Laura Agustí: “He tenido la posibilidad de hablar de la pasión por las plantas que sentimos las mujeres de mi familia”
La transmisión del amor por la botánica
Furor botánico (Lumen) es lo último que nos llega de Laura Agustí. La autora de Historia de un gato o Cómo domesticar a un humano nos habla a través de sus sugerentes ilustraciones y una trama basada en lo personal sobre su pasión por las plantas. Pero a las claves tan edificantes que nos ofrece sobre el mundo botánico les une su experiencia vital y las dudas que le asaltaron cuando decidió dejar Barcelona tras 20 años viviendo allí para refugiarse en un pequeño pueblo en los Pirineos. Al deseo por reiniciar su vida le añade la incertidumbre que genera si está tomando la decisión adecuada.
¿De dónde nace la opción de ofrecernos esta obra, Furor botánico, sobre un ámbito desconocido por muchos y expuesto de manera personal, según tu amor por la naturaleza?
Tenía claro que quería hacer un libro sobre plantas porque me gusta mucho, pero no sabía muy bien qué forma darle. Y justo en ese momento estaba con mi pareja pensando en la idea de dejar la ciudad, de irnos a vivir al campo, a la casa que tienen sus abuelos en un pueblecito de los Pirineos, que estaba vacía desde hacía 12 años. Y la manera de hablar de plantas fue hacerlo de las mías. Que se quedaban en el piso y estaba preocupada porque nos íbamos tres meses, por el tema de su cuidado, del riego, de cómo controlar que no muriera ninguna. Y al diario que empezó siendo el libro, de que me voy a ir y a ver qué hago con las plantas, se suma que de repente llego a una casa que de algún modo me conecta con mi infancia en mi pueblo de Teruel. Y surge la posibilidad de hablar de toda esa pasión por las plantas que sentimos las mujeres de mi familia.
Das unas nociones muy interesantes sobre cómo cuidar las plantas que nos pueden ayudar a quienes habitualmente se nos mueren…
(Risas). Nos pasa a todos. Cuando empezamos suele ser así. No creo que nadie empiece yéndole de maravilla en el cuidado de las plantas. A no ser que tengas una casa mágica, que las hay, y tienen una luz, una energía… todo maravilloso… Pero lo normal es que a todos se nos mueran.
Tras las dudas con las que comienzas el libro se ve que poco a poco la situación va mejorando. Al menos, cambiar Barcelona por aquella casa de un pueblo en los Pirineos no es tan mala decisión. ¿Cómo lo ves ahora todo?
Mucho mejor. Vimos que ahí teníamos una casa que llevaba vacía 12 años, que nadie la utilizaba. Y por eso decidimos probar. Y ha salido muy bien. Seguimos ahí, y espero que por mucho tiempo. No sé si dentro de 10 años diré “qué aburrimiento”, pero no le veo pinta.
Pero las dudas iniciales eran inevitables, ¿verdad?
Sí. Al principio estaba con muchas dudas. Me fui de Barcelona con mucho miedo. Pero aquella ciudad que conocí cuando llegué no es la misma de ahora. Es una Barcelona que ya no existe. Y también fue muy duro para mí cuando llegué a aquella ciudad de la que al final me enamoré. Cuando acabas de estudiar y no tienes nada. Y comienzas a construir tu espacio. Y cuando me planteo salir e irme a otro lugar, me vuelven a surgir los temores. Irte de un sitio donde has vivido 20 años, con todo lo que me costó asentarme, con trabajos bastantes precarios, hasta llegar a lo que soy fueron años de mucho trabajo. Y, de repente, dejar eso para irte al extremo opuesto, un pueblo con 20 personas, me daba miedo. También estaba el tema laboral. Yo tengo una tienda online y hago muchos envíos, y en ese lugar, las cosas no funcionan como en una ciudad grande. He pasado de un mundo histérico y con prisas a otro pausado; y lo que beneficia para unas cuestiones perjudica para otras.


De cada libro he aprendido cómo mejorar el siguiente
Laura Agustí
Quienes vivimos con gatos dudamos mucho a la hora de comprar una planta porque no sabemos si son perjudiciales para ellos. ¿Es cierto que algunas no son recomendables?
Sí. Hay muchas que son tóxicas para los gatos. Hay que tener cuidado. En mi libro anterior, Historia de un gato, hice un apartado con plantas tóxicas y plantas seguras. Normalmente, los gatos, cuando son pequeños son guerreros y es difícil tenerlos alejados de las plantas. Alguno habrá que no le eche cuenta. Pero por lo general, les atraen mucho. Sobre todo si son plantas con hojas puntiagudas. Eso les recuerda a la hierba gatera, que esa sí que la comen. Hay que tener paciencia. Tuve que esperar 10 años a que mi gato y mi perro me permitieran tener plantas en mi casa (risas). Y mientras tanto estuve poniendo alguna en alto.
¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de Furor botánico? ¿El texto ha sido antes que la ilustración, al contrario, o se ha producido de una manera combinada?
De cada libro he aprendido cómo mejorar el siguiente. Pero partiendo de la base de no saber cómo va a ser. En mi primer libro, que lo hice en 2018 con Lunwerg, me dieron libertad total. Entonces eso era poner un dibujo, y aquí un mini texto… Cuando cambié de editorial y empecé en Lumen, sí tiré mucho de la ayuda de compañeras. Preguntaba cómo empezaba, cómo lo hacía. Estaba muy perdida. Y es verdad que María Hesse me pasó como un par de páginas dobles y me dijo, “la letra ocupa esto…”, me dio varias nociones. Y me di cuenta de que el texto es lo primero que hay que hacer. Porque para el libro anterior tenía unos dibujos y luego no los puedes usar. Los dibujos ilustran el texto. Tienes que saber muy bien cómo lo vas repartiendo. En mi caso es un tema cada doble página. Va un dibujo con esa temática. Y según lo que ocupa el texto decido hacer un dibujo más pequeño o más grande. Voy maquetando y pensando en el dibujo al mismo tiempo. Pero todo el texto tiene que estar ya planteado antes. Se va corrigiendo, lo planteas de un modo, lo cambias, pero el proceso es ese. Es curioso cuando les preguntas a otras compañeras cómo lo hacen. Agustina Guerrero lo aboceta entero, de arriba a abajo, luego lo dibuja. Es decir, lo pasa a limpio.