¿Cuál es el mejor libro del mundo? ¿Se puede afirmar de manera objetiva cuál posee esta condición? Sinceramente, lo dudo. En el arte no es fácil determinar algo así porque la subjetividad empaña la razón, dejando la opinión en manos de elementos difíciles de controlar. Pero lo que Manuel Vilas ha pretendido con su última obra, precisamente titulada El mejor libro del mundo, es ironizar sobre esta aspiración totalmente aceptable que incita e invita a un escritor a escribir. La aspiración a llegar a lo máximo, a lo inalcanzable por los demás compañeros de profesión, a ser el número 1. En realidad, el título de esta publicación de Destino no es más que una metáfora de la vida. El deseo de ser el mejor, da igual el desempeño. El desarrollo de la vanidad que todos tenemos en nuestro interior está amparada por ese ego que nos alimenta y nos da vida.

El mejor libro del mundo es una estupenda obra autobiográfica de Manuel Vilas que nos ofrece la posibilidad de parar, o ralentizar, nuestro ritmo de vida para dedicar un tiempo a la reflexión. El libro a veces es duro, escarba en nuestra alma y en ocasiones llega a doler. El autor ha declarado que quien peor parado sale es él mismo. Y es cierto. Porque esa narración de la verdad, adobada de cierta ironía y un afinado sentido del humor, nos muestra a una persona (un muerto de hambre, según su autodefinición) frente al espejo, sin tapujos, enfrentado a sí mismo. Pero la condición humana en la que nos convierte la naturaleza le hace tan vulnerable como a los lectores que nos desplazamos por las sinceras páginas de este trabajo digno de ser aplaudido.

Manuel Vilas habla de él, pero por simpatía nos incluye a los demás. Porque sus defectos, sus temores, sus dudas, los que ve en sí mismo, no son más que una repetición de los que hay en nuestras propias almas. Solo que él los hace públicos en primera persona.

Manuel Vilas parte de su reciente ingreso en la década de los 60. Y tirando de ironía aprovecha para hacer un repaso de esas cuestiones que forman parte de nuestra existencia. Desde la jerarquía y el poder hasta el dinero, pasando por la literatura (desfilan por su obra tanto su admirado Kafka como Javier Marías, Luis Cernuda o Lorca), su sentido de la españolidad, la futilidad del éxito, la muerte, la política, Dios, etc.