En Todo arde (Ediciones B), Juan Gómez-Jurado nos presentó a tres mujeres poderosas que nos pusieron el alma en vilo, Aura, Sere y Mari Paz, la legionaria. Tres mujeres diferentes a las que las circunstancias de la vida hacen coincidir en el camino. Partiendo de la base de que lo único que les quedaba era reconstruir sus destruidos mundos y, por tanto, poco tenían ya que perder (eso sí, Aura llevaba en su mochila dos hijas menores, Cris y Alex), se convierten en tres fieras indomables que no conocen sus propios límites.

Si quedaba alguna duda del poder embaucador de Juan Gómez-Jurado tras sus éxitos editoriales, sobre Todo arde podemos decir que es un suma y sigue, una continuación del universo que ha construido alrededor de sus novelas. Y en esa andadura que conjuntamente vamos realizando los lectores con el autor madrileño, el pasado año salió publicado Todo vuelve  (Ediciones B). En lo que supone el regreso de Aura, Mari Paz y Sere, y lejos del deseo de las tres de alejarse del ruido y recobrar sus propias vidas, los problemas se vuelven a acumular. Un thriller que cuenta con los ingredientes de la factoría Gómez-Jurado y que impiden que el lector recupere el aliento que pierde prácticamente desde el comienzo de la trama. Esos mismos problemas fortalecen los lazos que las atan pero, a la vez, las acercan más a enemigos tremendamente peligrosos y crueles.

Las tres amigas vivirán momentos de tremenda presión y caminarán sobre un fino hilo sobre el que mantener el equilibrio no es algo al alcance de cualquiera.

Con su peculiar estilo narrativo, Juan Gómez-Jurado logra la complicidad del lector, con una narración amena, intensa, feroz, dinámica, como decimos anteriormente, embaucadora. Pero sin obviar esa peculiaridad que posee del uso de la ironía, muy destacable en los momentos críticos que nos presenta la trama.