Siempre que me encuentro con Rufus T. Firefly siento como si fueran amigos míos. Cuando les conocí teloneaban y se las buscaban y deseaban para hacerse un hueco. Es como cuando tu banda de amigos empieza dando pasos pequeños, para luego luchar con todas sus armas para colocarse en una buena posición. Después de ver lo que hicieron en la noche del jueves en la Sala X, siento que lo han conseguido.
Yo quiero tener una banda y que sea Rufus T. Firefly: tener esa complicidad con mis compañeros, dejarlo todo en el escenario y crear canciones con su propia atmósfera. Siempre que ves a Rufus T. Firefly sientes que tienen un aura distinto: el del jueves era de despedida. Un tanto agridulce, puesto que desprendernos de Rufus en su mejor momento, da mucha pena, pero a sabiendas de que volverá y que si nos deja es porque va a regalarnos un poco más de su esencia en algunos meses.
Es curioso cómo los temas han ido adquiriendo su propia posición. Cómo un concierto de ellos no puede empezar ni terminar con otras canciones que no sean `Tsukamori´ y `Río Wolf´, respectivamente. Y aunque el concierto fuese sobre la despedida de Magnolia y de Loto, `Pompeya´ es tan relevante en su setlist que hubo obligación de tocarla. El jueves, la Sala X parecía más un festival que una noche de concierto; tanto público como banda estuvieron volcadas en todo momento.
Creo fervientemente que estamos ante la banda más humilde y pura de su generación. Ver a Víctor Cabezuelo sin parar de sonreír, buscando las miradas cómplices de sus compañeros y pegando ‘saltitos’ de la felicidad, no tiene precio. Pero su ‘crew’ no se queda atrás. Hasta la forma en la que están colocados en el escenario dice mucho del amor que se profesan, de la necesidad, de cómo le dan su posición a cada uno. A Rodrigo, a Miguel, a Carlos, a Julia.
Para concluir, me quedo con una frase que dijo Víctor antes de terminar el concierto: “Gracias por colocarnos en este momento profesional y vital”. Las gracias las tenemos que dar nosotros por hacernos desear que haya música en nuestras vidas creada por artistas como vosotros.
También, agradecer a Purple Moon el traernos a una banda como esta. No es fácil levantar proyectos como este, pero sin duda terminará ganando la partida gracias al esfuerzo y el cariño que le están poniendo.
Fotografía de portada de Patricia del Zapatero.