Cristina Oñoro: “Sin archivo no hay historia; las feministas tenemos ahí una herramienta poderosa para reescribirla”
Una travesía literaria y personal
La escritora y profesora universitaria Cristina Oñoro presenta su nuevo libro, En el jardín de las americanas: Una historia transatlántica (1871-1936) (Taurus), una travesía literaria y personal que rescata del olvido a las pioneras de la educación femenina en España. A través de archivos, viajes y memoria, Oñoro reconstruye una genealogía feminista que conecta a mujeres de ambos lados del Atlántico y todo lo que supusieron para la educación femenina.
Mientras lo leía, sentía un sabor agridulce: tengo 29 años y hasta ahora no conocía esta historia ni a sus protagonistas. ¿Cómo fue para ti descubrirla y escribirla?
Para mí también fue agridulce. Es una historia que me hubiera encantado estudiar en el colegio o en el instituto, no encontrarla por casualidad en un archivo. La historia de las mujeres ha sido silenciada, ninguneada. Pero el libro también es una peregrinación: visité lugares clave en la educación universitaria femenina en España y Estados Unidos. Frente al olvido, me parecía casi una performance feminista ir a la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, a la Residencia de Señoritas, o al Smith College, donde está la Sophia Smith Collection, una de las mayores bibliotecas sobre historia de las mujeres.
Imagino que como profesora, ese viaje tuvo un significado doble.
Totalmente. El libro tiene una parte de crónica personal, de viaje, pero también de memoria académica. Porque otras estuvieron antes, lucharon por entrar en la universidad, y gracias a ellas hoy podemos ser profesoras. Recordarlas es entender nuestro presente y proyectar nuestro futuro.
Me gustó mucho ese enfoque narrativo. ¿Siempre tuviste claro que querías incluir esa voz personal?
No. Fue el propio libro el que me lo pidió. En mi anterior ensayo, Las que faltaban, no había esa voz personal porque no era necesaria. Pero aquí, al tratarse de mujeres anónimas, necesitaba una narradora en primera persona que conectara emocionalmente con el archivo y con la historia.

Fotografía de Patandi

El libro tiene una parte de crónica personal, de viaje, pero también de memoria académica
Cristina Oñoro
En el libro dices que era una historia inabarcable. ¿Cómo fue ese proceso de selección?
Como es un ensayo narrativo, muchas cosas se quedan fuera porque no encajan narrativamente. No es una tesis. Al final incluyo una bibliografía para quien quiera seguir el viaje. Y seguramente escribiré otros libros, pero no como ampliación, sino como nuevas historias.
Leyéndolo, me venía a la mente la serie de televisión El Ministerio del Tiempo o el capítulo de Las Sinsombrero. Tiene algo muy cinematográfico.
Me lo han dicho más veces. A mí me atrajo por esa dimensión novelesca, pero también por su valor como historia feminista y educativa. Es una historia que aporta mucho.
Me llamó la atención cómo estas mujeres mantenían sus valores por encima de todo. ¿Crees que hemos perdido algo de esa fuerza colectiva?
Lo más inspirador para mí es el apoyo internacional. Mujeres de universidades estadounidenses ayudaron a que otras mujeres, en otros países, accedieran a la educación. En un momento como el actual, donde el nacionalismo vuelve con fuerza, recuperar esa historia de solidaridad internacional es muy potente.

Fotografía de Patandi

Necesitaba una narradora en primera persona que conectara emocionalmente con el archivo y la historia
Cristina Oñoro
Muchas de estas mujeres venían de entornos conservadores, pero acabaron siendo activistas. ¿Qué te dice eso?
Que el activismo transforma. Muchas empezaron militando en causas como la Templanza, contra el alcohol, y acabaron liderando movimientos feministas. Una vez que pruebas la lucha, es difícil volver atrás.
Para terminar, ¿qué enseñanza personal te deja este libro?
Que sin archivo no hay historia. Y que las feministas tenemos en el archivo una herramienta poderosa para reescribir la historia, para rescatar a las mujeres que fueron silenciadas. También me llevo la experiencia de haber podido seguir sus pasos, gracias a una beca de creación literaria de creación literaria de la Fundación BBVA, que me permitió hacer ese viaje en sentido inverso: ir a Estados Unidos, seguir sus pasos, bucear en los archivos… y la enseñanza así última sería esa. Que sin archivo, no hay nada, no hay historia. Las feministas tenemos ahí los archivos, que son una herramienta poderosa para reescribir la historia, colocando en ella a las mujeres que han sido a menudo ocultadas, silenciadas o dejadas en una esquinita.