Bruce Springsteen, No Surrender
Bruce Springsteen representa a legiones de fans
Miro hacia atrás para encontrar ese momento en que Bruce Springsteen entró en mi vida. Qué digo en mi vida, en mi alma, porque el cantautor de Nueva Jersey posee algo distinto que le hace ser alguien muy especial, sin menospreciar a esa nómina larguísima de cantantes que acaparan mi atención, mi admiración y mi gusto por ellos y ellas. De hecho, el pasado sábado 28 de abril estuve en el Olímpic de Barcelona en su primer concierto de la gira europea de 2023, y al regresar de la Ciudad Condal tuve la sensación de venir de una larguísima sesión de terapia, gracias a la cual me limpié las múltiples impurezas con las que partí de mi ciudad natal.
El reencuentro con él se ha hecho esperar. Nada menos que siete años desde que en 2016 lo volví a disfrutar en el Santiago Bernabéu de Madrid en la gira conmemorativa de la edición del muy relevante álbum titulado The River.
Como digo, la relación de cantantes a los que admiro es enorme, extensa, porque la música forma parte de mí. No concibo la vida sin ella. Y difícilmente puedo pasar algún día sin escuchar al menos una canción. De hecho, muchos recuerdos de mi infancia están ligados a la música. A los aparatos que siempre hubo en mi casa. A los discos LP (antes no eran vinilos) y single que mis padres compraban de manera asidua. Y eso que mi relación con los instrumentos musicales y con el uso de mi voz para cantar ha sido siempre nefasta; enemigos acérrimos.
En mi desarrollo como persona desde niño hasta mi salida de la juventud (aún sigue siendo alguien muy especial) fue otro rockero, aunque metido a baladista, quien ocupó mi máxima atención y admiración, el gran Camilo Sesto (¡enormes sus letras, su voz y su Jesucristo Superstar!). Pero en mi paso por la universidad comencé a seguir a un joven cantautor estadounidense llamado Bruce Sprinsgsteen, que supuso la apertura de un nuevo camino. El mismo que me ha llevado al actual. Y en el que, veleidades de la vida, me he encontrado con mis hijas, Patricia y Andrea, quienes comparten conmigo la pasión por The Boss (ambas estuvieron en el Olimpic).
El de Nueva Jersey es, como comento, mi “terapeuta”, a quien acudo en los momentos de bajón o en los que hace falta ese golpe en la mesa para levantar la mirada y afrontar el día con fuerza. Es mi cantante de cabecera.
Por su valores, Bruce Springsteen representa a legiones de fans que son capaces de desplazarse desde cualquier lugar para asistir a sus megaconciertos. Porque sabemos que nunca nos va a fallar; tras estar tres horas con él, con su música y con su E Street Band volvemos a reencontrarnos con nuestro yo.
Porque a su edad, sin nada que demostrar a nadie, es capaz de dar todo un espectáculo de honradez, verdad y cariño hacia su gente. Bruce Springsteen, ‘No Surrender’.
Fotografía de portada de Danny Clinch.