'Pajaro Sunrise: «La música es para mí un campo de juegos que no se agota nunca»'

Próximamente aparecerá ante el público W, un eslabón más en su cadena creativa de Pajaro Sunrise. A  la música la define como «un modo de vida y una fuente de frustración y satisfacción a partes iguales«. Gatrópolis ofrece esta interesante entrevista con la que podemos acercarnos un poco más al artista y a la persona.

Pájaro Sunrise: "La música es para mí un campo de juegos que no se agota nunca"
Fotografía de Maruxa Caeiro

W es tu séptimo trabajo discográfico, que será presentado el próximo 26 de este mes. ¿Cómo se siente un artista con tu trayectoria ante un nuevo reto como este?

Creo que el reto, de haber alguno,  está en el proceso: en la composición, en la grabación, en las mezclas. Mentiría si dijese que, siempre y cuando esté satisfecho con esa parte, lo que ocurra después me da igual. Pero, ya que no depende de mí, procuro quedarme simplemente con las cosas buenas que pueda traer y no darle muchas vueltas.

Thirty One es el primer single de W, ¿cuál es el motivo de tal elección?

En mi sello, Lovemonk, pensaron que podría estar bien utilizar un single distinto al que han usado en otros países (Leave the Rubbish Out, en este caso) y Thirty-One me parece una buena canción, así que estuve de acuerdo. No hay mucha mística ahí.

¿Cuánta importancia tiene acertar en el adelanto de un álbum?

La verdad es que no tengo ni idea. Pienso que una buena promoción es más importante que la música en sí y, probablemente, a estas alturas de 2018, la suerte de un disco independiente depende más de los algoritmos de Spotify que de acertar con los adelantos.

En relación con esta pregunta, el acierto o no puede ser algo relativo, ya que depende de algo tan subjetivo como el gusto del público, ¿verdad?

Público y gusto, así en abstracto, me parecen dos conceptos bastante difusos. Por supuesto que hay una parte del público que se rige por sus propios criterios, pero creo que, otra vez, intervienen muchos factores en cómo se conforma su gusto y una gran parte de ellos tiene más de social que de musical: eso que llaman indie nacional es una buena muestra. No sé si ahí la música importa tanto como el formar parte de algo, como pertenecer a un círculo con aficiones comunes y seguir criterios estéticos que puedan ser identificados sin ambigüedad. Posiblemente sea más una pregunta para un sociólogo que para mí.

Has dicho o escrito sobre W que “es una estupenda colección de canciones grabadas en la frontera entre el lujo y la ostentación”, ¿cómo se explica una afirmación como esta?

En la misma nota de prensa también pone que mi “único fin es cumplir en vida el sueño que a tantos otros les ha sido negado incluso más allá de la muerte: descansar los lunes y montar una tiendecita de import-export bien posicionada en Tripadvisor”. Por un lado, las presentaciones de discos en forma de elegía me resultan tediosísimas: todos somos increíbles, todos tenemos a la crítica (¿quién es la crítica?) embelesada, todos hemos tocado en muchos sitios. Por otro, lo que queda de la prensa musical española tiene querencia por cortapegar lo que le llega sin mucho miramiento; no sé si alguien lee esa clase de reseñas pero, de haberlo, al menos que se ría un poco, ¿no?

Pájaro Sunrise: "La música es para mí un campo de juegos que no se agota nunca"
Fotografía de Maruxa Caeiro

Has pasado por momentos personales álgidos y por otros en los que casi tocas fondo. Imagino que como cualquier ser. ¿Cómo aprovecha un artista las experiencias personales a la hora de componer?

No podría separar lo que hago de lo que vivo, ¿quién puede? Hubo un tiempo en el que cuando me preguntaban cuáles eran mis influencias siempre respondía que los cambios de tiempo. Y parece sarcasmo, pero es la pura verdad.

¿Al componer lo haces pensando en el público o te alejas del mundo para sacar lo mejor de ti mismo?

Intento que me guste lo que escribo, que ya me resulta bastante difícil. Si tuviese que pensar en el público —y no nos han presentado nunca— me volvería más loco aún y no sé si puedo permitírmelo con lo cara que está la vida.

Tu carrera, creo que de más de una década, ha estado construida desde la base de tu polivalencia. Eres cantante, músico, compositor, productor discográfico…, ¿con qué faceta te identificas más?

No hago distinciones entre unas y otras: una vez más diría que eso es material de nota de prensa. La música me interesa mucho, como el cine, los libros con letra pequeña o las carreras de Fórmula 1, y porque me interesa me resulta estimulante conocer cómo funciona desde cualquier perspectiva. Supongo que eso es lo que me ha llevado a probar vías distintas, ya sea mezclar discos, escribir sobre sonido o hacer videoclips.

¿Hasta qué punto beneficia esta capacidad para estar en tantos frentes?

En lo personal, mucho: gracias a eso puedo vivir de lo que hago sin depender del Pajaro Sunrise o de otro tipo de trabajo y me permite tener una perspectiva relativamente amplia. En cuanto a cómo influye en la música que toco, entiendo que al ser el lugar en el que hago mis probaturas sin ningún tipo de restricción puede ser un poco difícil de seguir. ¿Pero hemos venido a jugar o no hemos venido a jugar?

¿Cómo es la persona que está detrás, o al lado, de Pajaro Sunrise?

Si esa persona soy yo, aún estoy intentando descubrirlo.

¿A la música se la ama o se la necesita?

Estoy seguro de que para cada cual supone una cosa distinta. Incluso para mí no significa lo mismo que cuando tenía 14 años o que cuando empecé a grabar discos. A veces creo que podría dejar todo esto y ponerme a hacer otra cosa sin mucho drama, pero el caso es que los años pasan y aquí sigo: escuchando discos, grabando discos, escuchando discos, grabando discos… Hay una canción de Springsteen que dice que uno puede acostumbrarse a cualquier cosa y tarde o temprano acaba por convertirse en su vida. Supongo que va más allá de amar o necesitar.

Pájaro Sunrise: "La música es para mí un campo de juegos que no se agota nunca"
Fotografía de Álvaro Guzmán

¿Qué tiene la música que tanto ayuda a las personas a sobrellevar los problemas diarios?

Esa pregunta tampoco es sencilla. Diría que por una parte la música en sí, independientemente de las letras, es un lenguaje tan abstracto y deja tanto espacio para que el oyente coloque en ella sus emociones que permite objetivar cosas que de otra forma se quedarían sin expresión. Y hay un alivio en eso igual que lo hay en escuchar letras con las que uno puede identificar sus propias vivencias. Parece que a los humanos nos hace bien sentir que sea lo que sea lo que nos ocurre les ha ocurrido también a otros.

¿Y a quienes tenéis la dicha de formar parte del ámbito musical en cualquier faceta, qué os ofrece la música?

No puedo hablar por los demás, pero para mí es un campo de juegos que no se agota nunca. Y un modo de vida, y una fuente de frustración y satisfacción a partes iguales.

Además de la inminente aparición de W, estamos en la antesala de otro trabajo tuyo como es la banda sonora de la próxima película de Gerardo Olivares, 4 Latas (protagonizada por Jean Reno y Hovik Keuchkerian). ¿Existen diferencias entre el compositor de los temas de Pajaro Sunrise y el de los temas de películas?

No en este caso. El argumento y las historias de los personajes han sido el punto de partida de toda la música pero, dentro del código estético de la película, Olivares me lo ha puesto facilísimo y he tenido libertad absoluta para escribir un montón de canciones con las que me identifico tanto como con cualquier otra cosa que haya hecho antes. Estoy muy contento con ese disco y tengo unas ganas terribles de que llegue marzo y se vaya a conocer mundo.

Finalmente, ¿qué esperas o deseas que genere la publicación de W? ¿Qué emociones te gustaría provocar?

Seguramente lo mismo que con cualquier otro disco: que lo escuche el mayor número de gente posible y que les acompañe en su vida. Conocí a Hovik Keuchkerian en un momento de la mía en el que me estaba planteando muy seriamente si seguir o no haciendo música y recuerdo una conversación con él en la que cambió completamente la perspectiva de lo que hago: me dijo que pensaba que cuando te subes a un escenario, cuando alguien escucha algo que has hecho y le llega dentro, pones en el mundo algo que no estaba, haces que alguien se vaya a su casa llevándose algo que no existía antes y todo es un poco mejor. Quizá suene a tópico, pero desde entonces eso me parece lo único importante. Luego está el asunto de ganar dinero a paladas, claro, pero no se puede tener todo. No por ahora.

Fotografía de portada de Maruxa Caeiro.

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