'Yolanda Cruz Ayala: “Es muy fácil juzgar a los demás, pero no nos preguntamos la razón por la que se actúa de alguna manera”'

Yolanda Cruz Ayala: “Es muy fácil juzgar a los demás, pero no nos preguntamos la razón por la que se actúa de alguna manera”

'Sin latido', su nueva novela

Sin latido es la última obra publicada por Yolanda Cruz Ayala. Una historia intensa y compleja ambientada en La Línea.
Yolanda Cruz Ayala es gibraltareña de nacimiento pero linense de adopción, pues en La Línea de la Concepción ha crecido y reside a día de hoy. Con Mermelada de pétalos de rosas quedó en el top 10 del Premio Planeta en 2013. Cristales en el cielo de Manhattan y El sonido de las estrellas son otras de sus novelas, a las que hay que añadir Sin latido, una intensa y recomendable historia radicada en su ciudad de residencia y de la que nos ha hablado en Gatrópolis.
Sin latido fue publicada el pasado 8 de mayo a través del sello NdeNovela, de la editorial Planeta. ¿Cómo está siendo la acogida entre los lectores?

Pues sí, salió el día 8 y la aceptación está siendo positiva. Algunos me han dicho que la han leído de manera continuada porque los había enganchado. Y eso supone una gran alegría para cualquier autora. Y más con el trabajo que hay detrás y el tiempo que le dedicas. Te implicas muchísimo con la historia, con los personajes, porque no quieres contar simplemente una historia, sino crear una realidad; es ficción, pero mi interés siempre es construir algo que sea muy real, que pueda pasar.

Emocionalmente ha debido de costar mucho, porque la historia que narras es intensa y compleja.

Sí, la novela tiene su complejidad. Y los personajes, también lo son. Pero creo que lo que pasa en la historia que narro nos puede pasar a cualquiera. Nos podemos poner en la piel de cada uno de los personajes. Y creo que muchos de nosotros actuaríamos de la misma manera que ellos. 

La Línea de la Concepción no es que sea un personaje más de la novela, sino que se antoja esencial en la trama, porque llega a marcar mucho a algunos de los personajes, ¿verdad?

Sí. Yo nací en Gibraltar pero me he criado en La Línea. Es el lugar donde vivo. Con ella me ocurre como supongo que le pasará a cualquiera. Donde naces o creces es como tu hogar. Es una ciudad muy bonita. Tiene un entorno natural precioso. Estamos entre dos mares. Allí termina la puesta del sol. Pero no es solo por eso por lo que he elegido a La Línea como el lugar donde se desarrolla la novela, sino porque el cariño que le tengo me hace sentirme mal cuando escucho las noticias y veo la mala fama que tiene. Pasan cosas negativas en todas las ciudades de todo el mundo y no se acribilla tanto a ninguna como a La Línea. Siempre se resalta lo malo que ocurre allí. Tenemos que cargar con eso. Todas esas historias… Y duele. Eso duele. Cuando sigo las noticias veo que se dicen barbaridades. También hay que buscar lo bonito de las ciudades; de La Línea y de cualquier otra. Hay que tener respeto con lo que se dice y el daño que se puede hacer.

Yolanda Cruz Ayala: “Es muy fácil juzgar a los demás, pero no nos preguntamos la razón por la que se actúa de alguna manera”

Fotografía de Andrea del Zapatero

Cita textual:

Me interesa que el lector se plantee cómo habría actuado en el caso de ser Olivia

Yolanda Cruz Ayala
¿La Línea es una gran desconocida?

Sí. Yo lo digo siempre. La Línea es una gran desconocida y la gran olvidada. No se trata de entrar en política, pero pienso que ningún gobierno se ha tomado interés en La Línea. No se ha invertido en ella… en fin, es una ciudad olvidada. Y yo no quería olvidarla en la novela.

La literatura también sirve para reivindicar. El que la ciudad tenga tanto protagonismo en la novela ¿ayuda a que se la mire y se la considere mejor?

Sí, en la novela, el comisario la reivindica mucho (risas). Y yo soy un poquito comisario también. Una chica ha muerto y no se sabe qué ha sucedido. Pero lo que tiene claro el comisario es que el caso hay que resolverlo. Lo primero, por la chica, pero también les advierte a los suyos que hay que tener cuidadito con lo que se dice en la prensa; ésta después se ceba. Y es una manera de reivindicar esto que dice.

Además, hablamos de un caso que hay que resolver a contrarreloj. Hay presión por parte de los políticos, por la prensa…

Sí. El comisario está a punto de jubilarse y no quiere cargar con un caso sin resolver. También son días de feria. Esto pasa en verano y La Línea está de fiestas. Y allí se ponen nerviosos porque se piensa que se está llamando mucho la atención. Se pretende que no se hable de esa muerte más que de la feria; lo normal cuando algo puede crear una mala imagen. Se teme perder las inversiones de las empresas por la mala fama. Hay una lucha por lo bajo que voy metiendo, porque es una realidad. 

Yolanda Cruz Ayala: “Es muy fácil juzgar a los demás, pero no nos preguntamos la razón por la que se actúa de alguna manera”

Fotografía de Andrea del Zapatero

Cita textual:

La Línea es una gran desconocida y la gran olvidada

Yolanda Cruz Ayala
Dos mujeres llevan el peso de la historia, la fallecida Celeste y Olivia, una psicóloga que la conoce desde hace muchos años. Y lo que sabemos de la primera es gracias a la segunda, que hace de hilo conductor. Me parece muy interesante ese planteamiento.

Precisamente, quería lograr eso en la novela. Que el lector conozca la vida de Celeste. Y Celeste, realmente, es la víctima de la historia, pero está “viva”. Y gracias a que de alguna manera está “viva” vamos a saber cómo estaba ella emocionalmente, los problemas que tenía, sus traumas, sus alegrías, su pasado. Cómo intenta resolver su vida y un conflicto antiguo que hay ahí. Y eso abre una puerta para que el lector también juegue un poco o participe tratando de averiguar qué ha podido pasar. Si no conoces la vida de Celeste, para ti es una víctima más. Y simplemente la policía intenta resolver su caso. También, Olivia trata de averiguar qué ha pasado. Pero si el lector está conociendo la vida de la víctima va a participar, va a opinar. Y saber la vida que ella llevaba. Lo que tenía en su cabeza. 

Sin latido toca muchos temas. Conforme se avanza en la lectura vamos metiéndonos en distintos asuntos que no nos dejan impasibles: la soledad, las enfermedades mentales, la infancia, sobre todo la perdida o robada por otros. ¿Cómo se construye una historia con tantas aristas?

Todas mis novelas suelen ser muy corales. Me gusta que haya muchos personajes. Alguna vez lo he dicho. La vida real es así. Te mueves con muchas personas alrededor. Mucha gente influye en nosotros: un profesor, un vecino, un amigo. Incluso tus enemigos lo hacen. Todos pueden hacer que actúes de una manera u otra. Todos estos personajes que he ido creando parten de esta idea inicial. Una chica ha aparecido muerta. Hay que averiguar qué le ha pasado. ¿Ha sido un suicido, un homicidio, un accidente? Como no se sabe, no vamos a ir sin un sentido. ¿Qué vamos a buscar, un asesino? ¿Y si no ha sido asesinada? ¿Y si esta chica se ha suicidado realmente? ¿O fue de manera accidental su muerte? Cuando Olivia empieza a investigar la vida de Celeste y piensa que hay personas cercanas a ella, su hermano, sus amigos comunes, que puedan estar involucrados en su muerte, no es que esté pensando que han ido a matarla. Hay muchas maneras de conducir a una persona a un camino desesperado. A llevarte a una situación negativa. Y Oliva, igual que el lector, no tiene ni idea de lo que le ha sucedido a Celeste. Por eso, cuando comienza a conocer a Celeste, aunque son conocidas desde niñas, profundiza en su vida y se da cuenta que ha sido muy complicada. Y ahora, ¿qué hace? ¿Las pistas que pueda tener para ayudar al caso, las entrega a la policía? ¿Y si estas personas cercanas a ella están involucradas? Es muy difícil tomar una decisión. Quiero que el lector se ponga en la piel de Olivia, y se pregunte hasta dónde llegaría para proteger a un ser querido si fuera ella. Y son preguntas complicadas. Y cuando voy construyendo la novela trato de ponerme problemas, trabas. Incluso con la propia policía. Y necesito que la historia sea muy real. Que el lector no me pueda decir que algo es una tontería o imposible de ser una realidad. Que se haga preguntas. Que se plantee cómo habría actuado en el caso de ser Olivia.

Muchas veces las apariencias engañan y al poner etiquetas caemos en la injusticia. En Sin latido también aparece este tema.

Hay que ponerse en la piel de los demás. Por ejemplo, en la novela lo hago con otro personaje, Álex, el hermano de Olivia. Me gusta jugar con eso. Entrar en los aspectos psicológicos que me llevan a ello. Desde fuera ves a las personas y es muy fácil juzgar, opinar. Pero no nos preguntamos la razón por la que ha actuado de alguna manera. Es fácil desconfiar sin tener una base objetiva, sin datos.

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Un comentario

  1. Describes perfectamente Sin Latido, Yolanda!!! Has jugado con los personajes dándoles tu cariño porque incluso al culpable le das ternura, simpatía…. y toda la razón con el abandono por parte de los políticos que sufre La Línea, sean del color que sean!!! A mi me da mucha rabia cuando solo se subraya lo malo que pasa, cosa que puede suceder en cualquier otra ciudad de casi 60.000 habitantes…pero sin embargo, no se resalta la gente tan válida , responsable, honrada e inteligente que hay!!! Deportistas, trabajadores , estudiantes brillantes, escritores…como es tu caso… en fin… y ni que decir el entorno tan singular y maravilloso. Ole La Línea!!!

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