En la noche de ayer, Jorge Drexler ofreció en el BOX Music su pequeño ciclo de tres noches de actuaciones en la capital hispalense. Como el cantautor reconoció y agradeció al poco de empezar su concierto, las entradas se habían agotado a las 48 horas de su puesta a la venta, lo que ha motivado que se prorrogue su estancia al pie de la Giralda hasta mañana viernes. Hoy volverá el de Montevideo a reunirse con sus seguidores en el auditorio de la Isla de la Cartuja para compartir una velada, seguro, igual de intensa, emotiva y agradable que la de anoche. Casi tres horas de canciones compartidas de una manera muy interactiva, con buen humor y una sonrisa permanentemente dibujada en su rostro. Ya había antecedentes positivos de Jorge Drexler, y en esta ocasión, que vino para presentar su último álbum Salvavidas de hielo, el cartel de no hay billetes ha sido un gran aliado del uruguayo afincado en Madrid.
«Mire, doña Soledad/póngase un poco a pensar/doña Soledad/cuántas personas habrá/que la conozcan de verdad…». Con la voz de fondo de su paisano, el maestro Alfredo Zitarrosa, fallecido en 1989, se presentó Jorge Drexler en el escenario para comenzar con ‘Movimiento’, uno de los temas de Salvavidas de hielo, un canto a la libertad de los seres humanos para desplazarse hacia donde lo deseen y asentarse en todas partes sin sentirse extraños ni discriminados. A esta le siguió un guiño a su disco Frontera, con ‘Río abajo’. Como queda dicho, la comunicación de Drexler con el público fue constante, y sus comentarios variados. Entre agradecimientos y explicaciones de sus temas, fue intercalando el ayer con el presente de su discografía: ‘Abracadabras’, ‘Transoceánica’, ’12 segundos de oscuridad’, ‘Estalactitas’, ‘Universos paralelos’, ‘Despedir a los glaciares’ (en recuerdo a Leonard Cohen), ‘Asilo’ (interpretada de manera espectacular), ‘Salvavidas de hielo’, ‘Don´t worry about a thing’, ‘Fusión’, ‘Soledad’… y así fue derivando la noche, como él mismo decía insistentemente, en una especie de caos organizado, alternando sensaciones y sentimientos, buscando ritmos alegres para entremezclarlos con momentos íntimos, de oscuridad… y hasta de silencios emotivos.
Aprovechando la gran acústica de la BOX Music montó su personal mesa de camilla y se dejó acompañar por el público como si en el salón de su casa estuviera, y se adentró hasta en temas inéditos: «va a ser la primera vez que cante esta canción, ni siquiera está grabada», anticipó cuando invitó a la cantante de flamenco onubense Rocío Márquez para que le acompañara. Se trataba de ‘Cuando cantaba Morente’, todo un homenaje a la figura de otro maestro fallecido, Enrique Morente, que hizo enmudecer al público y generó una sublime complicidad. La noche iba de recuerdos y tributos a ilustres de la música, Zitarrosa, Cohen, el mismo Morente. Pero en ese sube y baja, en ese contraste entre frío y calor, entre luz y sombra, Jorge Drexler se arrancó con ‘Milonga del moro judío’, y quiso acordarse de alguien con quien espera compartir su estancia en Sevilla en estos días, el poeta cubano Alexis Díaz Pimienta, al que dedicó este tema que defiende la dignidad humana y el valor de la vida: «Yo soy un moro judío/que vive con los cristianos/no sé qué dios es el mío/ni cuáles son mis hermanos/Y a nadie le di permiso/para matar en mi nombre…».
En aquella velada entre amigos en la que se había convertido la noche, Jorge Drexler no tuvo más remedio que hablar de la persona que marcó su destino, Joaquín Sabina, para recordar la noche montevideana en la que este, tras asistir a un concierto suyo y verle cantar, le recomendó que se trasladara a Madrid para continuar su carrera musical en España. ‘Pongamos que hablo de Martínez’, de Salvavidas de hielo, es un notorio recuerdo de aquel momento clave de su vida y un tributo al cantautor de la voz ronca que aparece en su último álbum. Lógicamente, no podía faltar en el repertorio de esta gira. Las potentes letras de ‘Alto el fuego’ y ‘Bolivia’ también envolvieron a la BOX Music en ese aire de complicidad que había logrado generar el cantautor uruguayo, cuando otra sorpresa vino a elevar la temperatura. Junto a Javier Calequi, miembro del dúo La Loba, que le había estado acompañando desde el principio junto al bien hacer de Martín Leiton, Borja Barrueta, Campi Campón y Marín Garza, protagonizó una particular y curiosa versión del ‘Free fallin’ del recientemente fallecido Tom Petty. ‘Antes’, ‘La trama y el desenlace’ y ‘Silencio’ (con una puesta en escena magnífica) cerraron, o al menos estaban llamadas a cerrar la jornada.
Pero el público deseaba más. Y tuvo que continuar este encuentro entre Drexler y Sevilla. Y, claro, no podía faltar a la cita ‘Telefonía’, uno de los mejores temas de Salvavidas de hielo. Cómo parar aquello; era imposible. Pero había que acabar. Las manecillas del reloj corrían hacia la medianoche. A las prácticamente dos horas y tres cuartos de concierto. Y como el público quería más marcha, llegó el momento de ‘Bailar en la cueva’ y ‘La luna de Rasquí’, ambas canciones, del disco que lleva el mismo nombre que la primera. Y como punto y final, ‘Quimera’, esa exaltación al derecho a soñar, a darle rienda suelta a la imaginación. Otra bella composición del último álbum del montevideano, «Te salgo a buscar quimera/mariposa de papel/te pienso seguir buscando la vida entera/soy un pescador de sueños/ soy un catador de auroras…».
Y así fue como Jorge Drexler vivió la primera de sus tres citas con Sevilla. Hoy será la segunda, y mañana habrá otra más.
Fotografía de portada de Andrea del Zapatero.