'L.A. se desgrana en ‘King of Beasts’'

Ha pasado un año desde que L.A. publicara su último LP, King of Beasts. Luis Alberto, acompañado de sus inseparables camaradas (Pep Mulet, Ángel Cubero y Dimas Frías), publicó un álbum que le permitió girar durante todo este año pasado y parte de este por toda Europa, como Londres, Bruselas, París… además de acudir a importantes festivales de nuestra geografía como el Interestelar o el True Music Festival. Por no hablar de los distintos conciertos que han concedido junto a la banda estadounidense Band of Horses.

En resumen, un sinfín de éxitos.

Sin embargo, yo hasta ahora mismo no me había dado cuenta de la calidad musical que tenía este disco. Hace un par de semanas, me reencontré con ‘Leave it all behind’. Probablemente, el mejor tema del álbum, el más potente y sobre todo, el más humano.

There’s no space in the darkness
Is it still surrounding you?
Then its time to turn the stones
Remember how it felt when you were young?
I can’t get enough, i can’t give you up

No es de extrañar que decidiera escogerlo como uno de los adelantos del disco, porque probablemente sea el tema más potente. Pero no por menospreciar a ninguno de los demás, al revés. Es curioso cómo cada tema tiene algo que aportar a los demás. En el caso de ‘Helsinki’, que pone el lado más pop; ‘Wind’, destacando sobre todo su instrumentalización (se le nota la influencia de Bon Iver, escuchamos un OP-1 de la marca Teenage Engineering como el que Iver ha utilizado en su último disco, 22, A Million) o el caso de ‘The Keeper and the Rocket Man’ que nos recuerda a la época más reciente de Ryan Adams, experimental.

Me gustaría destacar también la importancia de ‘Suddenly’, la versión más acústica. No sé qué decir de ella. Tiene algo que desde el primer momento en el que volví a escuchar este disco no dejo de pensar en ella. Tiene una armonía, una musicalidad, una simbiosis de todos los elementos… que consigue arrebatarte un poco el corazón.

Lo que me pasa con L.A. es que peco de purismo. Para mi Heavenly Hell, o incluso Welcome Halloween, para los más puristas, me parecen discos que deberiamos tener todos en nuestras estanterías. Cuando me he ido encontrando con los demás álbumes de la banda, veía que no terminaban de convencerme.

Sin embargo, King of Beasts ha llegado en un momento en el que por fin he sabido apreciar lo que verdaderamente es. Un cúmulo de influencias, de enseñanzas y aprendizajes, que Luis Alberto y los suyos han ido asimilando durante sus últimos años.

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