'Rocío Plaza: “Es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos”'

Rocío Plaza: “Es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos”

La escritora nos habla de su nueva obra

Rocío Plaza publica Los orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla II. Las cofradías en guerra (1808-1820).
La historiadora Rocío Plaza regresa a las librerías con la segunda parte de su proyecto Los orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla (El Paseo Editorial). En 2018 publicaba el primer volumen con enorme éxito (ya va por su tercera edición), subtitulado ‘El poder de las cofradías (1777-1808)’. En la cuaresma del 2023 ha hecho lo propio con su continuación, en este caso ‘Las cofradías en guerra (1808-1820)’.  
Plaza vuelve a sumergirse en los archivos de las propias hermandades, así como en otros de índole municipal para contarnos cómo era la sociedad de comienzos del siglo XIX en Sevilla. Cuál era la relación de las hermandades de penitencia con ella, y cómo estas han influido. Todo ello en un contexto histórico convulso como fue el periodo previo a la invasión francesa y a la misma llegada de José I, capítulos de la Guerra de la Independencia. Una etapa en la que las hermandades y las personas que las formaban intentaron sobreponerse a los acontecimientos de la historia. 
Como historiadora, ¿qué te ha llevado a escribir Los orígenes modernos de la Semana Santa?

Primero porque la Semana Santa me interesa muchísimo. La veo, la disfruto, y eso siempre me ha hecho tener muchas preguntas. Después el periodo. Soy historiadora y es el periodo que más me ha interesado en otros ámbitos. Unir esas dos cosas es algo natural. Aunque estuviera estudiando otros aspectos, ya fuera teatro, danza, moda, historia social… Siempre que aparecía algo de Semana Santa siempre lo iba apartando hasta que pudiera dedicarle tiempo. Ya empecé, y una vez que me adentré tenía que seguir adelante porque lo disfrutaba. 

Desde la perspectiva histórica, ¿qué facetas de la Semana Santa te han parecido más interesantes a la hora de escribir?

Lo que hago sobre todo es una historia social, todo lo que son las relaciones entre las hermandades, de los hermanos con la ciudad, de las juntas de gobierno, de toda la ciudad con las hermandades… Eso es lo que más me interesaba. La Semana Santa como parte de la ciudad, cómo va construyendo esta fiesta. 

En el libro podemos ver la importancia que adquieren las hermandades a la hora de construir la Sevilla que conocemos actualmente, ya que eran administradas por personajes de mucha relevancia social y civil de la sociedad de esa época.

Las hermandades cuando llegan al periodo que estamos estudiando están constituidas por una parte muy importante de la sociedad. No tienen muchos hermanos, pero sí hay hermandades como la del Gran Poder o la de Jesús Nazareno que tienen hermanos que son importantes en el nuevo consulado, en la audiencia, en el ayuntamiento… Son personas con mucho poder. Poder político. Son muy buenos comerciantes. Después hay hermandades como Las Cigarreras, de Los Cigarreros como se llamaban antes, que tiene la importancia de tener articulada a todos los trabajadores del tabaco. En ese tipo de hermandades, como podía ser también La Macarena o las hermandades de Triana, como por ejemplo, El Cachorro, es muy importante la relación que tienen con los barrios. Actúa con mucha fuerza lo que llaman la caja de los muertos, que era para el socorro y el auxilio en el entierro. Es muy importante porque los hermanos van pagando poco a poco una cuota para ser enterrados ellos, su esposa y sus hijos. Su familia iba a tener un entierro, y eso era algo que en esos barrios no todo el mundo se lo podía permitir. Hay una labor muy importante de adscripción a una hermandad. En otras, sin embargo, no era tan relevante porque ya tienen cubierto ese servicio por la economía familiar. Eso hace que cada hermandad sea un mundo en relación con aquel en que se mueve. 

Rocío Plaza: “Es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos”
Rocío Plaza: “Es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos”

Fotografías de Patandi

Se da también una organización muy diferente de la Semana Santa a la que tenemos ahora. Incluso las hermandades podían pasar mucho tiempo sin salir a la calle. Sin embargo, ahora se da por hecho que hay que salir porque así está estipulado, y lo contrario sería impensable, ¿no?

Por ejemplo, en Triana salían muy poco. Quieren salir, pero como lo tienen que pagar sus hermanos, y lo hacían en una prestación a escote, es decir, “¿cuánto pones tú?, ¿y cuánto tú?”. La Soledad es la hermandad más rica. A escote solo lo hace la junta de gobierno. Eso es algo impensable hasta en el Gran Poder. Tienen que hacerlo entre todos los hermanos. Ahora, las limosnas que ofrecen son de 1.000 reales. Y te vas a El Cachorro y son de 10 reales. No podían salir, porque para sacar una cofradía a principios del siglo XIX hacían falta 5.000 reales. Ellos lo intentan, todos los años se reúne cualquier hermandad, y ya sabían que no podían sacarla. Se resignan hasta que en algún momento, por cualquier circunstancia pueden. Cualquier mayordomo que se arriesga a poner su dinero. Y ahí es donde está la historia de cada uno de ellos. 

En este volumen de los Orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla hablas de la relevancia que tenía en la época la zona de la calle Feria, donde se aglutinaba un número importante de hermandades. También comercialmente era un enclave de gran valor. Muy parecida a la vida que tiene actualmente.

Es un punto muy amplio. Llegaba hasta la alhóndiga; sería hasta Santa Catalina y las huertas de la Trinidad, lo que era el cinturón de huertas. Se articula en torno a la calle Feria, que llega hasta San Juan de la Palma y hasta San Julián. Toda esa zona está interconectada, y lo vemos en los cuerpos de nazarenos. Vemos cuándo llega la Semana Santa en la época previa a la guerra; con esta ya se consolida. A los nazarenos macarenos, que Sarramián considera que las túnicas son suyas, porque las ha pagado él,  los lleva a todas las hermandades. Va formando en todas el cuerpo, que es imprescindible porque la cuota de nazareno había que pagarla obligatoriamente. Y ellos tenían que pagar 40 reales. Eso lo querían todas las hermandades porque era una cuota fija y estaba la posibilidad de una salida. Luego ves que también tienen relaciones económicas entre ellos…

Cita textual:

Las hermandades cuando llegan al periodo que estamos estudiando están constituidas por una parte muy importante de la sociedad

Rocío Plaza Orellana
… sí, porque muchos de los nombres se repetían en varias hermandades de la zona.

Son fuertes en las suyas y participan de otras. Que después si lo vemos en el tiempo, por ejemplo, La Amargura, tras la guerra se queda varada; esos hermanos que estaban allí se van a las suyas. El dinero falla, cada vez hay menos, y eso hace que no puedan estar en todas, sacando todas las cofradías. Porque estar ahí supone una articulación de ese entorno social, que eso es  importante. 

La sensación que se siente al leer el libro es que las hermandades viven en una carrera constante por la supervivencia. Años antes de la Guerra de la Independencia por la Real Cédula del 20 de febrero de 1777, donde por ejemplo se les prohibía salir de noche o con las caras cubiertas por el antifaz. Y ya posteriormente en pleno conflicto con los franceses.

Es una lucha. A algunas les lleva más tiempo, aunque no desaparecen. El primer envite es la noche y los antifaces. Algunas se conforman, no pueden hacer otra cosa. Se quitan el antifaz y se acabó. Porque tampoco salen con regularidad. A la hermandad de la Soledad nunca le importó el antifaz, sus hermanos son aristócratas. Pero a El Silencio no; lo forman nazarenos y su razón de ser era esa. Además, ellos salían siempre de noche y no lo iban a cambiar. Tenían los medios, los recursos, los contactos, etc. para preguntar hasta dónde se puede llegar. Al Gran Poder la noche no le preocupa, porque la suya es la del Viernes Santo. Él empezaba a hacer su estación de penitencia por la tarde, y le cogía la mitad del recorrido por la noche. Su problema era que si se le echaba la noche encima no iba a correr. Es cuando va a pedir una solución, y lo que acuerda con el teniente de la asistencia es la posibilidad de salir de noche, como han autorizado a sus nazarenos, pero siempre que sea  al alba, lo que serían las 5 de la mañana. A ellos les parece bien, y ahí empezó otra historia. Jesús Nazareno no quería ni las 5 ni las 3, quería las 2. Tiene dinero para imponerse. Además aprueba sus reglas inmediatamente. Eso es carísimo. Lo más difícil era conseguir una aprobación de reglas. Lo más rápido era organizarte en tu iglesia y determinar los puntos. Pero luego tenían que pasar por el Consejo de Castilla. Tienes que pagar notarios, gente que las mueva, que esté pendiente de que no se estanquen en un despacho, etc. Y hay hermandades como la Trinidad que no va a poder tener sus reglas hasta 1817. E incluso algunas no lo podrán hacer hasta 1819. Van a poder luchar en la medida de sus posibilidades económicas. A la vez se van a ir introduciendo con las reformas. Todo va a depender de las capacidades de las hermandades para poder hacer frente a todo aquello que les perjudique. 

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Fotografía de Patandi

El cambio de iglesias al que se ven obligadas muchas durante la guerra también es un aspecto negativo a la hora de llevar un desarrollo normal dentro de las organizaciones, ¿cómo perjudica esto a las hermandades?

En la guerra, como se produce la desamortización de los conventos, otra de las grandes desamortizaciones después de la de Godoy, lo que hacen es que de un día para otro les dicen que tienen que sacar la imágenes. Ahí viene ya el problema porque no saben cuál va a ser su iglesia definitiva. A la Virgen del Valle se le perdieron las manos en el trayecto, es uno de los extravíos que constan. Van a sitios en los que están contra una pared, piensan que si se tienen que quedar allí, se tienen que buscar un retablo. Eso es un periodo de adaptación que les va a dificultar porque no pueden salir. Salen de hecho muy poquitas veces con los franceses. No pueden hacerlo  porque los hermanos están desarticulados; los hay por todas partes. No se forman cabildos generales, aunque sí hay cabildos de juntas de gobierno. Las hermandades muchas veces se van cambiando de casas. La Soledad hay veces que está en la de un hermano, y otras en la de otro miembro de junta. Hay hermandades que se reúnen, pero jamás lo anotan en las actas. Lo apuntan después de la guerra, y son hechas a posteriori. En el caso de la Vera Cruz, por ejemplo, el último secretario que anota en las actas pone: “me consta que ha habido juntas, pero como no me han dado documentación ninguna, yo digo que aquí empezamos”. (Risas).

Da miedo pensar todo lo que se ha podido perder en documentación, historia de las hermandades que quizás no lleguemos a conocer, pero también se nos ha privado de mucho patrimonio material como plata, enseres, imágenes…

Muchas cosas las destruyeron los franceses, pero también se llevaron otras en un convoy. Se llevaron un botín de guerra. No sabemos qué ocurrió con la plata. Te lo imaginas, y hay documentación en la que lo ves con claridad, pero hay cosas tan inquietantes como la de El Cachorro. Se sabe dónde está la plata, lo que ha pasado. No tenía mucha, pero la que tenía, se conocía quién se había hecho con ella, a quién se le entregó. Se forman comisiones para recuperar eso, y las comisiones van desapareciendo… Entran con muchas ganas y luego desisten. Hay un llamamiento al orden por parte de Rafael de Giles, y dice “esto lo llevo yo”. Se quedó en que no saliera de la hermandad, que no llegara al Palacio Arzobispal. Y ahí se queda todo y se da por perdida. Estaba toda controlada, se conocía el camino que había seguido la plata. ¿Por qué se para la búsqueda de la plata de El Cachorro? ¿Por qué los hermanos desisten? Hasta ahí podemos llegar, no tenemos más documentación. 

A lo largo del libro aparecen varios personajes que de alguna manera son protagonistas de la historia de la ciudad. Por ejemplo tenemos a Juan Nepomuceno Sarramián, vinculado con la Hermandad de la Macarena; Francisco de Paula Vega, párroco de San Miguel; o el padre Manuel Gil. Háblanos sobre ellos.

Están todos muy vinculados. La guerra los une con el alzamiento en mayo y después con el Secreto Congreso Hispalense. Los ves dispersos al principio, a lo mejor en una junta de gobierno coincidiendo. Pero cuando la guerra llega lo empiezas a ver vinculados con la misma política de actuación. Forman parte del alzamiento, de la lucha de los españoles contra los franceses, después en la resistencia contra estos y luego en el gobierno posterior a la invasión. Manuel Gil va a morir poco después de terminar la guerra. También va a morir Morales Gallego. Pero Sarramián queda dentro del núcleo del rey Fernando VII, es absolutista. Todos son antigodoyistas, es el núcleo de resistencia previo contra Godoy, están dentro de corrientes conspirativas contra él. A Godoy lo mete Manuel Gil en la cárcel, que lo vemos también en el libro. Está en contacto con Morales Gallego, con Sarramián, con el marqués de Carrión… Hacen juntos un complot, que es el de mayo, y luego te los ves dando vueltas por las hermandades. Y ahí están unidos en los documentos.

Cita textual:

De San Lorenzo salía mucha gente, el Gran Poder tenía un acompañamiento enorme

Rocío Plaza Orellana
Rocío Plaza: “Es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos”

Fotografía de Patandi

Llama la atención con la mirada de la actualidad, las disputas y las enemistades entre las hermandades de la Madrugá. El caso más conocido quizás sea el de la hermandad del Gran Poder con la de La Carretería, ¿cuál es el origen de estas diferencias?

Solo hay un gran juicio en la Semana Santa, al menos en estos tiempos, que fue el de la Madrugá, que es el de La Carretería y el Gran Poder. Pero ahí está todo metido. Es un gran juicio porque van a llegar hasta el Consejo de Castilla, se van a desgastar, van a ser extinguidas. El Consejo sigue su dinámica, y las termina extinguiendo cuando ellas ya han llegado a la concordia. Eso es un desastre que no va a volver a ocurrir. Las hermandades lo toman como un modelo para seguir. Los amagos que hay posteriormente de disputas, las terminamos con La Exaltación y La Trinidad. Se dieron cuenta que lo tenían que cortar. Les llegó incluso una orden de extinción. Debió de ser horrible reconducirlo. Y después está el dinero que invirtieron. Las disputas nacían por los problemas que la ciudad veía. Por ejemplo, las del Silencio y el Gran Poder se dan por la poca distancia que hay entre ellas, tanto para ir como para volver. Lo que siempre alegaba El Silencio es que tenía un espacio donde hacer una ceremonia, la de la Humillación, y necesitaba su tiempo. Y ahora tenía al Gran Poder detrás del palio de la Concepción, “empujando”. Como se cuenta en los documentos, se iba a la plaza del Duque, miraba y veía cuándo salía El Silencio. De San Lorenzo salía mucha gente, el Gran Poder tenía un acompañamiento enorme. Se movía una gran cofradía, con mucho acompañamiento, muchos cirios, mucho dinero… Luego entre los hermanos había una serie de intereses fuera de lo que era la hermandad.

Parece lógico que esas disputas traspasaran el ámbito de las hermandades al estar formadas muchas de las juntas por personas que ocupaban cargos importantes en la vida civil de la ciudad, ¿no?

Son tan personales y particulares, que hay documentos en los que esas informaciones se quedan entre dos, nunca se llevan a un cabildo de hermanos. Cada uno tiene sus propios intereses y sus ideologías. En El Silencio, por ejemplo, había masones, afrancesados, constitucionalistas, absolutistas… Tenía un espectro de todo lo que era la sociedad sevillana con sus pensamientos. A un cabildo general sólo podía ir aquello en lo que la mayoría estaba de acuerdo,  salir de noche, los nazarenos… Es una historia de los hombres como sociedad civil que son.

En 1810 llegan los franceses a Sevilla, y los que mandaban la dejaron a expensas de estos. Los días previos son de bastante incertidumbre y temor, ¿cómo se preparan los que permanecen en ella?

No tenían ejército, ¿qué esperaban? La gente no ha sido ni informada, se la deja ahí. Todo el mundo sabe lo que ha pasado en Córdoba, en Jaén, lo que hacen los franceses cuando entran en las ciudades que se resisten. Aparte de la propaganda que hubiera, había una realidad, la de un ejército que entra en una ciudad que no se rinde, y que fue lo que pintó Goya; la violencia hasta límites extremos. Se gestionó la noche de la capitulación, se reúne una serie de hombres importantes, hermanos de las cofradías también. Ahí están Manuel Gil, Francisco de Paula Vega, por ejemplo, y con el cuerpo que queda resistiendo acuerdan entregar la ciudad. Los soldados franceses no tenían ni idea. Estaban nerviosos porque pensaban que tenían que entrar jugándose la vida. Y al amanecer les dijeron que iban a desfilar. La gente de Sevilla se enteró también esa mañana. ¿Cómo pudo dormir esa noche con los franceses allí? Hubo campanas al vuelo. En algunas calles hubo algunos intentos de resistencia por una  pequeña población civil. Los franceses cuentan que a medida que avanzaban se encontraban armas tiradas por las calles, para que no les cogieran con ellas porque suponía fusilamiento. La primera entrada del rey José fue un paseo glorioso. Después se encargó de pasearse por los barrios, siempre inesperadamente. Otra cosa fue la segunda entrada, en la Cuaresma, a las puertas de la Semana Santa. Él se fue a Granada a la guerra, y cuando volvió había más frialdad en la población. Pero esa fue la realidad, hay que entender eso. Hay que meterse en esa noche aciaga de febrero.

Rocío Plaza: “Es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos”
Rocío Plaza: “Es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos”
Una vez que los franceses se instalan en Sevilla, el día a día de la gente cambia por completo porque estos imponen sus propias tradiciones y cultura, ¿cómo se vivió eso en una ciudad con tanta personalidad como esta?

Habían estado los teatros cerrados porque eran un antro de inmoralidad, y ahora se los abren a los franceses en Cuaresma. Y habían tenido que aguantar a fray Diego José de Cádiz, que nos les dejaba bailar, persiguiendo a las mujeres por la calle por los escotes franceses… Se convirtió en una ciudad aburridísima porque todo estaba como mal visto. De repente llegan los franceses y todo es baile, teatro, Cuaresma… Además los bailes eran con invitación, y según los franceses, estaban llenos de arañas de cristal del Palacio Arzobispal, de los bancos del Corpus… Todo lo que va moviendo Soult de un lado a otro para los mariscales, en función de las grandes fiestas: el nacimiento del hijo del emperador, el cumpleaños de Napoleón, etc. Habían estado un poco así con Godoy, y ahora había vuelto. Intentaron convivir con la Semana Santa y con los toros para que hubiera una normalidad y una convivencia; algo muy complejo y difícil. Que pareciera que todo seguía igual, pero era imposible. En el teatro, además, se representaban  obras de propaganda contra las armas, y había gente que por debajo estaba actuando contra ellos. 

Otro capítulo convulso de este periodo es el asesinato en 1808 del conde del Águila, alcalde de la hermandad de la Soledad, acusado de afrancesado. Y a día de hoy se sigue sin saber quién fue el culpable… 

Es tan importante este asesinato, que los historiadores cuando nos enfrentamos a este capítulo siempre nos preguntamos, “¿quién mató al conde del Águila?”. Porque realmente fue un acto revolucionario. La revolución es eso, descabezar a la autoridad máxima. No era el rey, pero era el procurador mayor de la ciudad. Una familia que había detentado el cargo durante mucho tiempo. El procurador tenía mucho mando y mucho poder en la ciudad. Y de repente es entregado al pueblo. Antes de que lo mataran ya lo habían torturado. ¿Dónde se ha visto entregar a alguien al pueblo con dos guardias? Ahí están las teorías. Los de la Junta Suprema se fueron, unos estaban, otros no. ¿Por qué se hace una reunión justo ese día?  ¿Quién lo recibe? Solo se sabe de uno que estuvo, Manuel Perozo, que lo vieron porque se asomó al balcón. Pero, ¿y el resto? Un hombre de esa autoridad, como eran los aristócratas de aquella época… Entre los conspiradores se le echan las culpas al conde de Tilly, porque su hermano había estado en la Revolución Francesa, y era uno de los agitadores que sabía cómo se hacía una revolución. Sabía cómo se podía mover a las masas, cómo se le daba dinero al pueblo, etc. Hacia él se deriva exclusivamente la culpa. Después muere y queda todo diluido. Los historiadores siempre han creído que es mucho más complejo que eso. Aguilar Piñal piensa que fue un crimen organizado por la Junta Suprema de Sevilla de ese momento. ¿Qué hombres concretos? Lo único que podemos decir es que aquí no se mueve nada que no sepan determinadas personas que tienen controlada a la gente. Ahí queda como una extraña Fuente Ovejuna. 

Cita textual:

Intentaron convivir con la Semana Santa y con los toros, que hubiera una normalidad y una convivencia, (...) que pareciera que todo seguía igual, pero era imposible

Rocío Plaza Orellana
¿Crees que con Los orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla, tanto con el volumen I, como con este que presentas ahora, se va a valorar más todo lo que tenemos en la actualidad en el ámbito cofrade? Una Semana Santa que se ha construido a partir de ese pasado.

Los historiadores siempre decimos lo mismo: es imprescindible conocer la trayectoria de cualquier acontecimiento para poder saber lo que tenemos y  tener herramientas para el futuro. La historia siempre está un paso por detrás. En el presente están los periodistas. La historia necesita un mínimo paso por detrás, y desde ahí lo que te puede proporcionar son herramientas para que puedas conocer y saber la versatilidad que las circunstancias te pueden ofrecer. Y sobre todo a los que nos gusta la Semana Santa nos sirve para reconocer la importancia que tiene en la ciudad. Muchos son documentos de la propia ciudad, y está en el seno de las cofradías. Venimos de épocas en las que se han desarrollado herramientas para poder seguir adelante. 

Y la Semana Santa sigue resistiendo.

Nos hemos quedado con los liberales, pero ahora llega el momento de esplendor. Cuando llegue el momento de los nazarenos de colores, las canastillas al aire, los caramelos del XIX, las moñas que ponen en los zapatos.

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