¿Cuántas veces nos hemos sentido mal al terminar el día porque nos hemos quedado rumiando esa respuesta ingeniosa para una discusión que ha tenido lugar durante el día? ¿Y la cantidad de veces que hemos dicho “amiga, date cuenta” a la persona que teníamos enfrente sin aplicarnos a nosotros mismos nuestros consejos? Por no hablar de la cantidad de veces que hemos perdido energía en cuestiones que, en la mayoría de los casos, se escapaban de nuestro propio alcance. Todo ello forma parte de nuestra voz interior, esa a la que escuchamos decir “por ahí no”, pero que a la hora terminamos ignorando. 

En Me faltan horas y me sobran gilipollas (Harper Collins), Jessica Gómez convierte esa voz interior en formato lectura: no es lo mismo que te lo digan que te lo dejen por escrito. Como la propia autora destaca en su obra “este libro está hecho casi exclusivamente con cosas que tú ya sabes, pero a veces todos necesitamos que nos digan esas cosas en voz alta”.

A través de 39 tips, o “ideas para quererte más y mejor”, la autora nos traslada problemáticas sobre el amor, la maternidad y las amistades que nos encontramos en nuestro día a día. No solo nos enseña a sobrellevarlos, sino también a lidiar con ellos y con todos los elementos externos que podemos encontrarnos, como pueden ser todas las malas personas que nos cruzamos por el camino. 

Sin duda, a Jessica Gómez le caracterizan la sinceridad y la cercanía. Ambas cosas las vemos más que reflejadas en este trabajo literario, en el que a través de ejemplos propios o inventados, nos hace ver la realidad con bastante relatividad.