior.

Una lectura con heridas
La periodista María Esperanza Sánchez presentó el acto. En realidad fue un encuentro distinto, inhabitual, pues a la alegría que rodea a la presentación de un libro se unió la extraña sensación de saberse que no se trataba de uno cualquiera, que en sus más de 400 páginas hay mucho dolor. María Esperanza Sánchez y Paco Lobatón, como si queriendo solidarizarse con los familiares y los invitados allí presentes, supieron darle el toque sutil que requiere algo tan emotivo. Más que presentación se puede decir que los dos periodistas, curtidos en muchos acontecimientos a lo largo de sus años de profesión, mantuvieron una charla de amigos, de mesa de camilla, sobre un tema complejo pero ante un nutrido grupo de personas ávidas de información y consuelo. En este sentido, María Esperanza Sánchez confesó que al leer Te buscaré mientras viva “se tiene una cita con la emoción de la que no se sale indemne”. Es decir, “no se sale con un escudo que proteja; hay que dejarse herir, porque se sale herido, pero a la vez, con ganas de hacer algo, de comprometerse personalmente de la manera en que Paco está comprometido”. Definió al trabajo de Paco Lobatón como “un libro lleno de heridas pero también de antibióticos caseros que se inventan cada día en esas casas en las que ya no está alguien pero por quien se vive de tal manera que se hace presente”. “Esas son algunas de las emociones -prosiguió- que se van clavando a lo largo de la lectura de este libro”. En definitiva, para María Esperanza Sánchez, Te buscaré mientras viva es “hablar del dolor, pero también de la esperanza y de la alegría de saber que el ser humano tiene recursos para afrontar y sobrevivir a esta situación; es vivir otra vida más”.

Unidad ante el dolor
El título del libro, Te buscaré mientras viva, de una carga emotiva intensa, “lo tomé prestado -reconoció Paco Lobatón-. No sé de qué familia, pero es el sentir general de todas las familias que buscan, que se sobreponen en un ejercicio de supervivencia”. Tanto es así que el escritor desveló que “los familiares no quieren ser llamados víctimas, sino supervivientes”. Ello es debido a que “construyen una vida sobre sus propias vidas”. Incluso, ahonda en el aspecto de la unidad que genera en las familias la desaparición de un ser querido, algo que califica de “admirable”, toda vez que lo que marca estos casos es “el sentimiento de culpabilidad por no haber estado atento, por no percibir ningún indicio que hubiera servido para prevenir esa desaparición”. Aún así, “frente a la división está la cohesión ante el dolor”.
Paco Lobatón manifestó que desde hace tiempo entiende que “es necesario que haya un testimonio perdurable de todas esas historias y del trasfondo formidable que supone cada una de ellas”. Historias a Ias que calificó de “únicas, distintas, irreemplazables”. “He querido – concluyó- borrarme como periodista, incluso como narrador para dejar que la protagonista fuese la voz de los familiares”. Ello lo justificó diciendo que “basta con oír a estos luchadores para poder entender”. “Era una deuda que tenía con estas personas que viven castigadas por su realidad”, reconoció.