Con Natalia de Molina al frente de un estupendo reparto, el director y guionista sevillano Miguel Ángel Vivas ha creado una notable obra a partir de las vicisitudes de un grupo de policías antidisturbios que se ven inmersos en una compleja operación de desahucio. Su última película, Asedio, es pura adrenalina. 

Pero en Asedio, Miguel Ángel Vivas va involucrando al espectador poco a poco. Casi sin darse cuenta, en un ambiente de aparente calma, se ve atrapado en la trama gracias a la calidad técnica con la que está elaborada la película, con claustrofóbicos primeros planos (básicamente de Natalia de Molina) y otros planos secuencias trepidantes que le dan un ritmo vertiginoso.

La corrupción policial, la migración ilegal, los desahucios, la sororidad… son elementos más que suficientes para hacer un tremendo thriller cargado también de un importante componente psicológico. 

Dani, la novata, como es conocida en su brigada de antidisturbios, es la única mujer de la misma y vive su profesión como un elemento extraño en un microcosmos formado únicamente por hombres. Al verse inmersa sin querer en una trama de corrupción policial, su percepción de la realidad comienza a cambiar… hasta el momento culminante en el que ha de elegir entre seguir en un sistema que no ampara a los ciudadanos o pasarse al lado oscuro. Nasha (Bella Agossou), una joven nigeriana que acaba de perder su vivienda, y su hijo Little, se cruzan en su camino. Ese momento va a ser decisivo en la toma de decisiones de Dani. Pero ello no va a ser fácil porque el tiempo no sólo corre, sino que vuela, y las dudas no son buenas.

Dani y Nasha van a combatir a ese sistema corrupto que las tiene atrapadas en un edificio desahuciado y tomado por unos antidisturbios peculiares.