Vetusta Morla escribió en una de sus míticas canciones, ‘Copenhague’, la siguiente frase: “el valor para marcharse, el miedo a llegar”. En eso es en lo único que se puede pensar cuando comienzan a salir los títulos de crédito del filme Por donde pasa el silencio. En la misma, se cuenta la historia de Antonio y Javier, dos hermanos mellizos que después de mucho tiempo vuelven a convivir en el hogar familiar junto con sus padres y su hermana menor. Antonio vuelve a casa para unas vacaciones y encuentra que su familia está perdida y sin rumbo, mientras que su hermano Javier, que sufre un deterioro a causa de una enfermedad, está en un bucle de autodestrucción. Ahí tiene que decidir si volver a su vida o quedarse con su familia.

Sandra Romero debuta con una película que, más allá de narrar, cala profundamente en los dilemas que surgen en el seno de una familia rota por el tiempo, la enfermedad y las responsabilidades no asumidas.

Sin duda, algo que caracteriza a esta película es la gran sensibilidad que tiene con las temáticas que la componen. En primer lugar, el paso del tiempo, que transforma a los personajes sin que ellos puedan ser conscientes de ello. Antonio (Antonio Araque), que vuelve tras años de ausencia, representa «la otredad» del que regresa a un lugar que ya no siente suyo. Se encuentra en una lucha interna sobre si marcharse o quedarse, sobre la importancia de no ser parte de la casa que lo asfixia. A su vez, este sentimiento se entrelaza con un sentido de responsabilidad hacia su hermano Javier, quien vierte en él mucho del malestar físico y psíquico que siente y proyecta todo aquello que anhela.

La rivalidad fraternal es uno de los ejes más potentes de la narrativa. Antonio y Javier, ambos hermanos en la vida real, enfrentan un choque de egos y culpas, mientras que la figura de María, su hermana también fuera de la ficción, encarna la resignación que suele recaer sobre las mujeres en entornos tradicionales. 

La cineasta también reivindica con fuerza a través de este largometraje el contexto andaluz, el cual no es solo el lugar en el que se desarrollan los hechos, sino que se convierte en un símbolo de identidad y tradición.

Llega a los cines el próximo 29 de noviembre.