La mala leche (Editorial Planeta) es una obra muy actual que viene a aportar más luz al papel destacado que la mujer va ocupando en la sociedad. Y aunque aún hay un largo camino por recorrer, este trabajo de Henar Álvarez, ilustrado por Ana Müshell, es una grata noticia en el ámbito editorial.

Eres guionista y cómica, pero es la primera novela gráfica que escribes. ¿Cómo te llega este trabajo?
En realidad yo siempre he escrito. Como bien dices, soy guionista e incluso mi comedia, cuando la hago para mí, también es escribir. Me dedico al periodismo cinematográfico, o sea que es algo que tenía que acabar sucediendo. Ya intenté sacar una novela hace tiempo, pero mi tono no terminaba de encajar. Me dijeron que las mujeres no hablaban así, entonces no lo pude acabar. Finalmente, el año pasado Planeta se puso en contacto conmigo para decirme que me querían ofrecer un proyecto. Ya les mandé mi idea de La Mala Leche, los primeros capítulos, y les gustó mucho, y hacia adelante.
Nani, su protagonista, es tu alter ego. Como toda obra de ficción, tiene su lado autobiográfico. ¿Sabremos algún día cuáles son?
Creo que en el misterio está la gracia también. En realidad todas las reflexiones y casi todas las situaciones que muestro, a lo mejor no sucedieron realmente así, pero sí de una manera muy parecida. Lo que es verdad, es que como cualquier autor que crea, hay cosas que no se dieron justo después de parir, sino que me han ido sucediendo a lo largo de mis 36 años de vida y que luego las he articulado para contar la historia que quería.
Las mujeres estamos encorsetadas, y siempre nos tenemos que regir por lo que se supone que debemos hacer por ser mujeres. En tu caso, este personaje se revela contra los convencionalismos. Creo que es un paso más de visibilización hacia todo aquello que dejamos de hacer o de ser en el momento en el que somos madres.
¡Claro! Yo, sobre todo, lo que quería mostrar era que nosotras podemos ser padres también. En el sentido de que no tenemos que perder ni escalones en nuestra vida profesional, ni tenemos por qué dejar de lado nuestra vida social. Parece que nos han metido a fuego que si no sentimos culpa, si no nos dedicamos en cuerpo y alma a cuidar de nuestro bebé, somos unas malísimas personas e inhumanas. Lo que quería mostrar era que no es así. Toda nuestra vida no se puede centrar en otro ser que no seamos nosotros. Para que nuestros hijos sean felices, nosotras también tenemos que serlo.
Además de la sexualidad y del feminismo, que hablaremos más adelante, esta novela gráfica habla de la infidelidad femenina, que poco se habla pero también está ahí. ¿Por qué siempre que una mujer expresa un deseo tiene que hacerlo con reparos?
Más que sobre la infidelidad, yo quería hablar del deseo. De hecho, si lo hubiera hecho sobre la infidelidad, le tendría que haber dado más protagonismo al novio de ella, para que se hubiera visto cuáles son las consecuencias de una infidelidad en pareja, cuando es ella lo que lo hace. Por eso Néstor, el novio de ella, está completamente circunscrito a la casa, porque además si no iba a pasar que el público iba a terminar empatizando con él, que es lógico.
Entonces lo que quería era que se viera cómo nosotras cambiamos nuestra forma de desear a medida que nos hacemos mayores y que tiene mucho que ver con a quién nos han dicho que tenemos que querer. Y como a medida que vas creciendo, todo eso te lo quitas. A la protagonista le evito sentirse mal por estar liándose con otro chico que no es su pareja, porque en el fondo ella lo que está haciendo es descubrir cosas de ella a través de la relación con el chico joven. Se está descubriendo a sí misma, es como apuntarte a un taller de teatro. Por eso no se siente mal, porque se está mirando en un espejo y necesita seguir buscando.
Hace poco declaraste en una entrevista que siempre que se habla de feminismo “nos preguntan a nosotras, y esto es una cosa de todos”. ¿De verdad es tan difícil entender que el feminismo busca la igualdad?
Pues parece que sí. Yo lo veo bastante claro, pero está clarísimo que viendo cómo se comporta la gente, es difícil de comprender. Sobre todo cuando hay grupos que no paran de repetir una y otra vez que el feminismo no es eso. Entonces sí que es difícil.
La mala leche es una obra que algunos podrían clasificar de “para mujeres”, cosa que es totalmente absurda porque no hay género a la hora de clasificar las obras. ¿Crees que romperá ese estigma y que le interesará a todo el mundo?
Estamos dando por hecho que a ellos no les interesan las cosas que podamos decir. Si fuese así, sería culpa de ellos, no nuestra. Yo, como autora, ¿tengo que poner a un chico de protagonista para que les interese? Eso es una cosa que la propia sociedad nos vamos cargando de alguna manera de tanto repetirlo. Porque nadie le pregunta a un chico que ha escrito una obra protagonizada por una mujer, si a ellas les va a gustar; damos por hecho que sí, porque es una obra de entretenimiento, y ya está. ¿Por qué no iba a interesarles a los hombres? Yo trabajo en la SER, en un programa de comedia, y tenemos un público bastante paritario.
Me parece muy interesante la reflexión que me haces, de que es algo social. Pero siempre da la sensación de que las obras que van firmadas por mujeres tienen que hacer más méritos para destacar.
Claro, es que se da por hecho que los que ellos hacen es para todo el mundo y que lo que nosotras hacemos es un subgénero que es solo para nosotras. No entiendo el por qué.
Sobre todo te lo decía porque trata temas como la maternidad, la sexualidad femenina, que a día de hoy hay personas que todavía lo ven como un tabú. Hace poco, Lyona publicó Sex!Oh, que es un libro dedicado íntegramente a la sexualidad femenina. Y me encantó que ella compartiera mensajes de chicos, porque daba lugar a la esperanza y a que ya se va avanzando.
La maternidad también es masculina. Quiero decir, ¿con quién tenemos hijos? En general, ¿por qué no le iba a interesar a un hombre cómo se siente su pareja después de haber sido madre? Sí es verdad que ha habido chicos que me han escrito, incluso hubo uno que me gustó mucho. Me dijo que después de leer mi libro, se había dado cuenta de que no había estado a la altura cuando nació su hijo con su mujer, y que le iba a pedir perdón. Me quedé bastante alucinada. Fue como “¡pues claro!”. ¿Cómo no te va a interesar cómo vive la otra mitad de la población? No me entra en la cabeza lo contrario.
Ana Müshell ha ilustrado tu libro. ¿Cómo ha sido trabajar con ella?
Ha sido muy fácil y muy bonito. Creo que tiene unas ilustraciones maravillosas, que le quedaban perfectas a mi historia, para que no pareciera una parodia de una chica histriónica que está medio loca, sino que hiciera un personaje más humano. Para eso necesitaba unos dibujos elegantes. Desde el principio pensé en ella. Se lo dije a mi editora, le propusimos el proyecto y ella rápidamente dijo que sí.
Hemos sabido recientemente que La mala leche se adaptará para una serie. ¿Esperabas este recibimiento de la novela?
La verdad es que no, pero me alegro infinito. Ha sido como el sueño de mi vida. Ahora mismo estamos trabajando muy fuerte para que el objetivo se cumpla y se llegue a buen puerto.