Lo podemos disfrutar actualmente a través de los personajes que interpreta en dos series diferentes con dos papeles asimismo distintos: Roque en el thriller de TVE, Néboa; Litos, en El vecino, una comedia de Netflix. Denís Gómez se asoma a Gatrópolis para contarnos sus sensaciones en relación con sus dos últimos trabajos.
Actualmente tienes en emisión dos series, una comedia (El Vecino) y un thriller (Néboa). En ellas interpretas a Litos y a Roque, respectivamente, ¿cómo son estos personajes desde tu punto de vista?
Pues por suerte, muy diferentes; Litos y Roque si se conociesen un día no llegarían ni a ser complementarios.
Litos es un viva la vida capaz de tatuarse en la frente carpe diem si hiciera falta. Busca el amor de los demás de una manera muy surrealista y cree que si todos nos drogásemos más, seríamos muy felices y viviríamos mejor. Es inocente pero tampoco tiene un pelo de tonto. Lo que pasa es que a veces está muy colocado.
Roque es un hombre afable, en el que confiar y pasárselo bien; pero está en un momento de su vida en el que tiene que elegir si esa manera de vivir le está compensando o por el contrario, está provocando que las cosas por las que realmente quiere luchar se le escapen de las manos. Además, en Néboa, al ser un thiller, partimos de un punto de partida ya muy duro como es la muerte de un ser querido, y ahí se verá que las armas de Roque para lidiar con eso son muy débiles.
¿Qué te aportan como actor ambos personajes?
Son dos personajes muy exigentes por cosas diferentes. Litos es un tío muy excesivo, pero no te puedes pasar de la raya ni jugar al estereotipo de drogadicto, que además está muy visto; pero tampoco te puedes olvidar de que estás trabajando en comedia, con lo que quedarse un paso por detrás en la composición del personaje sería un error y un aburrimiento para el espectador.
El trabajo de Roque es más introspectivo e intelectual. Exigía una veracidad en situaciones límites para la que había que estar muy concentrado y si me apuras, inspirado.
El aporte en ambos casos es ver que has trabajado desde la honestidad y que el público lo recibe bien.
En ambas series demuestras tus habilidades para pasar de la comedia a un thriller. En este sentido, ¿dónde te encuentras mejor?
He trabajado bastante comedia y no poco drama; pero le tenía mucho respeto al thriller, simplemente por una cuestión de experiencia. Hay que tener muy claro de dónde vienes, qué información quieres darle al espectador. El raccord emocional es importantísimo. De dónde vienes a dónde vas, qué sabes, qué puedes hacer que sepa el espectador.
Tu experiencia como actor parece que es más amplia en la ficción televisiva y en el teatro, ¿ha sido porque te encuentras más cómodo en estas disciplinas?
No, es una cuestión de oportunidades. Cada vez hay más transversalidad entre un medio y otro, pero sigue habiendo ámbitos donde es más difícil acceder. Además, el volumen de televisión ahora mismo es enorme. Con lo cual, las oportunidades siempre son mayores en este medio.
Néboa es de RTVE, mientras que El Vecino es de Netflix, ¿cómo ves como actor estos cambios a la hora de consumir cine y televisión?
Me parece bien con mis reservas, creo que tenemos que aprender a diferenciar que los medios son diferentes y las maneras de ver el producto también. Debería haber cabida para todos, pero no a cualquier precio. Creo que por ejemplo las audiencias siguen siendo un hándicap para las generalistas, pero no para las plataformas, donde son solo un factor entre otros muchos para tener en cuenta; es injusto. Igualmente creo que ver cine en las plataformas no es ver cine, es ver películas en dispositivos. Pero, por supuesto, esa es mi opinión personal.
Néboa ha sido rodada en Galicia con un equipo en su mayoría gallego, ¿esto ha supuesto un plus de motivación para ti o una ventaja al conocer el entorno?
Ambas cosas. Conocía a muchísima gente del equipo técnico y artístico; y además había actores paisanos míos con los que me apetecía mucho trabajar con los que nunca había coincidido y que estaban en la serie. Por no hablar de la zona donde grabamos, Ortegal y Barqueiro, que son una pasada.
La temática y la factura de ambas series son totalmente opuestas, ¿consideras que van dirigidas a un mismo público?
Puede haber público en común, pero parece que no mucho. Los que me ven en Néboa me reconocen por Cuéntame y los que me ven en El Vecino, me reconocen más por El sabor de las margaritas, ambas de Netflix. Me encantaría creer que es por la composición de personajes, pero me temo que es más por un nicho determinado de público.
Tu personaje en Néboa es alguien con una manera de ser que le hace accesible a los demás. ¿Se valora más a quienes muestran lo peor de sí mismos?
Bueno, ya que lo preguntas, tengo la sensación de que la educación y la bondad más pura no son dos valores que estén muy de moda. Da la sensación de que con la excusa de la sinceridad y la autenticidad, se caen en maneras y modos que dejan bastante que desear y que llegan a ser aplaudidos incluso en medios de comunicación. Decir esto suena puritano pero creo que es necesario tenerlo en cuenta.
Para terminar, ¿qué esperas que te den estos dos trabajos que tienes ahora en marcha?
Para mí haber hecho dos series de calidad tan diferentes y que gusten a la gente me hace en sí tan feliz que no me atrevo a esperar más que seguir trabajando. Si puede ser en proyectos tan motivadores como Néboa y El Vecino, pues mejor.