Lo cierto es que el inicio de su actuación se hizo esperar más de lo deseable, tres cuartos de hora, y eso, el malestar, el ansioso público que se congregó en el sevillano Estadio Olímpico de la Cartuja lo manifestó con silbidos. Pero en cuanto se asomó al escenario, una enorme ovación presagiaba que la comunión entre el artista y sus seguidores sería perfecta, y que el posible enfado era más propio de las ganas que había de disfrutar de una noche para el recuerdo. Y así fue como Luis Miguel se fue ganando a un auditorio que se rindió ante sus encantos. Hubo muchos mexicanos en la grada de Gol Sur del estadio cartujano, exhibiendo algunas banderas del país, en el anhelado reencuentro con su paisano.
Dos semanas en España
La gira “México por siempre”, que consta de 82 conciertos (74 en Norteamérica y 8 en Europa), llevará a Luis Miguel a 46 ciudades de cuatro países. Comenzó el 21 de febrero pasado con cinco actuaciones en el Auditorio Nacional de Ciudad de México. Acabará el 24 de noviembre en el Parque Alberto Romo Chávez de Aguascalientes. En España ya ha estado en Madrid, en el Wizink Center (los días 1 y 2 de este mes), y tras su brillante paso de ayer por Sevilla actuará en el Estadio Nueva Condomina de Murcia (mañana sábado 6); en el Palau Sant Jordi de Barcelona (domingo 8); en el Starlite Festival de Marbella (miércoles 11), en el Jardín Botánico del Cap Roig de Palafrugell, en la programación del Festival Cap Roig (viernes 13); y en el Auditorio Marina Sur de Valencia (sábado 14).
El que fuera artista precoz demostró ayer en Sevilla que aún sigue en forma, en plena forma. Durante algo más de dos horas paseó a sus seguidores por su intensa y aclamada carrera musical y les mostró parte de su último álbum ¡México por siempre!. Con su voz prodigiosa y su saber estar sobre el escenario, supo generar una atmósfera de complicidad que envolvió con el glamour de otra época a un público dispuesto a ser cautivado. El carisma es algo innato y este representante de una especie de cantantes de otros tiempos, pero de sello perenne, posee el don de ganarse al respetable con su sola presencia. Vestido con un traje de chaqueta negro, con chalequillo, una corbata del mismo color y camisa blanca, se presentó a lo grande, dejando que sus seguidores le recibieran con fervor.
Casi treinta canciones
`Si te vas´, del álbum Nada es igual…, fue el tema elegido para empezar las más de dos horas de actuación, en la que casi 30 canciones sirvieron para hacer un recorrido por el Luis Miguel clásico y, también, presentarnos ese ¡México por siempre! que da nombre a la gira 2018. Precisamente, quizás sabedor del público al que iba dirigido este concierto, el mexicano (nacionalizado, pues nació en San Juan de Puerto Rico), que en el actual 2018 cumple 36 años de carrera artística, le dedicó bastante más tiempo (algo más de hora y media) al primer repertorio que al segundo. De esta manera, fue desgranando de manera impecable canciones como `Tú sólo tú´, `Amor, amor, amor´, ´Devuélveme el amor´, `Por debajo de la mesa´, `No sé tú´, `Cuestión de piel´, `Culpable o no´, `La barca´, `El reloj´, `Amante del amor´, `Entrégate´, `Hasta que me olvides´, Tú y yo´… hasta que, con el auditorio en sus manos, nos mostró su yo íntimo, ya sin chaqueta, y con solo el acompañamiento del piano. `La mentira´ y `Contigo en la distancia´ pusieron el límite entre el Luis Miguel clásico y el que ha publicado ¡México por siempre!.
Un derroche de luz y musicalidad, de apoteosis, anunció que México se había adueñado del Estadio Olímpico de la Cartuja. A partir de ahí, se encaró la recta final con la espectacular aparición del Mariachi Vargas de Tecalitlán. Temas del último álbum, como `La fiesta del mariachi´, `Llamarada´, `El balajú´, `La bikina´, `Serenata Huasteca´…; de México en la piel , como `Sabes una cosa´; de El concierto, como `Si nos dejan´; e incluso un guiño al maestro José Ángel Espinosa, con `Échame a mí la culpa´, fueron poniendo un punto, y esperamos, aparte en la relación de Luis Miguel con Sevilla. Porque, efectivamente, la fiesta no ha hecho más que comenzar, y México es muy, muy lindo.