En una era cada vez más digitalizada, cada día vemos con más asiduidad como algún dispositivo tecnológico acaba sustituyendo un elemento tradicional de nuestra vida cotidiana. Uno de ellos es el libro, el tradicional de toda la vida, que poco a poco ve como el libro electrónico o e-Book va ganando más adeptos y le va robando cuota de mercado. Con todo lo que ello conlleva, hoy día ya va siendo más habitual ver a alguien llevando un Kindle con 5.000 libros en detrimento de formato físico. Poco a poco y con la introducción de la tecnología en nuestras vidas el libro tradicional quedará solamente para los más puristas.
Que un libro electrónico, también conocido como por el nombre de eReader, e-Book, o libro digital, tiene muchísimas ventajas es una evidencia clara, pero ese dispositivo fabricado en algún lugar recóndito de Asia no puede ofrecerte la misma experiencia. No puede simular el tacto rugoso del papel, el olor a libro antiguo, ni ese amarillento color de un ejemplar que te dejó tu abuelo de algún clásico de García Márquez.
Evidentemente no hay que dejar de lado las muchas ventajas que aporta un e-Book a nuestras vidas. En algo más de 100 gramos podemos llevar toda nuestra biblioteca, eso es algo contra lo que no podrá competir el formato físico. Además, pueden contar con diversas prestaciones, existen modelos con wifi, conectividad 3G, táctiles, con pantallas a color o distintas capacidades de memoria interna. Algunos hasta cuentan con aplicaciones que permiten conectarse a internet y navegar.
Bien es cierto que al depender de este tipo de dispositivo necesitamos batería, pero gracias a las pantallas de tinta electrónica esto no es un problema. Para que te nos hagamos una idea, alguien que a diario lee una media de 30 minutos al día, puede estar todo un mes o más sin recargar la batería. También debemos tener en cuenta que este tipo de productos incentiva, en cierta manera, la piratería. Siendo España el país del todo gratis, hay gente que hasta le duele pagar 8 míseros euros en Netflix con todo lo que ofrece, siempre hay un porcentaje que busca la forma de hacerse con copias para guardar en su libro electrónico de manera gratuita. Hay métodos y son muy fáciles, demasiado.
Dejando al lado el debate de moralidades, y lo poco que valoran ciertos usuarios el trabajo de los demás, cabe añadir que los e-Books poco a poco están matando a las librerías de toda la vida. Tenemos el reciente caso de la cadena sevillana Beta, que echó el cierre después de las bajas ventas año tras año.
No es fácil discernir cual es la mejor opción hoy día para disfrutar de una buena novela policíaca, algún ejemplar de Jane Austen o un relato tenebroso de H.P Lovecraft, pero bajo mi humilde opinión, un libro siempre será un libro. Es evidente que con un e-Book ganamos en comodidad, ahorramos espacio y nos hace la vida más fácil, pero no es lo mismo. La experiencia de acariciar sus hojas al terminar cada una de ellas, el olor que desprenden o poder admirar el lomo de tu libro favorito, es algo que ni ahora ni nunca ningún tipo de libro electrónico podrá conseguir.