'Tony Gratacós: “Hernán Cortés fue una persona, como cualquiera, que tuvo sus carencias y sus virtudes”'

Tony Gratacós: “Hernán Cortés fue una persona, como cualquiera, que tuvo sus carencias y sus virtudes”

'Todos sabrán mi nombre', su nueva novela

Tras el éxito de Nadie lo sabe, Tony Gratacós nos sorprende con Todos sabrán mi nombre, en la que seguiremos al conquistador Hernán Cortés.
Diego de Soto es el hilo conductor de Nadie lo sabe (Destino, 2022) y Todos sabrán mi nombre (Destino, 2024). Ambas novelas han sido publicadas por Tony Gratacós. Si en la primera, el joven, discípulo del cronista oficial de Indias Pedro Mártir de Anglería, se embarca para acompañar a Magallanes y a Elcano en la vuelta al mundo; en la segunda se convierte en la sombra del conquistador  Hernán Cortés. Siempre con la verdad como objetivo principal y con el deseo de perpetuar su obra y los hechos históricos que sucedieron en un épico siglo XVI.
Todos sabrán mi nombre no es una continuación de Nadie lo sabe, pero con Diego de Soto como hilo conductor se genera un tránsito muy positivo de una novela a otra. Mi duda es si es una consecuencia de la buena aceptación que tuvo la primera o ya estaba premeditada.

Fruto de la primera experiencia, de escribir Nadie lo sabe, y cuando ya estaba acabada, a punto de publicarse, pensé que tenía que preparar una segunda novela. Y enseguida me planteé que el protagonista tenía que ser Diego de Soto. Como en el tiempo coincidía con Hernán Cortés, pensé que podría adentrarme en territorio de éste. Comencé a documentarme con la idea de hacer una novela que fuese sobre él y no una continuación de Nadie lo sabe. Eso sí, utilizando a Diego de Soto como Agatha Christie con Hércules Poirot, o como Indiana Jones, que cada aventura es diferente pero tiene al mismo personaje, con otros que flotan de la primera a la segunda novela. 

Según los has creado, ambos libros, Nadie lo sabe y Todos sabrán mi nombre, se pueden leer de manera separada sin que el lector se pierda, ¿verdad?

Así es. Las novelas se pueden leer independientemente de haber leído una u otra. Esto era algo muy importante. Que sean novelas aisladas. Una va sobre Hernán Cortés y otra sobre Magallanes.

Cita textual:

Hubo una admiración mutua entre Moctezuma y Hernán Cortés

Tony Gratacós
A Diego de Soto lo presentaste en Nadie lo sabe como discípulo del cronista oficial de Indias Pedro Mártir de Anglería, y en Todos sabrán mi nombre regresa para convertirse en la sombra de Hernán Cortés; no es un personaje real, pero es un vehículo perfecto para vertebrar la novela. ¿Cómo se puede sentir alguien como él al encontrarse con todo un mito como el conquistador extremeño?

Claro, piensa que cuando Diego de Soto estaba en Valladolid había leído las crónicas de Pedro Mártir de Anglería que hablan de Hernán Cortés. Y para él es el conquistador de los conquistadores. Hubo muchos que se adelantaron a conquistar, pero Cortés fue el primero que se encontró con un territorio rico. Y, sobre todo, va a estar cara a cara con una civilización, la azteca, muy potente. Y, por tanto, se convierte en lo que digo, en el conquistador de los conquistadores. Y que Diego de Soto tenga la posibilidad de encontrarlo en carne y hueso…

Todos sabrán mi nombre es una novela histórica…, con lo que ello conlleva, con mucha épica. Me recuerda al cine clásico en blanco y negro con el que crecimos quienes nacimos en el pasado siglo, ¿cómo lo ves?

Sí. Yo también. Mis hijos quizás sean de los únicos que de pequeñitos seguían viendo películas en blanco y negro (risas). Yo se las inculqué. Siempre me ha gustado mucho el cine y, sobre todo, el clásico. En la novela se nota eso, sí.

Independientemente del cariz histórico y de la épica que ofrece la novela, hay un componente psicológico digno de ser destacado en las personalidades de Hernán Cortés y de Diego de Soto. Me refiero al deseo de ambos por perpetuarse en la historia, porque las generaciones venideras sepan quiénes fueron y qué hicieron. El título es muy ilustrativo en este sentido, Todos sabrán mi nombre. ¿Estás de acuerdo?

Sí. Lo dice Hernán Cortés en un momento. Tiene una obsesión porque lo que han conseguido, lo que han hecho, lo que han logrado… sus nombres, permanezcan en la historia. Pero sobre todo que esa historia la cuenten ellos mismos. “Si no la contamos nosotros, vendrán otros el día de mañana que contarán lo que quieran y no lo que realmente pasó”. Comenzó a estudiar en Salamanca, pero no le gustaba y cambió la pluma por la espada. La gloria que buscan tanto Cortés como Diego de Soto es para que la gente sepa lo que hizo un puñado de hombres.

Tony Gratacós: “Hernán Cortés fue una persona, como cualquiera, que tuvo sus carencias y sus virtudes”
La singular personalidad de Hernán Cortés, alguien que cautivó pero, a la vez, generó tanta controversia, pasa por el tamiz del cronista Diego de Soto. ¿Qué opinión sobre él te ha aportado tu trabajo de documentación y de escritura? ¿Ha variado mucho la imagen que tenías de Cortés?

Sí. A priori todos tenemos una idea de los demás sin conocerlos bien. Por ser amante del cine clásico, muchas veces tenemos una imagen distorsionada de Hernán Cortés. Si tenemos una conversación de la leyenda negra, seguro que si le ponemos nombre y apellidos sale Hernán Cortés. Cuando empecé a leer sobre él me dio un poco de miedo porque pensaba que habría gente a la que le gustaría y otra a la que le parecería mal. Prevalece mucho la percepción que tenemos de ese personaje. Me costó meterme en su piel. Pero hay cosas que me llamaron la atención. Una es el hecho de que el hospital del Niño Jesús fuese el primero fundado, y fue por Hernán Cortés. Y que él pidiera expresamente que se atendiera por igual al español que al natural. Y la otra es que una vez conquistada Tenochtitlán e incorporada como provincia de Nueva España al Reino de Castilla, los que le adoran son los naturales, quienes lo consideran su salvador. Y los que le tienen más rencor son los propios castellanos.

Cita textual:

Cortés fue el primero en encontrar un territorio rico y estar cara a cara con una civilización, la azteca, muy potente

Tony Gratacós
¿Cómo fue la relación entre Hernán Cortés y otro personaje histórico como Moctezuma?

Me sorprendió mucho. Hubo cierta admiración entre ambos. Moctezuma le recibe y los hospeda a todos en un palacio. Inmediatamente, Hernán Cortés le hace preso para que viva con ellos, en un impasse de ocho meses, y, sorprendemente, Moctezuma le pide a Cortés que si ocurre algo, él se encargue de proteger a su familia. ¿Cómo puede un enemigo decirle a su rival que se lleve a sus hijos si pasa algo? Fue cuando empecé a configurar una de las debilidades que tenemos al ver toda la conquista de Hernán Cortés: pensar que unos eran buenos y otros malos. Quería derribar ese mito. No podía ser así. Los indios no podían ser tan sumisos. El corazón humano, independientemente de su piel o de su creencia, funciona con otros parámetros. El rencor, la envidia… estaban dentro de los castellanos y dentro de los indios.

Diego de Soto, en esa búsqueda de la verdad para escribir, se llega a convertir en una especie de detective del siglo XVI,  adelantado a su tiempo. ¿Qué visión tienes de él?

(Risas). Sí, posiblemente. Más que un detective, Diego de Soto es como un periodista que busca investigar sobre un caso. Este es el juego que funcionó en Nadie lo sabe. Y funciona también en Todos sabrán mi nombre. Es el típico tío que ha salido de la facultad de Periodismo que quiere trabajar y descubrir la verdad allá donde se esconda.

¿Dios o demonio? ¿Qué fue el conquistador Hernán Cortés? 

(Risas). Esa pregunta no la puedo contestar porque desvelaría mucho de la novela. Pero te puedo decir que una de las cosas por las que quise entrar en el corazón de Hernán Cortés es desmitificar una de nuestras leyendas. Muchas veces tendemos a poner etiquetas y a determinar quién es bueno y quién es malo. Nos ayudan a simplificar, pero no son ciertas. También hacen que separemos, o vas con este bando o con el otro. Y quería hacer ver que en nuestro corazón late la capacidad para hacer el bien y para hacer el mal. Y de una manera tan entremezclada que es muy difícil definir a una persona según el día. No podemos etiquetar a alguien de por vida. Es injusto. Es importante valorar a la gente en un contexto mucho más amplio. Entonces, para responder esa pregunta invito a los lectores a que lean la novela y saquen sus conclusiones. No creo que fuera ni Dios ni Diablo. Fue una persona, como cualquiera, que tuvo sus carencias y sus virtudes.

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