Macarena Gálvez a sus 18 años ha publicado su primer poemario, Voces. Un viaje interior en el que nos muestra las reflexiones, sus sentimientos, su visión del mundo que le ha tocado vivir… La obra, conforme se va desgranando por parte del lector, poema a poema, transmite un alto grado de madurez en una autora tan joven, capaz de exhibir una gran capacidad a la hora de exponer y provocar emociones.
Tienes 18 años y la escritura es tu refugio desde que tienes uso de razón, ¿cómo vas sintiendo esa necesidad de expresión?
Siempre digo que realmente no sé desde cuándo, porque es una necesidad que siento a mi lado desde muy pequeña, desde que nací, prácticamente. Aunque tengo 18 años me parece que llevo mucho más tiempo escribiendo. Con cuatro o cinco años ya empecé a escribir algunas cosas. Fue cuando murió mi abuelo. Tenía la necesidad de desahogarme y lo hice escribiendo. Esa podría ser la primera vez que escribí. Fueron unas cuantas palabritas (risas), pero ahí fue cuando expuse mis primeros sentimientos por escrito.
¿Qué te aporta la poesía como lectora y como escritora?
Para mí la poesía es una posibilidad de expresar y recibir sentimientos y emociones. Veo a la sociedad actual muy fría en este sentido. Y como veo que eso le falta a la humanidad, a la poesía la considero una manera de transmitir y exponer sentimientos. Lo mismo pienso de cualquier manifestación artística.
¿Qué sientes más esencial para ti, escribir o leer?
(Risas). Es muy difícil. (Silencio). No podría decantarme por una opción, realmente. Cuando leo logro evadirme. Me permite adentrarme en otro mundo, escapar del mío. Y cuando escribo lo hago porque necesito aclarar mis ideas dentro de mí y de este mundo. Sería muy difícil elegir entre escribir o leer.
Voces es tu primer poemario publicado. ¿Desde cuándo has estado creando esta obra?
Voces la comencé a escribir y la terminé cuando aún tenía 17 años. Pero para poder publicarla tuve que esperar a los 18. Esperé a la mayoría de edad para que me la pudieran publicar.
¿Se trata de una evolución de tu yo personal a la vez que lo hacía la poeta que llevas dentro?
Sí. Lo empecé a escribir más que nada para desahogarme y ver mi evolución personal. Y me di cuenta que escribía cosas que le pueden pasar a cualquiera. Me pareció interesante que otras personas pudieran leer aquello que yo sentía y transmitía a través de mi poesía. Buscaba la identificación del lector con lo que yo había escrito.
Tres partes estructuran Voces. En la primera te preguntas quién eres y en las otras dos afirmas lo que ya eres y hasta lo que serás en el futuro.
Sí, en la primera transmito ese caos mental que tenía. Te preguntas un montón de cosas; no tienes claro absolutamente nada. Tienes como una visión negativa de todo. En la segunda parte ya me centro un poco más. Vives el ahora, lo que has descubierto. Te afecta más. Y en la tercera es cuando alcanzas esa seguridad que no tienes, esa confianza, y dejas de tener miedo a lo que te pase en el futuro. Sabes que estás ahí, y eso es lo más importante. (Risas). Sé que soy bastante profunda pensando… Y eso se refleja a la hora de escribir. Me lo han dicho mucho.
«Escribir es pensar«, has escrito. ¿Voces es un alegato al diálogo que tanto se está perdiendo?
Sí. Realmente, sí. Porque como he dicho antes, veo que ahora todo es muy artificial. La poesía para mí es la necesidad de sacar esas palabras para transmitir lo que siento. De ahí viene lo de Voces, la exposición de esas palabras que tenemos encerradas en la mente. Se habla poco y, también, se transmite poco.
¿Cómo ve el mundo una joven poeta que escribe: «Cada vez más máquina, cada vez menos corazón/Deseo saber dónde quedaron los sentimientos»?
Sí, eso está relacionado con lo que he dicho antes. Lo veo todo muy artificial. Me gusta mucho aquella época en la que la gente mandaba cartas. Creo que las personas sentían mucho más. Ahora las relaciones entre parejas o amigos se reducen a escribir mensajes por Whatsapp, y resulta que queda todo en dos palabras. Todo es muy frío. Incluso creo que a las personas les cuesta ahora mucho más que antes decir lo que sienten. Esconden muchos sus sentimientos, lo tienen todo muy escondido. Y antes eso no era así. Parece que expresar tus sentimientos en la sociedad actual sea un tema tabú.
El poeta y profesor Tomás Sánchez Rubio ha prologado Voces. Muy importante ha de ser alguien para que escriba el prólogo no sólo un libro, sino tu ópera prima.
Sí, sí. Tomás fue mi profesor en el instituto, en primero de Bachillerato. Y en segundo también me dio algunas clases. Nos salvó la vida para selectividad (risas). También antes había sido el profesor de mi hermano. Lo conocí antes de darme clases por un concurso de escritura que organizó en el instituto. Me presenté y lo gané. Y ahí comencé a conocerle. Siempre digo que es como mi papá 2. Me ha apoyado siempre en la escritura. Me daba mucha caña. Cualquier concurso que se convocaba, ahí estaba él animándome a presentarme. Le tengo mucho cariño (risas).
¿Qué viene después de una ópera prima como Voces?
Estoy preparando otro poemario. También me gustaría escribir algo de novela. Los relatos me gustan mucho, sobre todo los de ciencia ficción; me gustaría escribir algo de este estilo.
Fotografía de portada de Pantandi.