Barbott tiene un futuro prometedor. Su música cuenta con una originalidad que raramente podemos encontrar ya. Todo está inventado y cada vez cuesta más innovar. Pero Barbott tiene un sonido, una esencia y, podríamos decir, una sustancia, que no todas las bandas tienen en su ADN. Gracias a la ayuda de Víctor Cabezuelo, la formación catalana ha podido materializar sus vivencias en un disco que podemos postular, desde su publicación en marzo, como uno de los mejores de este 2019: por su temática, su musicalidad y su característico sonido, acompañados de la representativa voz de Guillem Sala, su vocalista, con el que hemos podido charlar del lado más personal de Projections. Sin duda, la humildad y el magnetismo están servidos.
¿Cómo nace Barbott?
Nos reunimos unos cuantos amigos para tomar algo y, como cada uno había tenido una banda, decidimos intentar hacer algo juntos porque nos gustaba la música. Cada uno seguía teniendo sus proyectos (de hecho, a día de hoy, se mantienen), y con la broma empezamos a hacer nuestras propias canciones, a dar conciertos… y con el tiempo ha ido creciendo.
Margarita (2013), Games for two (2014), Curves (2016) y, ahora, Projections (2019). ¿Cómo os sentís tras 5-6 años por haber podido lanzar vuestro segundo LP?
Tengo la sensación de que podíamos haber hecho más, pero que por los inconvenientes que nos han ido surgiendo no hemos podido adelantarlo. Creo que también ha sido positivo de cara a este último LP porque ha ido vinculado mucho al crecimiento personal. En el último año se han dado muchos cambios en mi vida y creo que me han permitido hacer una colección de todos los momentos que he ido viviendo, pensamientos, sentimientos, emociones…
En Projections vemos mucho más de los comienzos, de Margarita (vuestro primer EP) que de Curves (vuestro primer LP), que tenía un sonido más fresco con ‘Spaceship’, ‘Cream’… frente a la oscuridad de Margarita.
La cuestión es que creo que nuestra demo de Games for two (2014) no terminó de funcionar. Era excesivamente oscura, pero lo que tiene Projections, como bien dices, es que es un poco “tristón” pero a su vez hemos conseguido, a través del bajo y la batería, con unos efectos muy electrónicos, darle movimiento a esa tristeza que es lo que le faltaba a esa anterior demo. Entonces parece que todo se ha ido construyendo respecto al trabajo anterior, no es un trabajo enteramente independiente. Es cierto que la temática de muchas de las canciones podría encontrarse como algo deprimente, pero muchas de ellas, a mi parecer, son bailables incluso. Pero no era para nada una intención, quiero que la gente ponga Projections, tirada en el sofá, y que disfrute igual el sonido.
Da la sensación de que cada canción es un mundo independiente que existe respecto a ellas (‘Demons’, ‘The Times’, ‘White Fang’, ‘Córcega’…), todas tan independientes pero perfectamente encajadas en el disco.
Yo tengo una cosa, y es que me cuesta ser constante. Entonces, cuando escribo, si miras mis apuntes, conforme pasan los días mi caligrafía cambia, pero la esencia sigue siendo la misma. Te lo comparto con esto porque creo que con la música pasa algo igual. Y es que, de una semana a otra, puedes estar de una forma radicalmente opuesta a la del momento anterior. Esto se plasma en la música pero es que además es una parte de mí. Es más, mis compañeros entienden a la perfección siempre lo que quiero transmitir y ellos, a raíz de mi base, hacen los arreglos junto a Víctor Cabezuelo. En fin, hay una simbiosis extraña que permite esta coherencia entre las canciones aunque en sí no sean muy similares.
¿De ese cambio nacen ‘Dinero’ y ‘Find us’, como vuestros primeros temas en castellano?
Sí. El caso es que se han dado muchos cambios. Hace un año me dices que voy a cantar en español y no me lo creo. Son momentos. Simplemente un día me senté en el ordenador y de golpe me puse a cantar y me salió en español, aunque no suelo consumir música en español; en mi familia se escucha música en inglés. Pero por algún motivo, pues me salió aquello, no sé decirte por qué, de dónde compuse ‘Dinero’. Mis compañeros se rieron de mí por el cambio: “a ver si ahora que compones en español, ganamos algo de dinero”. Y de ahí el título.
Es curioso que lo menciones, porque es cierto que ahora se lleva mucho ese cambio del inglés al castellano. Pero en vosotros parece que lo hubierais hecho desde siempre; os ha salido muy natural y encaja genial.
Sí, el cambio llegó en el momento adecuado. No sé, ha sido todo muy sincronizado, Yo estaba en un momento de mi vida en el que me daba igual el idioma en el que cantar; mientras me sienta cómodo…
Cuando se habla de Barbott se utilizan términos como “adictivo”, “magnetismo”… ¿crees que son adjetivos correctos?
Eso espero, aunque es algo más teniendo en cuenta al público. Yo describiría que, a nivel de contenido, lo lírico es casi anecdótico porque son experiencias, sentimientos… que todos hemos tenido. Pero creo que la originalidad sale a nivel musical y ojalá se pueda describir como “magnético”, sería un buen piropo.
¿Cómo ha sido trabajar con Víctor Cabezuelo en la producción del disco?
Ha sido muy bonito. Tiene una personalidad muy dulce y se ha entregado desde el primer momento al proyecto, le ha dedicado muchísimas horas, incluso fuera de lo que sería su jornada laboral, por así decirlo. Es espectacular. Tiene un conocimiento brutal de los instrumentos que le permite expresar perfectamente lo que quiere a nivel musical.
De hecho, él mismo ha declarado que siente las canciones como si fueran suyas, y eso es un piropo enorme.
Sí, es de los mejores que nos pueden decir. Ha habido también una conexión personal muy bonita y creo que eso se refleja también en la calidad del trabajo.