La promoción de su segundo disco, Tercera Guerra Mundial, va llegando a sus últimas etapas. Sevilla, Valencia, Barcelona y Madrid (aquí, con sold out) serán las ciudades donde Full dará por concluida una gira que le ha reportado muchos beneficios. Ha supuesto la consolidación de un grupo que sobre la base del esfuerzo y el buen hacer ha alcanzado un lugar destacado en el panorama musical. Pero aún queda mucho más. De ahí que Javi Valencia, su vocalista y líder, anuncie a través de Gatrópolis que sólo hablamos de un punto… y seguido.

Comenzáis vuestro fin de gira en Sevilla, el 3 de noviembre. Siempre es especial volver a casa, ¿no?
Por supuesto, y sobre todo después de llevar tantas vueltas por ahí, tantos festivales, tantas salas… También la banda está dividida, unos viven en Sevilla, y otros vivimos en Madrid. Siempre gusta bajar, y estar por ahí, donde empezamos, donde nos aventuramos a hacer ruido. Tienes a la gente que siempre ha estado tu lado, desde el colegio, digamos. Y esos reencuentros y rememorar cuando empezaste a dar conciertos, que lógicamente lo dábamos en Sevilla, y empezabas a dar el coñazo a todo el mundo para que fuera a verte… Y ahora ya te ahorras esa parte (riendo).
¿Cómo estáis planteando estos conciertos?
Evidentemente tiene que tener su punto especial al ser un concierto de final de gira. Es una cosa más emotiva, no sólo ya por el disco y esta gira, sino también por todas esas personas que nos han estado acompañando hasta aquí. Habrá un repaso de los dos discos, va a ser un bolo que va a tener su punto de energía, su punto de intimidad, que también te permite una sala… Va a haber un poco de todo.
Cuando te enteras de cosas como el sold out en Madrid, ¿qué se te pasa por la cabeza?
¡De todo! (riendo). Realmente se te pasa de todo, porque dices, «bueno, vamos a hacer la Joy, a ver qué tal…». Pero ninguno nos imaginábamos que a dos meses del concierto iba a estar ya sin entradas. Poder colgar el cartel de sold out ha sido un auténtico sorpresón. Y sobre todo un indicativo de cómo ha crecido el público, ha pasado algo, que hemos ido convenciendo poco a poco, y que al final hemos llegado a algo en mayor o menos medida. Y por supuesto, estamos muy orgullosos de ello.
Desde la publicación de Tercera Guerra Mundial hasta ahora, Full ha ido en ascenso continuo. Se ha convertido en una constante en los carteles de festivales que cada vez más gente se enganche a vuestros directos… Siete años después de iniciar este proyecto, ¿qué balance puedes hacer?
El balance es positivo. Evidentemente cuando te quieres dedicar a algo como esto, se requiere mucho sacrificio, y sobre todo, a ciegas. No sabes hasta qué punto te puede reportar, si va a salir el proyecto… Sólo te embarcas por amor al arte, nunca mejor dicho. Si echamos la vista atrás, aunque siempre va a haber pérdidas, porque es lo que conlleva un sacrificio, las cuentas salen. Todo ha ido a más, ha ido a favor. Poco a poco el tiempo y el público nos han ido dando la razón, y ha sido una curva ascendente la que hemos ido llevando. Y creciendo no sólo en público, sino en madurez musical, en maneras de defender un bolo, muchísimas cosas… En aspectos de convivencia… En todo ha aportado al final.
En vuestro caso, que compagináis Full con vuestros respectivos proyectos profesionales, ¿es complicado conciliar ambas vidas?
Yo particularmente soy el que más ceñido está al grupo. Al ser el que compone y el vocalista, como que estoy más solicitado a ir a eventos, presentaciones, entrevistas, todo ese tipo de cosas. Eso conlleva tener una agenda más apretada, y no poder tener determinadas cosas. Y los demás miembros del grupo tienen sus trabajos paralelos a esto. Cuando compaginas una actividad profesional al margen de la música, si quieres hacer las cosas bien, te das cuenta que la música te absorbe. Lo ocupa absolutamente todo. Si quieres ir a por ello, te tienes que entregar completamente. Si tienes un pie en un sitio y el otro en otro, al final cuesta más.
Como hemos dicho antes, vuestro segundo álbum se publicó en marzo del año pasado, ¿lo sigues viendo o sintiendo de la misma manera que cuando lo terminasteis de grabar o ha cambiado su percepción hacia él?
Se siente de manera diferente. Cuando lo escuchas por primera vez, es como tu hijo que ha nacido, te lo ponen delante, y te genera una cantidad de emociones y sensaciones, que creo que se queda en el momento de la primera escucha. Cuando vas recibiendo toda esa información que has ido creando en el estudio de grabación… Al final, cuando pasa el tiempo, y te escuchas alguna canción… Creo que ninguno de la banda ni yo lo solemos poner el disco. Pero cuando escuchamos alguna canción, la cabeza se te va a otro sitio, y empiezas a recordar cosas del proceso, de cosas que han pasado en directo tocando esa canción, o simplemente la escuchas, pero ya desde otro prisma.
Y en cuanto a los temas, ¿hay alguno por el que sientas un especial cariño o que te ha haga sentir algo especial?
Hay muchos, porque al final cada uno es una historia o una pincelada de las cosas que nos pasan, o que me pasan, historias de mi vida. Cada uno me recuerda a algo determinado y eso ya lo hace especial. Lo que es en el aspecto musical, dentro de la trayectoria de Full, ‘Alabama‘, quizás sea una de las canciones que más nos hace sentir que hemos llegado a un sitio que queríamos de evolución. Muchas veces empiezas a aventurarte, y cuando afrontas un trabajo nuevo, lo que quieres es superarte, ofrecer algo nuevo, y que tenga sentido. Y ‘Alabama’ creo que es la canción que representa eso, cómo Full ha ido aprendiendo y buscando una ideas para seguir sacando lo mejor de ello, y no siempre el mismo estilo de canción.

En vuestras letras se puede apreciar que decís las cosas como de forma muy directa, sin adornos ni metáforas, para transmitir que se está dolido, un desamor, etc. Como por ejemplo en: Siempre te contaré toda la verdad, mi cielo/pero me quedaré con la intimidad del infierno; o Ya no soy como quisiera, sólo soy ese cobarde/que no le importó ensuciarse las manos de barro y sangre; ambas de ‘Atraco‘, ¿cómo surgen estas declaraciones?
La fase de composición es un poco a ciegas. Personalmente, en la mayoría de las canciones hago la melodía, y después le empiezo a dar vueltas y vueltas para ver qué mensaje o qué quiero decir en ese concepto musical, en esa sensibilidad, qué pega contar. En el momento en el que estoy dentro, y sé lo qué quiero contar, digamos que son las maneras de las letras de Full. Me gusta la metáfora, porque nunca quiero hacer una letra que te diga, «esto es lo que te cuento y esto es lo que hay«, y la letra sólo te está contando una historia. Pero para que eso al final no se convierta en un árbol con muchas ramas, y no se sepa de qué se está hablando, tiene que tener ese punto de lenguaje directo. Estás uniendo la profundidad de determinadas palabras o expresiones, con un mensaje directo. Y tiene mucho trabajo.
Una de las cosas que más llama la atención cuando se vive un concierto vuestro es la camaradería, el buen rollo y la química que transmitís entre vosotros, ¿qué crees que te aportan a ti los otros miembros del grupo?
Cada uno aporta su papel, su función, y al final somos un equipo. Aunque no lo parezca, porque estemos ya muy acostumbrados unos a los otros, eso está ahí, viene de muchos años atrás, incluso de otros proyectos musicales, y todas esas vivencias van haciendo una base. Y lo que se ve ahora no es producto de hoy, sino que forma parte de todas esas vivencias y experiencias que llevamos en la mochila.
Después de esta serie de conciertos, ¿qué tiene pensado hacer Full?
Centrarse mucho en el siguiente disco, del que ya tenemos bastantes cosas adelantadas, hay muchas canciones, y tendremos que hacer una buena selección para seguir ofreciendo lo que Full viene haciendo. Toca seguir disfrutando y creciendo con esto.
Fotografía de portada de Patricia del Zapatero.