No sé cuántas veces habré visto la saga El padrino (The Godfather). Soy de los que piensan que la tercera entrega no desmerece en nada a las que con mucha antelación fueron estrenadas. El conjunto de la obra, con ese significativo salto temporal que supone la diferencia de años entre las dos primeras películas (1972 y 1974) y la última (1990), es sublime. En versión original subtitulada, doblada, en vídeo, en DVD, en blu ray, en cine… Lo mismo da, lo importante ha sido revisionar la impresionante creación cinematográfica que de la adaptación de la novela homónima de Mario Puzo realizó Francis Ford Coppola. Una novela que vio la luz en 1969.

La banda sonora, la trama, la dirección, el elenco de actores y personajes… hacen de El padrino una obra de arte dividida en tres capítulos. Y de ese reparto se ha caído otro actor, James Caan. En su larga trayectoria cinematográfica (El Dorado, The Rain People, Brian’s Song, A Bridge Too Far, Misery o Rollerball) siempre será destacado fundamentalmente su papel del duro, transgresor y violento Sonny Corleone. Eso sí, fiel defensor de la familia, como mano derecha de su padre, don Vito (Marlon Brando).
Justiciero de los suyos, él encarnó la fuerza, el orgullo siciliano. Y en esa tesitura, James Caan (Bronx, Nueva York, 26 de marzo de 1940), fallecido en Los Ángeles a los 82 años de edad, fue el actor que interpretó el papel del orgulloso Sonny Corleone que pasó a la historia por la puerta grande. De hecho, obtuvo una nominación a los Oscar en 1973 a Mejor Actor de Reparto. Sobre su reciente desaparición, su familia a través de Twitter lo ha dicho: «La familia aprecia el amor y las condolencias y pide que se continúe respetando su privacidad en este difícil momento«.
Los Corleone siguen menguando a la vez agigantan su recuerdo.