El escritor y periodista Máximo Huerta regresó a las novedades literarias el pasado 19 de mayo con su octava novela. Con el amor bastaba (Editorial Planeta) es un canto a la niñez, a ese periodo de nuestras vidas en el que todo lo que ocurre a nuestro alrededor lo vivimos con una gran intensidad, y que influirá no solo en nuestro futuro, sino también en nuestra forma de vivir y de pensar. Pero sobre todo es una oda al amor en todos sus significados. El pequeño Elio Ícaro será nuestro guía en esta fantástica historia de emociones y sentimientos, que es la suya.
Elio Ícaro es un niño al que la naturaleza le ha dado el poder o la habilidad de volar. Algo que él entenderá como una maldición durante su infancia, ya que él solo quiere “ser normal”, como el resto de los niños. Una lucha interna con la que tendrá que lidiar a la misma vez que la complicada situación que se vive en su casa. El hogar y la familia que conocía cambiará drásticamente de un día para otro, lo que le hará ver todo de una manera diferente desde ese momento. Se ve obligado, de manera inconsciente, a crecer y a soportar sobre sus espaldas unos acontecimientos y a descubrir unas emociones más propias de los adultos.
Máximo Huerta nos vuelve a regalar una historia llena de emotividad y de sensibilidad, que se nos cuela muy dentro para hacernos sentir lo mismo que su joven protagonista. Incluso provoca en nosotros algunas cuestiones como las que afectan la propio Elio, ¿disfrutamos lo suficiente de las pequeñas cosas cotidianas? ¿somos realmente lo que aspiramos a ser? ¿somos felices?
Con el amor bastaba es una fábula sobre la búsqueda de la felicidad, y por consiguiente sobre la libertad. Nos habla de sentirnos nosotros mismos, sin que la sociedad nos moldee a su conveniencia, y de buscar en nuestro interior quién queremos ser. Máximo Huerta, a través de la lucha de Elio Ícaro por no querer ser “raro” debido de su poder, nos habla de la identidad personal. Llegando a entender su protagonista que ser diferente siempre suma.
Pero si hay un tema que sobresale en la novela es el amor, como ya indica en su título. Un sentimiento que nos libera, que nos ayuda a entender a los demás y que nos facilita en algunas situaciones poder hacer cosas sobrehumanas por las personas a las que queremos. En el caso de Con el amor bastaba, el amor que inunda sus páginas es el de una madre hacia un hijo, y el de un hijo hacia una madre. Una emoción que se convierte en las auténticas alas para Elio, para ser quien realmente quiere ser. Y que le ayudará a ver la vida tal cual es, con sus luces y sus sombras. Ya que la nostalgia y la melancolía siempre estarán al acecho en la vida de Ícaro, algo con lo que tiene que convivir y crecer.
Máximo Huerta nos volverá a llevar por su querida Francia, aunque en esta ocasión será a los pueblos de la Provenza, no a su París, tan presente en sus obras. Creando escenas que casi se pueden tocar y oler, como es el caso de los campos de lavanda, de la comida que sus personajes preparan, las propias calles que nos describe, o los perfumes. Imágenes nítidas, que casi se pueden tocar, que nos ayudan a adentrarnos en sus páginas. Personalmente me hace pensar en las acuarelas que el propio autor comparte en sus redes sociales, llenas de belleza y que parece que casi se pueden tocar.
“Nadie conoce el secreto de la alegría. Sucede. Esa mezcla de despreocupación, de suerte y ausencia de dolor. Un accidente”, sentencia el artista valenciano, a modo de resumen, en una de las páginas de esta novela.