Drexler siempre me ha parecido un portento por su eclecticidad y por haber creado su propio sonido, el cual conserva y renueva al mismo tiempo conforme va grabando álbumes. Una forma muy particular de atacar el rasgueo de la guitarra y el uso constante de la décima espinela (estructura de versos con la forma “abbaaccddc”) componen el colchón sobre el que Jorge Drexler despliega un verdadero laboratorio de sonido. En su nuevo trabajo, Salvavidas de Hielo, Drexler opta por utilizar la guitarra como único instrumento, no solo para melodía, sino también para las percusiones golpeando directamente la madera. Es algo inusual desde luego, y considero que, aunque algo repetitiva, es una técnica bastante particular. No es la primera vez que Drexler inventa algo con lo que sorprendernos, ya en 2013 nos impactaba ver que el formato de su EP N era una aplicación móvil con la que el oyente decidía la estructura, letra y melodía de cada canción.
En oposición a dicho formato, Salvavidas de Hielo propone un concepto bien analógico, basta con guitarras acústicas y micrófonos para sacar adelante un disco en el que, por cierto, se nota que el autor uruguayo pretende hacer de su repertorio algo bailable, una idea que ya nos transmitió con su anterior trabajo (Bailar en la Cueva). Personalmente soy muy fan de la capacidad de Jorge Drexler para transmitir mensajes mediante el lenguaje hablado, tanto por utilizar una estructura tan enrevesada como la décima espinela que menciono antes, como por su dialecto. Esto que digo lo podemos ver fácilmente en `Pongamos que hablo de Martínez´, cuarto corte del disco en el que el autor muestra su agradecimiento a Joaquín Sabina por servirle de inspiración, asegurando que de no ser por él su vida hubiera optado por otro rumbo. Todo ello con la sutileza por bandera, es muy difícil decir tanto con tan poco. Una letra genial, sin duda.
Otro corte que me gustaría destacar es el sexto, titulado `Asilo´, en el que Jorge Drexler cuenta con la colaboración de la cantante chilena Mon Laferte. Lo que encuentro de especial en esta canción es la capacidad de crear un ambiente muy profundo con una grabación en directo de guitarra y voz. Es todo lo contrario a lo que hubiera deseado Phil Spector, y personalmente me traslada a una atmósfera que no encuentro en aquellos muros de sonido de ciertas superproducciones. Guitarra, voz y muchos silencios estratégicamente colocados. A veces menos es más.
En definitiva, Salvavidas de Hielo es de un disco repleto de espacios, de estructuras y métricas matemáticas, de organicidad pura en la grabación y de melodías refinadas y hermosas, con ese estilo tan particular que establece un puente inspirador entre España y Latinoamérica. Estoy seguro de que su próximo trabajo nos volverá a pillar desprevenidos.