'Julio Muñoz Gijón: “Los pinceles de la baronesa es una historia sobre la fuerza de tus circunstancias”'

Julio Muñoz Gijón: “Los pinceles de la baronesa es una historia sobre la fuerza de tus circunstancias”

Tras la pista de Eduardo Olaya

Julio Muñoz dirige, junto a Mauricio Angulo, el documental Los pinceles de la baronesa, presentado en la reciente edición del SEFF.
El tándem formado por Julio Muñoz y Mauricio Angulo no ha podido tener mejor estreno. Ambos dirigen el documental Los pinceles de la baronesa, presentado con gran éxito de público en la reciente edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla. El certamen en el que además se han alzado con el Premio Asecan al Mejor Guion de Largometraje (compartido con Golpes, de Rafael Cobos). La cinta nos lleva a través de una investigación con tintes detectivescos tras la pista de Eduardo Olaya, uno de los copistas de obras de arte más importantes del mundo. Una figura que sus directores buscan reivindicar con este trabajo. Muñoz ha sido el encargado de contarnos detalles sobre este proyecto. 
La película se ha estrenado en el Festival de Cine de Sevilla, en el que ha contado con dos pases. En el primero se agotaron las entradas nada más salir y en el segundo ha estado completo también, ¿qué sensaciones estás recibiendo por parte del público?

A mí me pasa una cosa que es una especie de mandamiento para mí. Mi propósito en la vida es acercar las cosas que me gustan al máximo número de gente posible. Con los libros me pasa mucho, que cuando alguien viene a una firma y me dice, “por favor, sigue escribiendo porque mi hijo es lo único que lee”. Hay quien tiene la generosidad de decirme, “no me gustaba leer, cogí un libro tuyo, y a partir de ahí he entrado en el ocio de la lectura”. Cuando hicimos la adaptación de El Asesino de la Regañá pasó una cosa parecida. Había una parte del público que no era aficionado al teatro, y que de repente un poco por la curiosidad del libro, empezó a llenar la Sala Cero. Y a día de hoy se sigue llenando. Con el documental estoy muy contento porque ha pasado algo parecido. El otro día estaba en un bar en la Puerta de la Carne, y me dijo el camarero que iba a venir a verme. Me cogió tan fuera de juego que no sabía de qué me hablaba. Le pregunté, “¿pero a ti te gusta el arte? ¿Has visto un documental? ¿Has ido al festival?”. Me responde, “no, no. Pero lo he visto y me parece curioso”. Para mí hacer un documental sobre una historia universal, pero que sale en Sevilla, que habla sobre arte, algo que suele ser muy poco televisivo, y que las dos salas se llenen, es una responsabilidad tan guay que lo asumo encantado. 

Lo que he intentado con el equipo, que ha estado en la misma onda, es hacer un documental que fuera muy accesible y sencillo de seguir. Me encanta el documental, pero a veces con amigos directores comenté que si seguimos haciendo documentales de autor, nos vamos a quedar la gente que lo hacemos. Con los libros pasaba eso. Los chavales de mi generación no leían nada, sin embargo ahora nos hemos quitado los complejos, y hay youtubers que sacan libros, y ahora cuando voy a un instituto a hablar del incentivo a la lectura, todos son super lectores. El documental lo que hace es dar ese paso de quitarnos las gafas de “somos muy culturetas”, y hacer historias que conecten con la gente, contadas de la forma más sencilla posible, y que sobre todo abramos a nuevos públicos, porque los documentales ya no son los que te pones para echarte la siesta de un ñu cruzando un río. Ahora se pueden contar historias muy bonitas, y que permitan que las 600 personas que han pasado por aquí conozcan mejor su ciudad, y conozcan a un personaje que creo que hay que reivindicar.

https://festivalcinesevilla.eu/

Fotografía de Andrea del Zapatero

Cita textual:

Mi propósito en la vida es acercar las cosas que me gustan al máximo número de gente posible

Julio Muñoz, co-director de 'Los pinceles de la baronesa'
Ese personaje al que quieres reivindicar es Eduardo Olaya, uno de los mayores copistas de arte del mundo, pero también de los más desconocidos, ¿cómo llegas a su historia?

Llego a ella porque el otro director, Mauricio Angulo, es muy amigo de Tomás, que es sobrino nieto de Olaya, y que además sale en el documental. Muchas veces cuando tienes una historia cerca, no lo valoras. La costumbre nos esconde las cosas. Para Tomás era una historia que siempre pululaba por su familia, pero no le daba la temperatura a cuando te la cuentan de primeras. Se la contó a Mauri, y un día hablando él y yo me propuso la idea. Yo le decía, “¿pero esto vamos a hacer? ¿un copista que vende cuadros, que engaña a Franco…?”. Estábamos sobre la pista, y ocurrió lo del cuadro de Murillo en la subasta de Christie’s. Y nos pusimos a investigar. En Netflix hay un documental que se llama Made you look, que es la historia de Bergantiños, que es un contrabandista de arte gallego, que formó un lío con arte contemporáneo en Nueva York. Compraba arte falso, lo colocaba por todo el mundo, y lo detienen en Sevilla hace cuatro años. ¿Qué hace ese tío en Sevilla? Seguramente que sigan quedando cuadros de Olaya. La historia llegó por el contagio de Tomás. Nos llamó la atención y empezamos a escarbar, escarbar y escarbar, y cada vez encontrábamos más cosas. Hasta que vimos que tenía entidad suficiente para contarlo en un documental.

¿Cómo ha sido todo ese proceso de documentación hasta lograr montar un retrato real de Eduardo Olaya?

Era el gran reto que teníamos. Ya sabes que en esta ciudad intentamos exagerar las cosas, y no podía permitir contar una historia que no tuviera sustento de datos. A partir de las historias que nos contaban, nos pusimos a tirar un poco del hilo. Primero con la policía, que se portó muy bien, nos dio bastante información. Y luego con el paseo de hemeroteca. Con esto último nos ocurrió una cosa, que era que nos costaba encontrar información. Nosotros estábamos buscando un Eduardo Olaya con “ll”. Entonces, en algún momento empezaron a nombrarlo con “y”. La mayoría de noticias que tenemos recuperadas es con “y”. Nos dimos cuenta que era el mismo, y comenzamos a sacar vías. Encontramos al Moro, éste nos conecta con la mujer de Franco. Dimos con testigos directos que decían que lo de Carmen Polo era verdad. También recopilamos testimonios de gente que no quería aparecer, pero nos daban su versión de lo que pasó. Ha sido como ir recomponiendo un puzzle, con muchas piezas, en el que las historias de transmisión oral eran importantes, pero que después tenían un sustento en pruebas policiales y en información periodística de la época.

Julio Muñoz Gijón: “Los pinceles de la baronesa es una historia sobre la fuerza de tus circunstancias”
Julio Muñoz Gijón: “Los pinceles de la baronesa es una historia sobre la fuerza de tus circunstancias”

Fotografías de Andrea del Zapatero

Cita textual:

Para mí una de las cosas que debe tener un documental para que sea entretenido es una trama en presente

Julio Muñoz, co-director de 'Los pinceles de la baronesa'
Los pinceles de la baronesa no es un documental al uso, sino que se nos cuenta como si de una película de espías se tratara, con un toque a thriller detectivesco, ¿tenías claro este enfoque desde el principio?

Para mí una de las cosas que debe tener un documental para que sea entretenido es una trama en presente. Hay muchos documentales que lo que hacen es mirar para atrás y contar cosas que ya han pasado, y al final no tienes una incertidumbre. Nosotros necesitábamos una trama que añadiera atracción a la historia, que en este caso es la investigación sobre si ese cuadro de Murillo que está en Christie’s lo pintó Eduardo Olaya. Esa trama nos añade movimiento y nos sirve de excusa para hablar tanto de la Sevilla más golfa de esa época, como lo que hacían Eduardo, el Moro y tantos otros. Al final la propia historia nos estaba llevando a lo que era una investigación casi detectivesca de la época. Cuando le pusimos el documental a Miguel Rivera, que es el responsable de la música, lo que nos dijo era que le pegaba Twin Peaks a hierro. Y es que es mi serie favorita. Todas esas bases jazzeras nos funcionaban muy bien, y le daban ese aroma de investigación antigua que creo que le pegaba. Parece que no, pero es una historia bastante frágil. Tiene sus momentos de humor, pero hay que medirlos muy bien. Porque en el momento en el que abuses de él o que la música te llevara a otro sitio, se te quedaba en parodia. Le insistía mucho a Miguel que tenía que ser más oscuro. Porque había gente que se había suicidado, otra había terminado en la cárcel muchos años, u otra había sido envenenada… Es verdad que hay muchos momentos divertidos con los que te ríes mucho, porque eran unos golfos maravillosos, pero había que rebajarlos para que quedara en investigación. 

Durante el documental nos surge cierto dilema a medida que se conoce quién fue Eduardo Olaya, porque lo que hacía de copiar cuadros y hacerlos pasar por originales es delictivo. Pero por otro lado también nos muestra a una persona que era un genio, que al final lo que buscaba en cierto modo, en esa Sevilla, era sobrevivir.

Los pinceles de la baronesa no es un documental de arte ni de falsificación. La idea redondita, primigenia de la que todo lo demás cuelga, es que es una historia sobre la fuerza de tus circunstancias. Aquí hay un señor con un talento absoluto para la pintura, que nace en una familia sin recursos, en un entorno en el que su condición sexual hace que te echen 40 casillas para atrás y estés constantemente detenido… Y todo eso es incompatible con el normal desarrollo del talento de la pintura, como es desarrollar tu obra, hacer exposiciones, venderla y si puedes, tener un nombre en la historia del arte. Él, perseguido, detenido y marginado, se inclina al final por una solución más sencilla que es falsificar. Lo que decía Tomás en el documental, ganaba mucha pasta, se divertía y era la solución rápida. Y el documental va precisamente de eso, de cómo nuestras circunstancias a veces pesan mucho más que el talento que podamos tener. Eso de si quieres puedes… Puedes si te dejan. Y a Eduardo no lo dejaron.

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