'El afianzamiento de Stranger Things'

El fenómeno Stranger Things es imparable. No tenemos nada más que pararnos en la acogida de su tercera temporada y en el merchandising y el marketing que rodea a la serie, para darnos cuenta. De hecho, en sí misma esta tercera temporada parece sacada con esa predeterminación. El vestuario estratégicamente escogido, la paleta cromática o algunas de las referencias que se hacen en esta temporada parecen creadas con la futura visión de venta.

El afianzamiento de Stranger Things

Pese a este aspecto tan superfluo para la trama en sí, podemos estar ante una temporada que está por encima de las expectativas. La creación de los hermanos Duffer contaba con la grandilocuencia de una primera temporada y una continuación que le hacía justicia a su predecesora. Por ello, éramos muchos los escépticos que no confiábamos mucho en esta tercera (y menos en la cuarta que acaba de ser confirmada).

Esta nueva entrega se basa en el meticuloso guión y en el montaje que se han realizado. Y no es para menos: la trama principal se encuentra dividida en cuatro núcleos que podrían entorpecer la narración si no fuese por la sutileza de su ensamblaje. Con mucho tiento y cuidando cada detalle, todas las tramas quedan unidas en una armonía apabullante. Por destacar algo negativo, podría decirse que este tipo de narración tiene su doble rasero. Se producen desconexiones entre los personajes principales, tanto a nivel relacional como de trama (Joyce no se acuerda de Will hasta bien entrada la temporada, Dustin se queda en un segundo plano respecto a su crew y Jonathan y Nancy parecen que forman parte de otra serie y que no tienen componentes comunes entre los demás personajes).

El afianzamiento de Stranger Things

Un punto bastante positivo y que destaca sobre las demás temporadas es su oscuridad, no por la paleta cromática (todo lo contrario, es una temporada basada en colores eléctricos y estampados psicodélicos, como he mencionado anteriormente, muy enfocada al merchandising), sino por el aspecto narrativo. Además, la mezcla entre la situación que viven los personajes de Hawkins y los flashbacks de temporadas anteriores enfatizan más si cabe el calibre de trascendencia que está adquiriendo la serie.

Stranger Things ya no es solo una serie para amantes de los 80, o enfocada a un público más teen que adora las series de ciencia ficción: es un punto y aparte de nuestras series contemporáneas, que enloquece a público y crítica.

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