Con el título original C’è ancora domani, Paola Cortellesi estrenó en 2023 la película traducida al español como Siempre nos quedará mañana. Un canto a la esperanza, a la resiliencia, a la divinidad de la mujer… La vida es dura pero mientras haya un mañana habrá esperanza de una vida mejor.

Adobada con números musicales para suavizar la dureza de las palizas que un hombre propina de manera inmisericorde a su sumisa y temerosa mujer, el filme nos lleva a la crudeza de una realidad que, desgraciadamente, sigue estando de actualidad. Pero la habilidad y sutileza de Paola Cortellesi (protagonista asimismo de la cinta) hacen que la historia que nos presenta sea más dura por su fondo que por sus formas.

Hacer normal lo que no debería serlo, como mandar callar a las mujeres en las conversaciones, el trato vejatorio, la violencia, el considerarlas seres inferiores… Hablamos de Italia, de la Italia del siglo pasado, el XX, la de la posguerra, en la que las mujeres no tenían ni voz, ni voto… ni vida propia. Pero a lo que asistimos en la película puede suceder en cualquier lugar del mundo y, como decimos, lamentablemente, en cualquier momento de la historia de la humanidad. Pero la posibilidad de voto de la mujer surge en la trama como un paso importante aunque no decisivo para la igualdad de sexos en la sociedad. Al menos, supuso un comienzo esperanzador. El 1 de febrero de 1945, las mujeres italianas ejercieron su derecho a voto, a pesar, incluso, de la oposición de sus maridos. Aquella fecha y aquel hecho históricos se reviven en  Siempre nos quedará mañana. Fue el inicio de la República Italiana.

La magnífica y oportuna fotografía en blanco y negro de Davide Leone es otro elemento para añadir a un éxito cinematográfico como Siempre nos quedará mañana, que en Italia ha batido récords de taquilla, y nos lleva a un cine pasado, que no caduco, como aquel que nació con el Neorrealismo surgido en 1945 en plena posguerra, y que sirvió para, de la mano de directores como Roberto Rossellini (Roma ciudad abierta es considera la primera) exhibir una realidad social y humana más próxima a lo que había entonces. 

Momentos de humor para hacer más llevadera la temática de la película, y un sarcasmo expuesto con precisión hacen de Siempre nos quedará mañana una obra reivindicativa, realista pero perfectamente asumible por el espectador.