Manel Loureiro: “En la sociedad actual estamos atenazados por la obligación de tomar decisiones constantemente”
El autor nos habla sobre 'Cuando la tormenta pase'
Manel Loureiro es el ganador de la XXIX edición del Premio de Novela Fernando Lara. El Alcázar de Sevilla acogió el 16 de mayo la ceremonia de entrega del galardón al escritor pontevedrés por su obra titulada Cuando la tormenta pase (Editorial Planeta). Algo más de dos meses después, y tras una agenda frenética, sigue diciendo que «es un día que no voy a olvidar jamás». El premio se celebra en el marco del acuerdo de colaboración entre Grupo Planeta y la Fundación AXA para el desarrollo y fomento de la cultura en Andalucía. Gatrópolis ha podido conversar con el autor.
Ganar el Premio de Novela Fernando Lara no está al alcance de todo el mundo. Se trata de un certamen literario al que se presentan muchas obras. El nombre de Manel Loureiro ya figura entre los privilegiados. ¿Cómo se asume algo así?
Durante estos días han pasado muchísimas cosas. No solo es la novela, ni el premio… Me han confirmado que está en el número uno absoluto de ventas en toda España. Es el libro más leído y más vendido ahora mismo. Y encima nos vamos ya para la segunda edición. Es una barbaridad. Estoy con la sensación de que esto le está pasando a otro (risas).
Es reconfortante ver que después de tu trayectoria haya cosas que te siguen emocionando como el primer día. ¿Cuánto te abruma esta experiencia?
Mucho. Porque nunca puedes perder la sensación de que eres un eterno debutante. El día que desconectes, que esto te dé igual, que no te emocione, no te remueva algo por dentro, algo irá mal. Y a partir de ahí ya no podrás hacer cosas. Esto te tiene que redoblar esa sensación de tener humildad, y ver que todavía hay mucho trabajo por ahí. Tiene que haber una cierta dosis de talento para contar una historia pero hay también muchos factores de suerte que han ayudado por el camino. Y no lo puedes olvidar nunca. El día que lo olvides corres el riesgo de convertirte en un soberbio, y yo no lo seré. Estoy muy contento con todo lo que está pasando. Pero no quiero olvidar todo el camino y lo difícil que ha sido.
Desde los comienzos con Apocalipsis Z hasta ahora, ¿qué ha cambiado en Manel Loureiro?
Soy 18 años más viejo (risas). Hay mil cosas que han cambiado. Mi manera de ver el mundo, de cómo entender las cosas. Incluso las que me apetecen. Pero sí soy exactamente igual que aquel chaval que el día que cumplía 30 años, el día que cambiaba de prefijo, decidió que se iba a hacer un regalo e iba a empezar a escribir una historia. Porque lo que no han cambiado son las ganas de aprender y contar historias. La sensación de disfrutar con eso. Y, sobre todo, las ganas de descubrir qué es lo que hay detrás. Esa sensación de que esto es una inmensa aventura. Y que la estoy disfrutando desde el principio. Desde el primer día. No es disfrutar el momento. Es todo. Claro que lo disfruto. Y, además, intensamente.

Estoy muy contento con lo que está pasando, pero no quiero olvidar todo el camino y lo difícil que ha sido
Manel Loureiro
Claro… y ese disfrute se lo transmites al lector…
Así es. Tiene que haber una relación.
Oyéndote hablar me recuerdas a Roberto Lobeira, el protagonista de Cuando la tormenta pase. Ese escritor que llega a la isla de Ons para escribir su siguiente novela, y que a pesar tantos contratiempos como ha de afrontar, siempre se le ve que disfruta intentando superarlos.
Sí, claro. En el fondo, Roberto es una proyección mía. Los dos somos escritores, tenemos un pasado, una profesión… Somos obsesivos escribiendo. Él tiene mucho de mí. Su actitud vital también tiene un poco de como soy yo. Lo que pasa es que él es un metomentodo y acaba metiéndose en muchos problemas. Yo, en el lugar de él me encerraría en casa a las primeras de cambio y dejaría que pasase la tormenta (risas).
La novela tiene muchos vaivenes. Aparecen personajes de los que ya te has olvidado y, de pronto, te los vuelves a encontrar en otra trama… Es un ida y vuelta constante que no te da sosiego y te incita a seguir leyendo para ver qué hay detrás de cada página.
Claro. La clave de una historia de este tipo es mantener una tensión constante. Y eso no es fácil. Los lectores hoy en día sois muy listos. Todos habéis leído muchos libros, habéis visto muchas series de televisión, muchas películas… Sorprender con los giros es complicado. Esto exige que si ya conoces los trucos viejos tienes que recurrir a los nuevos. Y si usas los viejos tienes que ser un trilero. He de entretenerte con esta mano para hacer el truco con la otra, como los trileros cuando están moviendo la bolita. Y esto exige que pasen cosas permanentemente. Y es una historia que transcurre en un sitio muy pequeño, con muy pocos personajes. Y si no quieres que dé la sensación de que están entrando por los lados de un escenario tiene que haber un ritmo asfixiante y varias capas que se vayan sobreponiendo. Es una historia que tiene muchísima fontanería narrativa por debajo. Posiblemente haya ganado el premio por algo de ese estilo. Está escrita en ondas. Cada 3000 palabras pasa algo; hay un giro, una revelación, un cambio. Todo eso está medido. Porque es lo que tiene que ir empujando a los lectores. Claro, para que eso suceda con esa regularidad y encaje bien lo tienes que planificar muy bien. La tormenta meteorológica tiene que coincidir con la tormenta de acontecimientos. De forma que coincida el clímax de ambas en el mismo momento. Las sorpresas tienen que llegar en las ocasiones adecuadas. Cada revelación, cada aportación de nueva información, tiene que llegar de manera precisa. Todas las promesas que le hagas al lector cada vez que plantees un misterio, un enigma, tiene que poseer una respuesta. Y ha de ser una respuesta lógica. Si no haces eso, estás haciendo trampas. Engañas al lector.
En la novela se ve lo difícil que es mantenerse neutral ante un suceso, aunque no quieras meterte en el conflicto.
Cuando la tormenta pase, aparte de la peripecia que sucede, es una historia de tomar decisiones; decisiones correctas, incorrectas, el precio de esas decisiones y cómo, a veces, tomándolas, los acontecimientos te superan y te abruman. Siempre proyecto en los libros mis miedos, mis neuras. En este libro es el peso de las decisiones. Blanco o negro. De izquierdas o de derechas. Siempre, siempre, la vida es tomar decisiones. Y llega un momento en la sociedad actual en que estamos atenazados por la obligación de tomar decisiones constantemente. Siempre que formulas algo estás decidiendo algo. Y eso es agotador. Eso lo proyecto en la novela; es lo que pasa. Y es inevitable que en algún momento en esa lucha entre Freires y Docampos sientas que a veces estás en un lado y a veces en otro. Unas veces simpatizas con Roberto y a veces desearías matarlo por gilip… Por tomar una decisión que tú no tomarías.

'Cuando la tormenta pase' es una historia que tiene muchísima fontanería narrativa por debajo
Manel Loureiro
Roberto da mucho juego por su talante y su manera de afrontar las cosas, ¿verdad?
Me gustan los personajes con matices. Incluso los malos o los supuestos malos. Todos tienen en el fondo sus motivaciones. un malo nunca se autopercibe así mismo como un malvado. Cree que está haciendo lo correcto porque tiene sus motivos. Y Roberto ofrece muchas posibilidades por su carácter y manera de ver las cosas, de ahí que pase de un problema a otro y se encuentre entre la familia Freire y la Docampo. Él es una persona con profundos principios morales. Para él no es ético algo que le proponen en un momento dado. Su postura es comprensible, pero a la vez también lo es la de los demás. Eso que dicen “pueblo pequeño, infierno grande”. Y ese infierno grande, que existe en muchos sitios de España, para la gente que vive en él es algo agotador. Y hay momentos en que los conflictos, las decisiones, son cosas que me apasionan.
Cuando la tormenta pase es muy audiovisual…
(Risas)…
¿Es muy pronto aún para preguntarte si le pondremos cara a Roberto Lobeira en alguna serie de televisión o en alguna película?
Espero que se pueda ver. Tu pregunta llega pronto, es verdad. El libro lleva solo un mes en la calle. Dicho esto, ya han preguntado por él. Ya han preguntado. Y han preguntado con una cierta premura. Pero es relativamente temprano. Vamos a dejar que corra un poquito más antes de tomar decisiones. Ojalá te pudiese dar un sí rotundo, como un “Esto está cerrado”… Pero no es así. Creo que puede encajar rápido. Pero también porque ahora mismo están pasando tantas cosas que me colocan en una situación privilegiada. Estreno película ahora en octubre, el 31. De mi primer libro. Estreno simultáneamente en 192 paìses. ¡Es un disparate! ¡Es un estreno a nivel mundial! Estoy con el desarrollo de otra película, de una serie… Al cabo de un año, que se publican miles de libros, apenas una docena y media, dos docenas, acaban teniendo una adaptación a lo audiovisual. Es muy complicado pasar esa frontera. Porque tienes que invertir un montón de dinero. Y ya no depende de ti. Y cada vez que sucede es un pequeño milagro. Cuando empieza a suceder, con una determinada frecuencia, es un milagro recurrente. Y ya es algo que, en este caso, empieza a tener visos de que puede ser. Pero no quiero afirmar nada porque es una arrogancia espantosa, y no quiero ser, ni de lejos, una persona arrogante. Me da mucha rabia. Pero sí estoy muy orgulloso. Y creo que la novela tiene los mimbres para acabar siendo una buena obra audiovisual. Espero que pronto pueda contar cosas nuevas.