Olmo Figueredo se ha convertido a día de hoy en una figura importante dentro de la industria de nuestro cine, con una trayectoria profesional que ya suma dos décadas. Desde la productora que comparte con Manuel H. Martín, La Claqueta, ha dado la oportunidad para que directores y guionistas puedan mostrar sus propias historias, dando voz a un cine independiente. Y todo ello desde su tierra, Andalucía, poniendo en valor su acento, su cultura y el talento que aquí existe. Adiós, Tu hijo, Ánimas, Parking, Nacido en Siria o la premiada La trinchera infinita, son algunas de sus propuestas. En la 17 edición del Festival de Sevilla ha presentado El viaje más largo y El inconveniente, ópera prima de Bernabé Rico, y de la que nos habla en esta entrevista. En este marco recibirá por parte de RTVA el Premio a la Trayectoria. Entre sus próximos estrenos se encuentra la serie documental escrita y dirigida por él mismo, El Estado Contra Pablo Ibar (HBO) y El verano que vivimos, ambos proyectos se estrenarán el 4 de diciembre.

Regreso al SEFF con nuevos proyectos como El viaje más largo y El inconveniente, ¿cómo estás viviendo esta edición tan diferente a las anteriores?
La estoy viviendo con la alegría de saber que se está celebrando. El Festival de Sevilla, al igual que previamente el de Málaga, San Sebastián, Seminci… ha sido muy generoso con los que hacemos cine. Ellos son conscientes de la importancia que tiene para los que hacemos cine independiente que se celebre un festival. Los productores independientes muchas veces carecemos de las inversiones que tienen otros tipos de proyectos, y un festival nos permite que todos los ojos de la prensa, del público, se posicionen durante un momento determinado en un mismo lugar, y por tanto nuestras películas. A mí, sinceramente, que tengamos que hacer entrevistas con mascarillas, que tengamos que mantener la distancia de seguridad en las presentaciones, que tengamos que hacer coloquios en los que pase y pase de micro tengas que echarte hidrogel o que tengamos que suspender la alfombra roja, me resulta lo de menos. Lo importante es que los cines han seguido abiertos, que podemos seguir viendo las películas y que nosotros podemos promocionarlas. Creo que en ese sentido es muy positivo.
Estos días presentas El inconveniente, la ópera prima de Bernabé Rico, ¿qué es lo que más te gustó de esta historia?
En esta historia empezamos a trabajar hace ocho años, y entonces yo estaba produciendo exclusivamente documental, y generalmente un documental muy dramático. Es lo malo que tiene este género, que no trabajas con personajes, sino con personas de carne y hueso. Venía de hacer un documental muy sacrificado, muy duro, con historias muy emocionantes, que de alguna manera te dejaban el corazón roto, y necesitaba una dosis de alegría en mi vida. El inconveniente tiene esos elementos. Es una comedia dramática con ese estilo feel good comedy, del que hablan los americanos, muy luminosa, brillante, alegre… Tenía todos los ingredientes que yo quería. Además se ha confirmado a lo largo de los años desde que empecé a rodarla, porque tengo dos niñas, una de 7 años y otra de 3, y llevan mucho tiempo diciéndome, “papa, ¿por qué haces cosas que no podemos ver?”. Y esta película la pueden ver y quiero que la vean por el mensaje que manda. Da la casualidad que además llega un momento en el que todo ha cobrado sentido. Ya no es solo una película que era necesaria para mí en aquel momento, sino que es necesaria para el momento que estamos viviendo. Lo que transmite es dejar de hacer planes, que la vida a veces pende de un hilo, que no sabemos si vamos a estar mañana, y por tanto hay que aprovechar el momento. Y todo ello lo hace con esa comicidad que tienen entre Kiti (Mánver), Juana (Acosta) y Carlos Areces. Sinceramente creo que es una película que va a hacer las delicias de muchísima gente. Siempre la definía como una película para la que quedas con amigos para verla en el cine, y que cuando salgan, estoy convencidisimo que dirán, “no, ahora voy a disfrutar del momento y voy a tomar una cerveza contigo”. Esperemos que puedan ir al cine y que se puedan tomar la cerveza dentro de poco.
Bernabé Rico ha declarado que tenía muy claro que quería trabajar contigo en este proyecto, ¿cómo ha sido apoyarlo en su primer largometraje de ficción como director?
Con Bernabé hay una relación súper natural. Lo conozco del Festival de Cine de Sevilla. El Festival fue el comienzo para mí, empecé a trabajar en él cuando aún no existía, cuando era la Fundación Olímpica de Andalucía, hace 21 años. Montamos un ciclo de cine y deporte que era una especie de ensayo para ver si se podía hacer un festival en esta ciudad. A partir de ahí nació el Festival de Cine y Deporte, tuvo tres ediciones bajo el liderazgo de José Luis Ruiz. Tuve la suerte de trabajar en la producción de aquellos festivales, y luego dio el salto al Festival de Cine Europeo. Cuando nos conocemos es ahí, que él era relaciones públicas y yo me encargaba de la producción, de los audiovisuales, de muchas de las galas… Desde entonces no hemos parado de hacer cosas juntos, hemos hecho de todo: cortometrajes, documentales, obras de teatro… y quedaba lo más importante, que era hacer un largometraje. Cuando estábamos preparando El inconveniente, y pensábamos en distintos directores, llegó un momento en el que le dije, “lo más importante a la hora de dirigir una película es tener pasión por ella, saber qué historia se quiere contar y conocer el texto, y ese eres tú, que has escrito el guion junto a Juan Carlos Rubio”. Para mí era fácil, había producido ya cinco cortometrajes. Era una apuesta clara que ha salido bien. Hemos salido de Málaga con cinco premios, es una película que creo que está gustando, y aunque todavía queda el estreno definitivo, nosotros ya estamos trabajando en la siguiente película.

Has hablado del dúo protagonista formado por Kiti Mánver y Juana Acosta. Juntas forman una pareja explosiva. También encontramos al personaje de Carlos Areces, que resulta muy entrañable, ¿cómo ha sido trabajar con estos actores?
Kiti y Bernabé se conocen de toda la vida. Él era actor y aprendió gracias a Kiti Mánver y a Juan Luis Galiardo. Luego, en la primera película que dirigía Bernabé, que contase con Kiti, ha tenido esa química tan bonita, tan necesaria, que es la que ha hecho que efectivamente la gente termine enamorada del personaje de Lola. Pero Juana ha encajado en ese engranaje de una manera maravillosa. El personaje de Lola es un regalo, el personaje de Sara es un hueso, realmente el personaje más complicado es el que tiene Juana. Tiene que resultar un poco antipática, tiene que ser el contrapunto de la persona que de entrada es divertida. Tiene que estar ofreciéndole el texto que va a hacer Kiti para que haga reír a los demás. Por eso siempre hablo de un dúo interpretativo fantástico. Kiti no hubiese conseguido lo que ha conseguido sin Juana y viceversa. Las dos han hecho un trabajo fantástico, y se han involucrado mucho en la promoción, están siendo muy generosas. Lo de Pepe Sacristán para mí ha sido un honor, y espero que volvamos a trabajar muchas más veces. La secuencia concreta se la escribieron para él, y a mí me parece una de las más bonitas, es puro cine ese momento. Luego el personaje de Carlos Areces es tan surrealista que es hasta mágico. Ayuda a hacernos ver durante la película que todo es posible en esta vida. De ahí todos esos constantes cambios que tiene, y que termina por ser alguien muy entrañable.
Actualmente eres una de las figuras más importantes de la producción en España, ¿qué significa para ti cuando proyectos independientes como Ánimas, Parking, Tu hijo o Adiós salen adelante con parte de tu ayuda?
Es bonito echar la vista atrás. Hace 20 años estaba aquí como uno más echando una mano para sacar adelante un festival, que iba a recibir las obras de otros compañeros, y ahora poder estar en el otro lado presentando películas, con tanto esfuerzo pero también con tantas manos. La realidad es que todas esas películas que has nombrado han sido posibles, en primer lugar, porque ha habido un equipo artístico detrás con muchísimo ímpetu y ganas, con las cosas muy claras. Pero sobre todo porque hay un equipazo en La Claqueta. Siempre he dicho que tengo una cosa buena, que era mala cuando era un chavalito, y es que soy hiperactivo, y eso le volvía loca a mi madre, aunque hoy en día es fantástico porque tengo esa capacidad mentalmente de organizarme con un montón de proyectos a la vez, sin dejar necesariamente ninguno. Para mí es fundamental dedicarle a todos el mismo tiempo y cariño. Pero quizás mi mayor valor ha sido darme cuenta de que no soy brillante y lo que tengo que hacer es rodearme de gente que es mucho mejor que yo. He tenido la suerte de, poco a poco, encontrar a esa gente que sabe cubrir todas las carencias que yo tengo. Esa es una clave que creo que debe de servir no solo para mí, sino para todos los demás. Cuando estás estudiando en la facultad, los trabajos en grupos son fundamentales; son una forma de darte cuenta de con quién tienes feeling, con quién no. El trabajo al final siempre es compartido. Una película no tiene unos créditos interminables porque queramos aburrir al público, sino porque la realidad es que es un negocio horizontal, que alimenta a mucha gente, pero que se nutre de mucha gente. Por eso siempre intento proponer a los directores que no firmen nunca como “una película de”, sino como “una película dirigida por”. Porque pocos artes hay más colectivos que el cine. No sé si soy una figura importante, lo que sí me siento muy bien al ayudar a gente a sacar adelante sus óperas primas, y sobre todo a que su voz se escuche materializada en una película no solo en Andalucía, sino más allá de nuestras fronteras.
¿Qué ocurre cuando una película como La trinchera infinita es elegida para representar a España en los próximos Oscar?, ¿qué sientes al respecto?
Tengo la suerte de dedicarme a mi hobby, eso de por sí es un privilegio. Tengo la suerte de hacerlo desde mi ciudad, no he tenido que marcharme de aquí y he podido hacerlo rodeado de mi familia y amigos. Desde mi tierra, hablando en andaluz, sin tener que variarlo a nivel de acento, como han podido ser películas como La trinchera infinita o Adiós, que lo han puesto como valor. Pero efectivamente cuando uno trabaja tanto, y me refiero a distintos proyectos… Es verdad que echamos muchas horas, es fundamental, tienes que dedicarles muchísimas horas para sacarlos adelante, no estamos picando piedras, pero sí que es importante dedicarles muchas horas. Al final terminas pasando factura de algún modo, o le estás dedicando menos tiempo a tu familia, o a tus amigos, y tienes que intentar balancearlo bien para que todo se compense. Pero cuando de repente llega una película que te da alegría como puede ser La trinchera infinita, obviamente sabe bien, porque puedes celebrarlo con aquellos que en aquel momento sufrieron por dejarte a ti dedicarle todo ese tiempo al proyecto.
En el caso de La trinchera ha sido una culminación preciosa, el que de repente las aspiraciones internacionales de la película hayan explotado con esta candidatura a los Oscar, que creo que va a facilitar, no solo que llegue más lejos, sino también que los siguientes proyectos de los directores, de nuestros coproductores y de La Claqueta tengan más posibilidades de futuro.

En esta edición del Festival de Cine de Sevilla recibes por parte de RTVA el Premio a la Trayectoria, ¿qué sientes al saber que en tu tierra te tienen tanto respeto y admiración? ¿Cómo te sientes con este reconocimiento?
Alegría, por supuesto. Euforia. Es un reconocimiento muy bonito. Cuando me llamó Juande Mellado, el responsable de la RTVA, la verdad es que me puse muy contento. Luego, por otra parte, un poco de contradicción. Darte cuenta que hablan de trayectoria, pero tengo 40 años recién cumplidos. Lo cierto es que Manuel H. Martín y yo empezamos con La Claqueta hace 20 años. También tengo la suerte de pertenecer a una generación que pudo desarrollarse antes de la primera crisis económica, y ahora la segunda que viene. Por eso es tan importante que nosotros seamos responsables y entendamos que tenemos que apoyar a los más jóvenes. Ellos quizás no han tenido las mismas oportunidades que nosotros. Además de alegría, también siento ese vértigo de decir “ya me están dando un premio a la trayectoria cuando ni siquiera he empezado”. De alguna forma lo que he querido pensar es que este es un reconocimiento a la trayectoria, no mía personal, sino un reconocimiento a La Claqueta como productora, hecha por mucha gente que ha dado rienda a la creatividad de otros. Pero también quizás un premio a esa generación de cineastas que nacimos en los ‘80s y que ahora es cuando hemos tenido esa oportunidad de contar nuestras historias. Te hablo de Marta Velasco, Gonzalo Bendala, Laura Hojman, Guillermo Rojas, José Alba, Ezekiel Montes… Tantísima gente que nació en esa década y que estamos viendo cómo nuestras películas se ven en pantalla grande. Quiero extenderlo un poquito hacia ellos, porque si no, sinceramente, te diría que no me lo merecería.
El 4 de diciembre se estrenará en HBO una serie documental, El Estado Contra Pablo Ibar, que has escrito, dirigido y producido, y cuyo proceso te ha llevado seis años, ¿qué nos puedes contar sobre este proyecto?
Siempre digo que soy productor, pero es verdad que hay ciertas historias que de alguna forma me gustan dirigir, y esta es una historia muy personal, tanto por la relación que se ha creado en torno a la familia de Pablo, como también con la familia de las víctimas en Estados Unidos. Es una historia tremendamente difícil, no es de blanco y negro, sino de grises. De alguna forma lo que he pretendido es hacer un acercamiento cinematográfico, pero también periodístico en tanto que lo que me interesaba era dar toda la información. Creo que en España sabemos y conocemos sobre el caso, pero no sabemos bien el mismo. Por eso para mí era tan importante darle esa narración de formato largo de episodios de 55 minutos, en los que vamos a dar una forma muy objetiva, sin posicionarnos en ningún momento, toda la información sobre el caso. Tanto la que pueda hacer pensar a alguien que Pablo es inocente, como la que pueda hacer pensar que es culpable. El caso no es ni tan fácil como lo ha pintado la fiscalía en Estados Unidos, ni tan sencillo también como lo ha presentado la defensa. Es la duda lo más importante en este caso, y para mí era crucial dar toda la información, y hacer que el espectador se convirtiese en un jurado más de esos 12 mujeres y hombres que estuvieron en el proceso penal de Pablo. Se siente, escuche, atienda todos los argumentos de una parte y la otra, y al final del capítulo 6, que tome su propia conclusión, y de su veredicto.