Tras su fallecimiento en el día de ayer, en Torrejón de Ardoz a los 68 años de edad, el cine español sigue mostrando su pesar y, a la vez, admiración por uno de sus grandes técnicos. Reconocido con 9 Premios Goya a los Mejores Efectos Especiales, del extremeño (Castilblanco, Badajoz 1949) se dice que fue un innovador que “rompió moldes”, según se confirma en la web de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. A tan pocas horas de la celebración de la gala de entrega de los premios más importantes del séptimo arte en España, la marcha del maestro Reyes Abades ha provocado una gran consternación. Su trabajo en películas como ¡Ay, Carmela!, Beltenebros, Días contados, El día de la bestia, Tierra, Buñuel y la mesa del rey Salomón, Lobo, El laberinto del fauno y Balada triste de trompeta le dieron la posibilidades de obtener nueve galardones en los Goya. Este año, su figura estará aún más presente, ya que opta al máximo reconocimiento por Oro y por Zona hostil. “Fue uno de los técnicos imprescindibles de nuestro cine y en los títulos de crédito de una película española, los efectos especiales casi siempre llevaban su firma”, continúa el comunicado de la Academia. El de Castilblanco ha dejado un legado de más de 300 títulos, y “creó un oficio inexistente en nuestro país hasta su llegada”, se apunta.
Él mismo llegó a decir sobre su profesión que «me gusta arreglar lo que los demás no son capaces de solucionar. Soy técnico, imaginativo, profesional y me ilusiono pensando en cómo superarme cada día. No conozco el no. Aquí te piden cosas de locos, pero siempre nos sumamos a esa locura. Somos los de efectos especiales… Si es que hasta el nombre es especial”.
Además de en el cine, Reyes Abades colaboró en publicidad, televisión, espectáculos audiovisuales, parques temáticos y grandes eventos, como la ceremonia de inauguración de los JJ.OO de Barcelona. Obtuvo, entre otros reconocimientos más, el Premio Ricardo Franco del Festival de Málaga, la Medalla de Extremadura y la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.