Llevaba días soltando píldoras de lo que parecía ser su nuevo trabajo. Ryan Adams volvía, estaba claro, pero desconocíamos de qué forma. Hasta que la tarde del pasado jueves, el artista subía a sus redes un fragmento de lo que finalmente sería ‘So, anyways’, el octavo corte de su último álbum, Wednesday, que publicaría en la madrugada de ese mismo día.
Recordamos que Ryan Adams nos prometía en la primavera del año pasado el lanzamiento de tres discos. Aunque por aquel entonces solo conocíamos el título de uno de ellos (Big Colors) y algún adelanto, un escándalo provocaba que el creador de Heartbreaker se retirase de los focos durante una temporada. Mandy Moore, Phoebe Bridgers y otras mujeres, entre ellas una menor, destapaban una serie de supuestos abusos recibidos a lo largo de los años por parte del cantautor de Jacksonville. La duda sigue sobrevolando sobre lo ocurrido, por lo que este disco puede que sea el más polémico de todo. Sus versos, que más que esclarecer, confunden todavía más (“If I could see your face/Maybe it could erase/The lies with the truth/If you could look into my eyes/Past the question marks”), navegan entre la redención y la culpabilidad, rozando su propia justificación. De lo que no cabe duda, es que no hay lugar para la exculpación.
Hace unos meses reaparecía para decir que tenía mucho que decir y que lo haría pronto. Todas estas palabras se han condensado en el que probablemente sea, y tirando de tópicos, el álbum más personal. Y no porque en esta redacción no tengamos originalidad, sino porque Ryan Adams se ha dejado todo en él. Nos habla de su familia y de todas aquellas cosas que hemos supuesto del cantautor y que previamente hemos comentado. Dejando de lado la parte subjetiva e intentando hablar de Wednesday desde una perspectiva puramente musical, nos encontramos una instrumentalización desnuda a excepción de un par de temas. El ‘Nebraska’ de Springsteen siempre ha sido el Santo Grial para el cantautor y una vez más, lo ha dejado claro.
Con tintes de confesión, Ryan Adams ha vuelto con once cortes, cada cual con más palabras de perdón que el anterior. Por momentos, pareciera que todos los acontecimientos que ha vivido en los últimos meses hablasen a través de su voz. Una voz ajada, triste, que da la sensación de que el cantante ha envejecido a pasos agigantados en todos estos meses de silencio.
Sin duda, para los que la música de Ryan Adams nos ha sanado en tantísimas ocasiones, es dolorosa la dificultad de separar su música (que es impecable) de su persona (que no lo es tanto). Temas como ‘I’m sorry and I love you’, que es el primero del álbum, ‘So, anyways’, ‘Mamma’ o ‘Poison & Pain’ rezuman sensibilidad y dolor, imagen que choca profundamente con sus actos. Después de este dilema, únicamente queda decir que solo tenemos la opción de aceptarlo y continuar, o rechazarle y terminar con esta relación. Eso se queda a la elección del lector.