Adrián Ordóñez: “Es fundamental que todos los festivales apoyen el corto, porque es el inicio de todos los creadores”
'El Amoragaor', su nuevo cortometraje
Adrián Ordoñez atesora ya una larga trayectoria en el cortometraje. Desde su productora malagueña Muy Al Sur Films, está llevando sus proyectos a todos los rincones del mundo. Es el caso de El Amoragaor, producción con la que suma 50 selecciones internacionales y 11 premios en festivales, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. En ella nos habla desde lo local, de historias universales como por ejemplo la que personaliza Manolín en este último corto que ha podido verse en la 22ª edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla.
Diriges El Amoragaor, un cortometraje cuyo protagonista es Manolín, un espetero de Málaga, ¿cómo te llega su historia?
Fue a través de una llamada de Sergio Rubio, que es el guionista con el que suelo trabajar, que me propuso hacer algo sobre el espeto, porque no se había rodado nada sobre ello. Investigamos para hacer un corto documental. Recorrí las playas de Málaga buscando a un espetero que pudiera darnos una historia más allá del oficio. Hasta que encontré a Manolín. Llegué a su barca. Me habló de la última caña de su hermano. Llamé al guionista, que al final fue Paco Bernal, y le dije que tenía ya al protagonista. Le hice un seguimiento durante meses para ver qué podía sacar de ahí para que el corto no se quedara solo en Málaga, sino que pudiera viajar a otros rincones. Fue buscando chiringuito a chiringuito.
¿Y por qué Manolín? ¿Qué tenía su historia para que te decidieras por él?
Parte de la gente cuando piensa en Málaga o en Andalucía, lo relaciona con el típico tío espabilado, pícaro, gracioso… Y yo he buscado todo lo contrario. He buscado a un personaje mucho más reservado, que hable con la mirada. También me contó lo que había pasado con su hermano, y que por eso está él ahora en la barca. Era perfecto. Creía que iba a conseguir más de él hablando poco y con la mirada, y con su historia, para utilizarlo como giro narrativo. A día de hoy me llevo con él como si fuese mi tío. El otro día estuve comiendo allí con él. Tenemos una relación muy buena. Y es él el culpable de que estemos donde estamos ahora. Es una persona que queda muy bien en pantalla, porque la gente puede empatizar fácilmente con él.
Fotografía de Andrea del Zapatero
Me recorrí las playas de Málaga buscando a un espetero que pudiera darnos una historia más allá del oficio
Adrián Ordóñez, director de 'El Amoragaor'
En el cortometraje vemos a Manolín explicando su historia a la vez que nos habla sobre su oficio y lo que supone ser un espetero. Es una persona que no está acostumbrada a las cámaras ni a abrirse públicamente de esa manera. En ese sentido, ¿cómo ha sido el trabajo con él?
Me fui durante unos cuantos meses al chiringuito. Le iba haciendo un seguimiento con la carpeta, un boli y una libreta, y le iba preguntando qué le gustaba o qué haría él. Iba también viendo el ambiente, la gente que lo rodeaba. El equipo era muy grande, pero tenía que elegir con lo que construir la historia para que fuese más real. Grabamos en servicio abierto, que aquello fue una guerra. Había gente comiendo y nosotros molestando. Al principio no sé si confiaba en mí del todo, porque no me conocía. El mundo del cine está muy apartado de lo que él hace. Pero empezó a confiar. Me hice su amigo, me gané a la gente que lo rodeaba. Conforme iba avanzando, una vez que tenía la parte visual de las brasas, los espetos, etc, empecé a entrar en el tema de su hermano. Lo fui tratando para que llegado el momento de grabar, pincharlo de alguna manera y que dejase ver esa parte. Pero estuvimos un tiempo trabajando eso para que al final se emocionase. Y me lo dijo, me dijo: “no sé qué has hecho estos meses, que me tocas algo y me salen lágrimas”.
El Amoragaor tiene una factura muy cinematográfica, ¿tenías la idea de darle ese tono desde el principio?
Sí, esa era la idea. Fuimos a dos cámaras, teníamos que ir en directo, con luz natural. Luego hubo una postproducción complicada de etalonaje. Yo no falseaba nada. En el momento que él estaba explicando algo, le decía a los dos cámaras que grabaran eso cada uno con una distancia diferente. Intentaba no molestar a Manolín, entonces la luz era la que había. Quedó muy bonito, porque tenemos a un buen etalonador, que es Edu García. Pero era todo una locura. Intentaba construir en mi cabeza lo que necesitaba, pero fue la guerra dirigir a dos cámaras y en tiempo real. No quería meterme en el mundo de Manolín, pero siempre estaba grabando todo lo que ocurría. Pocas veces lo influenciaba. La voz en off la grabé en el estudio de una escuela de cine para que él estuviese tranquilo.
Fotografía de Andrea del Zapatero
Vas a festivales y las salas están llenas con los cortos
Adrián Ordóñez, director de 'El Amoragaor'
He leído una declaración en la que dices: “Queríamos capturar el alma de un oficio que define a nuestra tierra y, sobre todo, a las personas que lo mantienen vivo”. Es importante reivindicar desde el cine y desde lo local estas pequeñas cosas que construyen nuestra identidad cultural, ¿no?
Sí. Y muchas veces tengo miedo porque Andalucía tiene ese sentimiento de inferioridad, que no deberíamos, porque somos capaces de hacerlo. Con el proyecto con el que estamos ahora para Marvel y DC en Estados Unidos, lo estamos haciendo desde Andalucía. Nos gusta siempre llevar una rama que sea nuestra, y enseñarle eso a la gente, y al mundo. Me ha hablado gente de Francia, de Canadá, de Bélgica… que se han hinchado de llorar, que han empatizado, que lo han premiado en festival. Siempre intentamos que nuestros proyectos tengan nuestras raíces.
Esta es la primera edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla en el que los cortometrajes participan también en Sección Oficial. Como cortometrajista, ¿qué valoración haces sobre esto?
Es importante. Es con lo que empezamos todos. Estás aquí para saltar al largo, pero al principio necesitas este tipo de apoyo. Ya estuve en el Festival de Sevilla hace dos años con otro corto, y en este tipo de certámenes europeos está muy bien que siempre intenten darnos cabida. Entiendo que lo más respetado siempre es el largometraje, sobre todo de ficción, pero es importante que nos den nuestro sitio porque somos el futuro. Creo que todos tendríamos que ser tratados por igual, aunque no se genere la misma expectación, no haya los mismos números o el mismo público. Vas a festivales y las salas están llenas con los cortos. Incluso puedes ver cosas más frescas. Es fundamental que todos los festivales apoyen el corto, porque es el inicio de todos los creadores.
Actualmente tienes una productora pequeña, Muy Al Sur Films, en la que trabajáis desde Málaga a nivel internacional.
Yo ya me dedicaba a esto antes, pero dirigía para los demás. Y pensamos en hacer una productora para hacer nuestras propias cosas y tener en nuestras manos el control de todo. Con El Amoragaor hemos entrado en la shortlist de los Goya. Y ahora vamos a estrenar otro cortometraje con Salva Reina y Melani Olivares (Inquilinos). Somos jovencitos como productora, pero el equipo lo forma gente que ya lleva en la industria mucho tiempo. Vamos avanzando poquito a poquito, pero bien.


