Ex-pectativas, Ex-Tour 17-18, es-pectáculo… simplemente, Bunbury. En la tarde noche de ayer, el FIBES de Sevilla fue un clamor. Lleva poco más de una semana de gira y el balance no puede ser más positivo. Venía de actuar ante 10.000 espectadores en el WiZink Center de Madrid. Antes lo había hecho en el Palacio de los Deportes de Santander, en el inicio, y cuatro días después, el 6, lo hizo en la Sala Razzmatazz, en Barcelona. Las críticas ya avisaban de lo que en Sevilla podríamos tener. Pero también es cierto que había que vivirlo. Las palabras, en estas ocasiones, no llegan a explicar certeramente cómo Enrique Bunbury está llevando el rock & roll a niveles sublimes. Se sabía en Sevilla del repertorio que estaba ofreciendo, sus temas, su vestuario (traje blanco en honor al Rey Elvis), su juego de luces, la calidez de la sonoridad del saxo, el talento de Los Santos Inocentes… Pero como decimos, Bunbury es espectáculo, y él lo sabe, y se gusta, y en ese sentido de la espectacularidad en que vive el artista, es capaz de navegar con absoluta comodidad. De ahí que a pesar de que jugábamos con ventaja, el factor sorpresa haya sido inevitable. Bunbury es Bunbury, guste o no guste. Él es así, lo dicho: espectáculo. Y siempre sorprende. A nadie deja indiferente este dandi de la música.
Repitió vestuario. Traje blanco con una X roja, grande en la espalda; chalequillo del mismo color que lució posteriormente cuando se quitó la chaqueta… y él, solo; bueno con esa gran banda llamada Los Santos Inocentes, que supo estar a la altura del maestro, pero sin más alardes que su personalidad y un excelso juego de luces que acompañó de manera armoniosa a cada canción.

Bunbury, ayer y hoy
Comenzó con una intro, con ‘Supongo’, a la que siguieron otros dos grandes temas de su último álbum (Expectativas): ‘La ceremonia de la confusión’ y ‘La actitud correcta’. En tan poco tiempo, el público ya estaba en su bolsillo. ‘Inmortales’, del disco Palosanto, fue la antesala de otra de las canciones de Expectativas. Esta vez, el turno le tocó a una que este redactor tenía ganas de escuchar en vivo, ‘Cuna de Caín’, en la línea crítica, inconformista y reivindicativa de su último trabajo de estudio. Lamento por el cainismo, por la guerra entre hermanos. Entre vítores y ovaciones, Bunbury iba intercalando su presente con el pasado. Así, ‘El anzuelo’, de El viaje a ninguna parte, precedió a ‘Parecemos tontos’, fortísima, digna de un directo como el de ayer. La queja de un ciudadano de a pie harto de estar harto de eso, de que se le siga tomando por tonto. Era Bunbury en su plenitud. Ya no hubo más guiños a Expectativas hasta que llegó el momento de ‘En bandeja de plata’, con la que aprovechó para quejarse de esas preguntas que en ocasiones le hace la prensa sobre cuestiones de actualidad en las que prefiere no entrar. Por eso envió un rotundo mensaje al presentarla: “quien quiera saber lo que pienso, que acuda a mis discos”. Hasta ahí, y hasta el final, hubo lugar para la nostalgia, para los años de Héroes del Silencio, como ‘Héroe de leyenda’, ‘Maldito duende’ o ‘Mar adentro’. Incluso para el Bunbury más rockero, con ‘El hombre delgado que no flaqueará jamás’, o reciente, con ‘Más alto que nosotros sólo el cielo’.
Cierre impecable
En el bis se terminó de romper la noche. Saltó en mil pedazos. Y es que con ‘Que tengas suertecita’, ‘El extranjero’, la imprescindible ‘Infinito’, ‘Sí’, la clásica ‘Lady Blue’… y ‘La constante’, la última que reservó de Expectativas, y quizás una de las menos destacadas del álbum, no se podía acabar mejor.
En total, unas dos horas de concierto, 24 canciones (seis de ellas de Expectativas) y una espectacular actuación sellaron una cita que habrá dejado satisfecho al más inconformista de sus seguidores. Y es que el artista aragonés, con su singular voz, sus exagerados ademanes y poses, parte todo de una innegociable escenografía, la letra de sus temas… es un regalo para la música y el espectáculo. Como dice en ‘Infinito’: “…me calaste hondo…”. Que vuelvas pronto.
Próximas fechas de la gira:
-14 de diciembre – Palacio de Congresos, Valencia.
-16 de diciembre – Pabellón Príncipe Felipe, Zaragoza.
Fotografía de portada de Héctor Vila.