'Pedro Collantes: “El arte de volver parte del último encuentro de una nieta con su abuelo”'

El arte de volver fue seleccionada por la Biennale Collegue de Venecia, siendo Pedro Collantes, su director, el primer español en ser elegido por el festival italiano para la realización de su filme. Llega al Festival de Sevilla como una de las imprescindibles para ver. Aunque su estreno en pantalla no llegará hasta el 11 de diciembre, el festival sevillano ha sido el enclave ideal para su prèmiere.

Comienza el rodaje de El arte de volver, de Pedro Collantes

El arte de volver llega al Festival de Cine de Sevilla habiendo sido el primer director español en desarrollar un proyecto mediante la Biennale Collegue de Venecia. ¿Cómo se llega al estreno en España con este anticipo?

Llegamos con mucha ilusión y con muchas ganas de compartir la película, ahora con el público de Sevilla y dentro de poco con el del resto de España. Tenemos muchas ganas de ver qué tal se recibe la película.

Noemí es una joven actriz que vuelve a Madrid para realizar un casting que podría cambiar su vida. La historia transcurre en 24 horas y se desarrolla en un espacio temporal circular. ¿Por qué querías que fueran 24 horas?

Más que querer, fue pensando en el guion y cuando empecé a escribirlo. Llegó un momento en el que tomamos esa decisión de condensar todo el tiempo en un solo día porque nos parecía que nos venía muy bien. Como es una película, como has mencionado, realizada para la Biennale Collegue de Venecia, que es un programa para hacer películas muy pequeñitas, de micro presupuesto, había que realizarla desde ahí. El hecho de condensar tanto el tiempo, ayudaba  para cosas muy prácticas del diseño de producción, por el hecho de que no hay cambios de vestuario, pero sobre todo a nivel de historia. Me parecía interesante el hecho de conocer el primer día en el que ella está de vuelta en Madrid. Es el día en el que, casi como una pelota de ping pong, va rebotando de un encuentro a otro. Cada encuentro la lanza de uno a otro, literalmente, uno detrás de otro, y de cada encuentro sale, por así decirlo, con un giro existencial.

Es un poco alegórica la conversación que tiene Noemí con su amigo Carlos, sobre el cambio de 360º que tenía que dar su vida. Es un anticipo del que puede llegar a dar su vida en 24 horas. 

Está un poco contenido en la historia o en el personaje para el que ella está haciendo el casting, del que vamos descubriendo que es una serie, de qué trata… Efectivamente, hay un cierto paralelo entre el cambio de 360º, que en realidad es de 180º, del personaje de esa serie y el de ella. Por eso ella se está autoconvenciendo de que es un papel interesante y que merece la pena presentarse a la prueba.

El personaje de Ingrid Garcia-Johnsson le dice a Noemí “es más duro sentir nostalgia por las cosas que no has hecho”. Pero en realidad la situación de Noemí es peor, porque tiene la nostalgia de todas aquellas cosas que tuvo que sacrificar para irse y que en su caso, son muchas. 

En esa frase del personaje de Ana, que interpreta Ingrid, está contenido el dilema o el debate existencial que tiene el personaje de Noemí. “Siento nostalgia por las cosas que no he hecho”, pero claro, ¿cuáles son? Si no me hubiera ido, el no haberme ido, sería eso que no he hecho. Pero al haberme ido, también hay otras muchas cosas que no he hecho al no haberme quedado. Es una trampa de la vida. Cuando tomas una decisión, inevitablemente es una decisión a favor de una cosa y en contra de otra. Entonces, esa otra que no has hecho, muchas veces en la vida, al cabo del tiempo vuelven y te da esa sensación de “¿y qué hubiera pasado si hubiera tomado esa otra decisión?” .

El arte de volver y los recuerdos no vividos

Todos tenemos en nuestra vida una figura de alguien que siempre va a apoyarnos incondicionalmente. En el caso de Noemí, es su abuelo. ¿Siempre tuviste claro que fuera él? 

La semilla de la película fue esa secuencia con el abuelo. Fue lo primero que escribí, un encuentro entre una nieta y un abuelo que, sin saberlo, iba a ser el último encuentro que tenían. Esa fue la idea que dio origen a todo lo demás, el qué pasa antes y después de ese encuentro. Me parece interesante esa idea de cuando tienes el último momento de verte físicamente con alguien y sin saber realmente que es el último. Y, efectivamente, me pareció interesante que en ese diálogo generacional, la mirada que tiene el abuelo sobre la vida es muy distinta. Él está al final de su vida, entonces la anima a no acobardarse, a no tener miedo y a seguir adelante. Porque al final la vida se acaba, como le está pasando a él, y lo peor es no haberte atrevido a hacer cosas.

El personaje protagonista recae en Macarena García. ¿Por qué ella y cómo ha sido dirigir a un personaje con tantos vaivenes en un guion tan condensado?

La verdad es que fue un poco de intuición. Me parece que viendo su trabajo te das cuenta de que es muy buena actriz, que sabe moverse en el registro tanto de drama como de comedia. Buscaba ese tono para la película, algo que estuviera casi todo el tiempo en el drama, pero que también tuviera sus momentos para el humor y la ligereza. Viendo sus trabajos anteriores se comprueba esta dualidad. Luego, de alguna forma, me encajaba bastante su presencia ante la cámara, su mirada, su voz… La veía muy cercana a como yo me imaginaba el personaje cuando lo estaba escribiendo. 

Fue una suerte y una maravilla que cuando le presentamos el proyecto se lanzó enseguida a por él. Le gustó mucho el guion y el personaje, creo que lo entendió muy bien desde el principio y nos dijo que sí. ¡Notición, una alegría!

Trabajar con ella ha sido muy positivo. Ya te digo, creo que ella entendió enseguida el personaje desde el mismo enfoque que yo tenía, con lo cual el trabajo ha sido, en ese sentido, muy fácil. Porque yo ya tenía una idea del personaje que estaba muy en sintonía con la suya. Ha sido muy bonito trabajar con ella y, sobre todo, era clave la elección del resto de personajes, para que esos “duologos” (porque al final son escenas largas de ella con alguien), funcionaran en la misma dinámica con cada uno de los personajes.

El personaje de Nacho Sánchez habla también sobre que “no hay arte en volver”. Noemí quiere volver pero no sabe ni por dónde empezar; es una acción muy difícil. ¿Crees de verdad que hay arte en volver?

¡Desde luego que sí! Volver es un arte, sin duda, porque es un reto. La película no es autobiográfica en el sentido que no cuenta mi historia ni cosas que me han pasado a mí tal cual, pero sí que he pasado por ese proceso. Soy de Madrid y he vivido casi nueve años en el extranjero. Hace tres años que volví, y he volcado muchas de mis vivencias y del conocimiento de gente que ha pasado por lo mismo, por ese proceso de retomar una vida que se ha quedado en la distancia y volver a poner en sincronía todas las relaciones que se han quedado, por así decirlo, congeladas en el tiempo, como han ido mutando. Sin duda ese proceso es un arte. Y al final lo que me interesaba reflejar en la película era eso, ese proceso de sensación, y ahí dimos con esa clase de llamarlo El arte de volver.

El Arte de Volver, de Pedro Collantes, en el Festival de Cine de Venecia

Has sido el director y el montador de El arte de volver. ¿Es más complicado dirigir y montar o dirigir y delegar algo tan tuyo en alguien?

La verdad es que creo que es más complicado dirigir y montar. En principio no quería montar la película, la verdad, porque en mis últimos cortos pude trabajar con montadores y, obviamente, como yo tengo el montaje (soy montador antes que director, por decirlo así), sé que lo que puede ofrecerte un montador es una mirada fresca sobre el material, un punto de vista externo. Como director, siendo tú mismo tanto director como montador es más difícil poder ofrecerte eso a ti mismo. Tengo claro que prefiero tener esa aportación de alguien en el montaje. Lo de montarla yo fue por limitaciones económicas. Al ser una película tan pequeña, y encima tuvimos el problema del confinamiento que nos pilló ahí, al final la monté yo. Si hubiera podido elegir, no la hubiera montado.

Al final, lo que yo puedo ofrecerme a mí mismo como montador a la vez que director, ya me lo ofrezco. Entonces, tener la aportación de alguien más, siempre es positivo.

El Festival de Venecia se pudo realizar y pudiste asistir, cosa que no ocurre en el Festival de Cine de Sevilla. ¿Cómo se están viviendo los festivales?

Para todo el equipo es una pequeña decepción no haber podido ir a Sevilla. Lo que hace ilusión es ir al festival, juntarnos con el público. Eso, en Venecia lo pudimos hacer, y fue muy bonito. Era la primera proyección con público que tuvimos. Con Sevilla teníamos unas ganas y una ilusión enormes por ir. Es una pena que no podamos, pero bueno, menos mal que se ha podido realizar algo aquí en Madrid, en paralelo. Me da mucha rabia perdernos el contacto con el público sevillano.

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