Previas carreras en solitario de éxito y una carrera conjunta brillante. Rubén Pozo y Lichis han publicado Mesa para dos, un álbum que reúne 12 temas en los que aúnan dos grandes personalidades. Con un proceso creativo compartido, encontramos toda la brillantez que define a ambos. Los temas que ya publicaran en el EP que recibe el nombre del mismo eran una declaración de intenciones, pero su versión LP es todo aquello que nos confirmaba su predecesor.
¿Cómo nace esta relación entre Rubén Pozo y Lichis?
Lichis: La idea se me ocurrió en una actuación que hice en solitario por Huesca. Le mandé un mensaje a Rubén porque soy así de tímido y me cuestan mucho las primeras fases. Él acababa de sacar su último disco, Habrá que vivir (2017), y yo Mariposas y Torneos de Verano (2018) así que esperamos a terminar nuestras respectivas presentaciones y giras. Nos juntamos con la idea de tocar mucho, de viajar todo lo posible, de no parar de tocar, y fruto de esa actividad pudiéramos sacar canciones para grabarlas posteriormente y dejar a la posteridad un disquete para nuestros nietos, que sepan qué hacían sus abuelos.
Mesa para Dos se publicó como un EP en 2019 y ahora le habéis sumado seis canciones más para publicarlo como un LP. ¿Cómo ha sido este proceso de creación conjunto?
Rubén Pozo: Hemos creado y grabado en la carretera, en los huecos que teníamos entre semana. Lo primero que hicimos fue ponernos a tocar juntos, hacer garitos, conciertos y festivales que nos iban llamando. Mezclamos nuestros repertorios y entre medio empezamos a componer y a grabar lo que íbamos haciendo juntos. Nos hemos sumergido en el proyecto de lleno, tanto tocando en vivo como en el estudio.
Es un proceso compositivo que habéis llevado a cabo entre los dos. ¿Ha sido difícil a la hora de “desnudaros” frente al otro para componer? Aunque haya temas compuestos por uno y otro, habéis unido muy bien vuestras personalidades.
Lichis: Hemos probado todas las combinaciones posibles de composición entre dos, habidas y por haber. En algunos casos empezaba uno una canción y luego la completaba junto con el otro; otras han sido hechas por cada uno, a título personal, pero pensando siempre en el conjunto; pero sí es verdad que el primer impulso nace de uno, y luego el otro aporta su visión y su frescura. A mí es algo que me viene muy bien, porque por desgracia las canciones tienen que durar 3-4 minutos, y normalmente soy bueno hasta el minuto y medio. Entonces esta ayuda de que venga Rubén a rescatarme me viene muy bien, me alivia mucho el peso.
También ha sido muy importante la labor conjunta en la producción, porque nos ha ayudado a sentirnos apoyados el uno en el otro a la hora de grabar, de buscar los arreglos, la manera de enfocar las canciones. Hemos tenido la fortuna de poder disponer de un estudio de grabación propio, que es el mío, aquí en casa, lo que nos ha dado todo el tiempo del mundo para probar si algo quedaba o no bien, y si no nos satisfacía del todo, pues poder borrar y volver a empezar de cero.
Para la segunda parte del disco hemos contado con nuestra banda del directo, que también aportó sus ideas y su creatividad y que ha llevado esto un poquito más lejos todavía si cabe.
¿Qué creeis que os habéis aportado mutuamente a la hora de componer esos temas que empezábais de forma individual?
Rubén Pozo: Hemos tratado de ver el uno al otro para mezclarnos. He tratado de acercarme lo más posible al universo creativo de Lichis y él a mi pueblecito. En el centro de esos dos sitios es donde hemos coincidido y hemos tratado de que, a pesar de que son canciones que tienen dos narradores, que a ningún oyente le explote el cerebro. Es raro cuando de repente hay dos personas contando una cosa, y creo que es en lo que más cuidado hemos tenido. Ha sido un buen trabajo en ese sentido, y cuando uno terminaba su diálogo o monólogo empezaba el otro. Creo que ha sido uno de los grandes aciertos del disco.
Uno de los propósitos que tiene el disco es ser “el mejor disco posible por encima de cualquier otra condición”. ¿Creeis que lo habéis conseguido?
Lichis: El poner nota ya no nos corresponde a nosotros, es la historia. Pero sí es verdad que yo me siento muy satisfecho. Por fin me ha llegado el disco a casa y lo pude escuchar, porque siempre lo escuchaba por las grabaciones que tenía. Ya por fin pude cumplir con todo el ritual de cogerlo, sacarlo de su funda, meterlo en el reproductor de CDs, porque soy así de antiguo…, y disfrutarlo. La verdad es que estoy muy contento. Creo que suena muy fresco y, como comentaba Rubén, el tema de que algunas ideas hayan tenido dos narradores para una misma historia le ha aportado mucha frescura. Vuelvo a lo que te comentaba antes, a veces uno empieza a desarrollar una historia y, en ocasiones, el final del tema se desarrolla contranatura. Entonces, que haya venido el otro a aportar su visión con una primera inercia hace que todo suene mucho más fresco.
También nos hemos aprovechado un poco de la “moda” que hay de hacer colaboraciones, que todos están “tú cantas una estrofa y yo canto otra” y son solo para un tema. Aquí lo hemos llevado un poco más lejos, ya que está presente prácticamente durante todo el disco, y es un disco entero, no un solo tema en el que ocurre. Así que eso también ha ayudado a que no suene tan extraña esta combinación.
Me ha gustado que comentes el ritual que hay detrás de la compra de un disco. Hemos podido leer vuestras declaraciones en las que decís que es “un disco hecho para los amantes del rock nacional que todavía escuchan discos completos”. ¿Habéis tenido alguna mala experiencia o es más porque creeis que la música está más castigada con las plataformas y las nuevas formas de escuchar música?
Rubén Pozo: Son tiempos de singles, como en los 60, que luego terminaban reunidos en un formato que terminó llamándose LP. Nosotros somos un poco old school y nos gusta escuchar enteros los discos de las bandas que nos agradan. Además nos encanta leer la letra pequeña del arte de los discos. Pero vamos, que Mesa para dos no viene con manual de instrucciones. Cada uno que lo haga a su manera. Si por nosotros fuera, que se escuche de principio a fin, pero no es una obligación. No vamos a ir a pegar a nadie a su casa….
En el disco hay una canción, que es tuya Rubén, ‘Trompas de Eustaquio’, que muchos han considerado que es tu mejor canción hasta el momento.
Rubén Pozo: Me siento muy halagado. Cuando me dicen eso siempre pienso “joder, ya te decepcionaré”. Es una canción que empieza como una gracieta. “Estar trompa” es estar borracho, pero las trompas de Eustaquio es una parte del oído. No habla de estar borracho, sino de hablar en cierta manera de ir borracho de música o de una canción. Habla de compartir una canción cuando te une a alguien, “esta es nuestra canción”. No te digo solo en una relación sentimental, también entre amigos. Habla un poco de eso, de lo que es estar trompa de Eustaquio, que a veces una canción hace de pegamento sentimental y social entre personas. Cuando estás viviendo el subidón de una canción que te tiene abducido junto a otra persona, y vas por la calle a una cuarta por encima del suelo. De alguna manera levitando gracias a esa canción. ¡Borracho de música y amor es ‘Trompas de Eustaquio’!
“Aura de perdedores que sobreviven con elegancia”. Es una ironía teniendo en cuenta el momento de éxito profesional que estáis viviendo.
Lichis: La barrera que distingue a los ganadores y perdedores en esta sociedad se ha borrado mucho. ¿Qué significa el éxito? Es complicado de interpretar. Yo sé que Carlos, que escribió nuestra nota de prensa, lo hizo con toda su buena intención. Pero no sé qué es el éxito. Todo esto que te dicen desde el coaching, aquello de que si trabajas y luchas y tienes la actitud adecuada, puedes conseguir todo lo que quieras en esta sociedad, es una mentira. No hemos creado una sociedad donde haya espacio para la igualdad de condiciones. Y eso creo que ya afortunadamente es algo de lo que nos vamos dando cuenta todos. Sí creo que en todo el disco hay una reflexión sobre el valor relativo del éxito, sobre qué consideramos éxito. A veces más no es forzosamente mejor. Conozco un montón de canciones espantosas que han vendido millones de discos y que todo el mundo recuerda y corea. En ocasiones he vivido situaciones de éxito con cosas que pensaba que no merecían tanto la pena, y situaciones de “fracaso” con cosas que creo que tenían mi sangre y mis entrañas en ellas.
Es todo bastante relativo pero sí es verdad que en el disco hay una atmósfera “springsteeniana”, por decirlo de alguna manera, de hablar de estos pequeños éxitos de la clase obrera, de la gente de a pie. Se nos olvida muchas veces que hay gente muy valiente, que por ejemplo con esta pandemia nos las ha puesto en las narices, como es el tipo que trabaja en un supermercado, o el enfermero, o el chico que te trae los paquetes a casa…. todas estas profesiones que posiblemente nadie relacionaba con el éxito pero que nos han mantenido a flote durante esta crisis. Nos hace replantearnos nuestra escala de valores.
De hecho, tanto las canciones del EP como las que han sido añadidas para el disco, tienen letras muy de nuestro dìa a día, como la working class en ‘Nudo Sur’.
Rubén Pozo: Uno escribe de lo que vive o de lo que ve a su alrededor. Uno trata de sacarle una foto sonora a su realidad o a la que vive alguien cercano. Tanto Lichis como yo hemos trabajado en esos parámetros de “si estás sintiendo una cosa, es más fácil hablar de ello”.
Lichis viene La Cabra Mecánica y Rubén de Buenas Noches, Rose y de Pereza. Tres bandas sin las que no se entiende parte de nuestro panorama nacional. ¿Alguna vez sentisteis cierto miedo si las cosas podían salir mal cuando empezasteis vuestra andadura en solitario?
Lichis: En mi caso, no hablo de Rubén porque creo que él ha seguido un poco el hilo de aquello que llevaba haciendo desde el principio de su carrera y de aquello por lo que era conocido, no tanto. Algún fan muy acérrimo de La Cabra Mecánica seguramente haya escuchado algunos de mis discos en solitario y no ha visto un cambio tan grande. Pero sí que se estereotipó la imagen de la banda, y porque solamente alcanzaron más éxito dos temas que eran más rumberos y se nos encajó ahí de una forma injusta. De hecho, me ha pasado de estar en conciertos en solitario y cantar canciones de La Cabra Mecánica y quejarse la gente porque cree que no he tocado ninguna. Y sí que las toco, pero quizás no eras tan fan.
Sí, cuando tomas un camino “diferente”, insisto, a aquello por lo que fuiste conocido, siempre vas a causar rechazo en el público. Y eso cuesta mucho. También, en el mundo del espectáculo la gente necesita perdedores y ganadores, y se necesita encumbrar a la gente y luego que te den duro. Ahora creo que estamos en la fase en la que después de hacerte el pasillo de collejas, hemos vuelto a caer en gracia y poco a poco volvemos a recuperar cierta empatía o conexión con el público. No creo que hubiéramos perdido, pero sí que habíamos entrado en un núcleo quizás más pequeño pero fuerte y fiel que nos ha mantenido vivos durante estos años, y eso cuando lo piensas es tener mucha suerte.
Este disco llega en un momento horrible, tanto social como político, cultural, económico… pero llega para salvarnos, para guiarnos a salir de este túnel y para alegrarnos la existencia. ¿Cómo esperáis que lo reciban vuestros oyentes?
Rubén Pozo: Creo que lo has dicho tú misma. Es un disco para alegrar la existencia a aquel que lo escuche. Que le dé ideas, motivos para seguir, o simplemente “marchita”. Para nosotros con eso estamos pagados. Que a alguien, de alguna manera, le haga mantener la ilusión, la esperanza, o simplemente le rellene las horas o una cabeza en blanco o enmarañada de negros y grises. Estamos aquí para mover líquidos por dentro en los oyentes y con solo pasar un buen rato, no es poco, y más en un momento en los que hacen falta cosas así, que nos distraigan de la nube negra que podamos tener en la cabeza. Han sido momentos duros, estamos ya empezando a entrar en fases pero han sido dos meses y medio duros. Se ha demostrado que la cultura y el arte, aunque no se coma o no se pueda construir una casa con ello, es tan imprescindible como estas dos cosas que he dicho. Como ya lo dijo Dios y está escrito en la Biblia, “no solo de pan vive el hombre”, y el espíritu no hay que descuidarlo.