Historia del rock andaluz es una de las grandes revelaciones editoriales del actual 2018. Escrita por el experimentado periodista Ignacio Díaz Pérez, nos devuelve a una brillante etapa de la música en España y, en concreto, en Andalucía. Se trata de una obra indispensable en nuestras librerías que, como dice su autor, “viene a poner orden en un universo de información que hasta ahora estaba muy dispersa y muy fragmentada”.

Has escrito un libro muy interesante, tan valioso por su calidad como necesario para la difusión del rock andaluz. En este sentido, ¿qué valoración se podría hacer desde el punto de vista del autor?
Creo que el libro viene a poner orden en un universo de información que hasta ahora estaba muy dispersa y muy fragmentada. Había algunos trabajos parciales, había páginas webs dedicadas a algunos grupos, pero no había nada que abordara el fenómeno del rock andaluz en su conjunto. Y eso es lo que he intentado hacer con este libro.
¿Qué te impulsó a escribir este libro?
Fue una propuesta que me hizo la editorial. La música forma parte de mi vida, el rock me apasiona, y la cultura de nuestra tierra es una gran castigada. Me pareció importante aprovechar la ocasión para reivindicarla en su justa medida.
Dijiste en la presentación de Historia del rock andaluz en la pasada Feria del Libro de Sevilla que te gusta la interacción con el lector. ¿Qué comentarios y opiniones te están llegando?
A la gente le está gustando el libro. La verdad es que me ha sorprendido lo mucho que está gustando, por lo que cuenta y por cómo está contado. Me buscan en las redes sociales o van a las presentaciones expresamente para decirme que les ha gustado, que les ha encantado el libro. La crítica también está siendo muy positiva con el libro. Algunos echan en falta algunos nombres, pero reconocen que es muy difícil delimitar dónde empieza y dónde acaba el rock andaluz.
¿Entiendes que escribir este libro suponía un acto de enorme responsabilidad? Lo pregunto porque con él acercas el rock andaluz a generaciones que tuvimos la suerte de disfrutarlo en su apogeo y a las que por edad no conocieron su génesis.
Como periodista en ejercicio desde hace 25 años, soy muy consciente de esa responsabilidad. Por ello mismo, me he intentado acercar al rock andaluz con absoluto respeto y sin prejuicios que pudieran distorsionar el relato de esa generación extraordinaria de músicos que tan importante ha sido posteriormente en España. Lo he intentado y, con la mayor humildad, creo que lo he conseguido.
En Historia del rock andaluz aparecen muchos nombres de personas vinculadas a él y a la música en general. ¿Es un homenaje a la gran familia musical?
¿Homenaje? No sé… Supongo que de algún modo lo es también. Pero mi objetivo no era tanto rendir un homenaje como hacer un relato contextualizado de lo que fue y sigue siendo el rock andaluz. Además de músicos, fueron jóvenes a los que les tocó vivir un momento social muy importante en España. En este sentido, podría entenderse también como un homenaje a los hombres y mujeres que abrieron las ventanas de una España carcomida por la ranciedad. Pero es más sencillo que todo eso, creo. El libro cuenta una historia real de gente real.
Hasta que los protagonistas de una obra como ésta no ofrecen su opinión es como si le faltara algo al autor. ¿Cómo ha sido en tu caso la aceptación de ellos? ¿Es importante para ti esta cuestión?
No estoy del todo de acuerdo. Uno siempre quiere que su trabajo agrade a todo el mundo, en general, y de forma especial a la gente a la que uno admira. Pero no se hace el trabajo esperando el reconocimiento. Es verdad que todos me están llamando para decirme que les encanta el trabajo, y yo se lo agradezco. Realmente supone un espaldarazo al esfuerzo que he realizado y una satisfacción importante. Pero también es importante que gente anónima te diga “oye, he aprendido mucho con el libro” o simplemente “me lo he pasado genial leyéndolo”.

Rock con raíces
El libro se llama Historia del rock andaluz, pero a pesar de ello, aún hoy en día seguimos sin ponernos de acuerdo en la definición de este estilo musical. De hecho, García-Pelayo comenta en tu obra que hablamos de rock con raíces. ¿Cómo lo ves?
Creo que tiene razón. El rock andaluz nació siendo sólo rock. Y los artistas lo mezclaron con sus propias influencias, que algunas eran andaluzas y otras no. En el rock andaluz hay copla, hay música clásica también… Es rock español, no andaluz. Si surgió en Andalucía es porque sólo aquí podía haber surgido. En Madrid, el poder estaba muy cerca y no permitía salirse de las líneas marcadas, incluso en la música. Pero en Andalucía, lejos del poder y cerca de las bases americanas, se daba el caldo de cultivo propicio para que surgiera.
“El rock andaluz no lo inventó Gonzalo García Pelayo, pero él era la música… él estaba allí”, se dice en el libro. ¿Qué papel ha jugado en este sentido?
Ha sido muy importante para la música en este país. Le abrió, con el sello La Serie Gong, las puertas a un estilo de música al que se la habían cerrado las discográficas más potentes. Y tiene mucho que ver con la concepción de la idea, con el concepto. No es el único, había otros. Pero Gonzalo es uno de los pilares fundamentales. Sin él, esta historia sería otra. Pero también la sería sin Ricardo Pachón, sin Jesús de la Rosa, sin Pepe Roca, sin Gualberto…
¿Se ha pasado como dices de la revolución generada por el rock andaluz en su momento al instinto de conservación por parte de sus nostálgicos?
En parte sí. Esta música supuso en su nacimiento una ruptura con lo anterior, una revolución, en este sentido. Nació fruto de una experimentación. Hoy esa experimentación es diferente, aunque existe. No es revolucionaria, sino técnica, no rompe con lo anterior, sino que profundiza en ello. Tampoco es nostalgia en sentido estricto, ya que cada grupo trata de aportar su sello propio. Pero cuando Triana nació, los referentes eran otros. Y hoy los referentes son Triana, Medina Azahara, Imán…
Jesús de la Rosa y Triana
Parece que hay unanimidad a la hora de darles a Triana y, en concreto, a Jesús de la Rosa, un papel clave en el esplendor que disfrutó el rock andaluz. ¿Qué puedes decir de este grupo y del llamado Poeta de la calle Feria?
Que son la piedra angular de todo esto. Que en ese proceso de experimentación del que te hablaba son los que patentaron la fórmula que luego todos quisieron emular. Triana y Jesús, con esa forma de cantar y de componer, y con esa voz tan personalísima, fue como los romanos para la civilización europea: construyó la calzada que luego todos recorrieron y que, con los años, sirvió de trazado a las modernas autopistas.
Hagamos de vidente. ¿Qué hubiera ocurrido si Jesús de la Rosa no se hubiera encontrado tan prematuramente con la muerte?
Es obvio que no soy vidente y que, por tanto, no sé lo que hubiera ocurrido. Pero te diré que Jesús fue muy grande por lo que hizo, no por lo que se dejó por hacer.
Por cierto, el capítulo sobre Triana es de una gran emotividad…
Los cementerios tienen algo especial… Quise arrancar la investigación para hacer el libro junto a la tumba de Jesús de la Rosa, que está enterrado en Villaviciosa de Odón, porque allí vivía cuando murió. Las piedras hablan. Si se las escucha. Y luego me fui a Caños de Meca a hablar con Eduardo y a escuchar las olas del Atlántico en invierno. ¿Hay algo más emocionante?
El rock andaluz ha influido en muchos cantantes surgidos posteriormente. Hablas, por ejemplo, en tu libro de Manolo García y El último de la fila, aunque ambos fueran una evolución de este. ¿La fusión de estilos y culturas es fundamental en la pervivencia del rock andaluz?
El rock andaluz es básicamente, fusión. Inauguraron estos grupos la fusión, que hoy es algo absolutamente consolidado. Más que la fusión, lo que es fundamental en la pervivencia de cualquier cosa es la evolución. Lo que no evoluciona se muere.
Dedicas un capítulo al pintor y fotógrafo Máximo Moreno, muy vinculado a la música y al mismo rock andaluz. Su historia es digna de, como mínimo, una serie de TV. Su vida es la de un gran artista y un bohemio. ¿Estás de acuerdo?
Es un gran artista, desde luego. Y bohemio, pues vivió siempre de un lado para otro, pasó tiempo en Ibiza, en la Bretaña francesa, en Madrid, en Sevilla… Sin él, además de sus cuadros, no tendríamos fotografías de una época. Fue uno de los grandes documentalistas de los artistas de la época, no sólo del rock andaluz.
¿Cuál es el estado actual del rock andaluz? ¿Un apogeo como el que tuvo en su momento se podría volver a dar o hablamos de unas condiciones sociales muy distintas a las que se dieron cuando nació?
No creo que volvamos a vivir una época como aquella del “no hay billetes” en el Parque de Atracciones de Madrid, porque no sólo la sociedad es diferente, también la música ha cambiado mucho, la forma de promocionarse los artistas, la cantidad de estilos… Pero el rock andaluz o el rock progresivo con raíces goza en la actualidad de buena salud.
Fotografía de portada de Patricia del Zapatero.