La banda se encuentra en un momento de madurez musical al que ha llegado a través de las propias experiencias personales de sus componentes. Agoraphobia está integrada por cuatro chicas, que como dice la canción, son guerreras. Pero unas guerreras que hacen de la letra y la música sus armas para ser felices y hacer disfrutar a su público.

Actualmente estáis presentando vuestro tercer trabajo, Incoming Noise, ¿cómo ha sido la producción de este álbum?
La producción del disco fue un proceso muy intenso. Entramos en el estudio con muchas ganas y muchas canciones y lo primero que hicimos fue deshacernos de la mitad de ellas. Incluso uno de los temas, Captain time se compuso durante este proceso, de una manera muy loca, cambiándonos los instrumentos. Pasamos una semana recluidas en el estudio para hacer la preproducción, experimentamos mucho con las canciones y con nuestros instrumentos y conectamos a un nivel tan alto con nuestro productor, Iago Lorenzo, que hoy en día nos acompaña en los escenarios. También bebimos mucho e incluso grabamos algunos temas secretos de otros géneros que nos hubiera gustado mucho haber incluido, como bonus tracks, pero a veces hay que saber cuándo parar. Luego estuvimos otra semana grabando el disco, y a partir de ahí solo nos pasaron cosas buenas.
Entre Incoming Noise y Dirty Little Things han pasado tres años. ¿Qué vivencias habéis tenido para que este álbum sea tan propio?
Nos han pasado muchas cosas a nivel personal, sobre todo en el último año, y los sentimientos que más nos han acompañado son los de soledad, pérdida, dudas existenciales, rabia, lucha… Todo eso aparece en las letras de este álbum. Además al finalizar la grabación tomamos la decisión de apostar al 100% por lo que habíamos hecho. Estábamos en un punto en el que compaginábamos nuestros estudios o trabajos con la música, pero la balanza se iba posicionando siempre hacia la música. Lo vimos muy claro, nadie iba a venir a buscarnos a nuestras casas así que ahora somos Agoraphobia el 100% del tiempo.
Como hemos podido saber en vuestras redes sociales, habéis comenzado el Incoming Noise Tour que os llevará por ciudades como Madrid, Barcelona, Gijón, Santiago… ¿cómo os enfrentáis a este tour?
Ponemos mucho empeño en cada directo. Todos los conciertos son importantes, todas las ciudades, todo el público. Ensayamos todo lo que podemos y tratamos de dar lo mejor de nosotras mismas en cada bolo.
Hemos podido ver que contáis con numerosas fechas en vuestra lista, ¿con qué nos encontraremos en vuestros conciertos?
En nuestros conciertos dejamos toda la energía que tenemos en ese momento. Cuidamos mucho que las canciones suenen como en el disco, pero siempre se siente distinto, entre otras cosas porque las compartimos directamente, en el mismo espacio que el público, y la energía fluye y se retroalimenta. Cuidamos mucho el arreglo del directo antes de comenzar la gira, lo preparamos a conciencia y estamos recibiendo un feedback muy positivo.
Tenéis un estilo ecléctico, con una base de rock explosiva mezclada con vuestro lado más personal. ¿De dónde nace este estilo tan opuesto?
De la necesidad de expresarnos. Utilizamos la energía del rock para hablar de las cosas que nos pasan y para expresar nuestros ruidos internos. Aunque también tenemos mucho de shoegaze, de raíces punkis… Y, sin duda, nuestro lado más personal sale de la decisión consciente de hablar de nuestra realidad, de nuestra perspectiva del mundo. Que seguro que es distinta a la del resto de la gente, cada una proyecta su propia realidad, pero si somos honestas conseguimos conectar con la gente, porque al final todas sentimos amor, rabia, frustración… en ese sentido todas hablamos el mismo idioma.
Sois ganadoras del Vodafone Yu en 2013 y participantes en numerosos festivales nacionales como el Low o el Monkey Week. ¿Cómo es abrirse camino para una banda femenina, con tanto talento, en el mundo musical?
Las cosas son más difíciles para las mujeres en este sector y en la sociedad en general. La estructura de la industria musical está muy referenciada por hombres, en todos los eslabones de la cadena, desde cabezas de cartel, músicos, puestos técnicos, mánagers, etc. La escasez de visibilidad alimenta la cadena y la situación es alarmante. Además nos encontramos actitudes irrespetuosas casi a diario por el hecho de ser mujeres. Por ejemplo, la última fue hace una semana en un festival en el que actuábamos, donde perfectamente acreditadas nos dirigimos hacia nuestro camerino y el personal nos detuvo para preguntarnos a qué grupo estábamos buscando. Claro, ¿cómo íbamos a ser nosotras una banda? Es sólo un ejemplo de muchos. De hecho hemos recogido algunos de los comentarios que más nos repiten en la canción “É unha opinión”, para visibilizarlos y denunciarlos a nuestra manera.
Además, habéis participado hasta en dos ocasiones en South by Southwest (SXSW) de Texas. ¿Cómo estáis viviendo el éxito de vuestra banda?
Nos encanta salir a tocar fuera, es una pasada porque viajar enriquece mucho y el hecho de compartir tu música viajando es una sensación muy buena. No tenemos muy claro lo que es el éxito, sabemos lo que es para nosotras, hacer lo que nos gusta todos los días sin tener que esperar al fin de semana o a salir del trabajo. Si eso es el éxito, entonces lo estamos viviendo muy conscientes y muy agradecidas. Y con mucha responsabilidad. Pero también disfrutándolo muchísimo, claro.
¿Qué cosas consideráis que os aportáis las unas a las otras para hacer canciones tan particulares?
En este momento somos nuestras mejores amigas, nuestra familia y nuestra secta. Tanto nosotras como nuestro equipo. Nos aportamos muchísimo las unas a las otras, pero a nivel musical nos flipa encontrarnos en un punto coherente, intermedio, pero también jugar con las referencias y paranoias de cada una. Escuchamos música muy distinta, también coincidimos en mucha, pero en el punto intermedio está la magia. Cada canción que componemos es una lucha, tenemos que estar todas de acuerdo para poder hablar sobre algo, no tiene sentido hacer música en la que no crees, al menos ya no tiene sentido para nosotras. Así que nos aportamos eso, ser nuestras mejores amigas pero también nuestras peores enemigas. El arte es así.
Fotografía de portada de Miguel Vidal.