En 1957, Ladislao Vajda dirigió Un ángel pasó por Brooklyn, película basada en una historia escrita por István Békeffy, en la que Peter Ustinov y Pablito Calvo nos proponen una recomendable comedia fantástica cuyo motor es el alma del ser humano, la poliédrica personalidad de quienes habitamos el planeta Tierra, los sentimientos, la dualidad que generan el bien y el mal, esos momentos que conforman el puzzle de nuestras vidas que se nos escapan de las manos sin darnos cuenta y por los que hay que pelear para hacer un mundo mejor.
Apropiándonos del título de la referida película pero adaptándolo a nuestras necesidades, podríamos decir, como reza esta propuesta de crítica musical, que ayer pasó por Sevilla un trovador. Y es que el año 2021 no ha podido comenzar de mejor manera para Gatrópolis. Ser testigo directo del acústico que ayer ofreció en la capital andaluza el lojeño Antonio Arco es todo un regalo para los sentidos… y el alma.

De ahí que nos hayamos tomado la licencia de jugar con las palabras, aprovechando esta hora de buena y reconfortante música que ayer nos regaló Arco. Por fin pudo cumplir con su cita con Sevilla, programada para marzo del pasado 2020 y que por mor de la pandemia provocada por la Covid-19 no pudo satisfacer.
La Sala X acogió, cumpliendo con las medidas de seguridad necesarias, la plausible actuación de Arco, demostrándose así que si todos colaboramos, podemos seguir con nuestra actividad diaria sin que el miedo nos los impida.
Escuchar a Arco es navegar por un mar de intensas letras, mensajes claros y motivadores, y comprobar que el arte de la creación no requiere de elementos artificiosos si éste parte desde la verdad, los sentimientos y el alma. «Cierto, que tú no pides nada/ y tus penas van por dentro,/siempre dices estar bien,/si yo también me encuentro bien,/es gratuito tu querer» (‘Mamá’).
Desde 2016, el ex de El Puchero del Hortelano lleva desarrollando en solitario una generosa trayectoria como cantautor. Término éste que en su caso encaja perfectamente con una música tan necesaria como reconfortante en los tiempos que corren. Porque, efectivamente, en Arco, la simbiosis entre el creador de temas y el vocalista es genial.

La propuesta inusual del acústico de Arco, a la una de la tarde, congregó a un público dispuesto a escuchar y paladear su música y letra, más allá de otros elementos superfluos cuando de lo que se trata es de disfrutar de un espectáculo como el del artista granadino. «Mas yo pienso echarle ganas/porque es ciclo natural/que una vez tocado fondo/sólo queda levantar» (‘Castillo de naipes’).
Un acústico, un perfecto adelanto
Los lectores de Gatrópolis y, por supuesto, los admiradores de Arco, saben que a primeros de febrero, el 5, saldrá a la luz el libro 40 años 40 canciones, una obra autobiográfica al estilo de su música, donde a través de sus temas más populares y de sus experiencias personales nos invita a reflexionar sobre la verdad de la vida y la muerte, desde la emotividad y la sinceridad que le caracterizan.
Sin duda, el acústico de ayer en Sevilla fue un exquisito aperitivo de lo que nos tiene reservado el lojeño. Desde el tema con el que inició la cita, ‘Vivo’ hasta el que la cerró, ‘Lo difícil’, pasando por ‘La guía’ (El Puchero), ‘Una canción’, ‘Todo’, ‘Castillo de naipes’, ‘No hay más’, ‘Ochenta años’ (El Puchero), ‘Sábado’ (El Puchero), ‘Mamá’, ‘Quisiera’, ‘Quiero’, ‘La fianza de tu error’, ‘La quiero a morir’ (inmortalizada por Francis Cabrel), ‘Tú eres eso’ (adelanto de 40 años 40 canciones), ‘Debo’ o ‘Un día perfecto’.
Fotografía de portada de Patricia del Zapatero.