Una lengua muy muy larga es un viaje por la historia del español a través de más de 100 historias que nos acercan a nuestros orígenes, combinando de manera amena y divertida estas lecciones sobre filología entre relatos sobre hechos históricos y otros con personas o situaciones populares de nuestra cultural más cercana, como Raffaella Carrà, Jon Kortajarena o la Feria de Abril de Sevilla, por citar algunos ejemplos.
Esta obra fue creada en 2016 bajo el nombre Una lengua muy larga, seguida del subtítulo, Cien historias curiosas sobre el español. Pero su éxito ha sido tan grande, que su autora Lola Pons ha visto como a ésta le han seguido tres ediciones más, lo que ha hecho que se convierta en una lengua mucho más larga, y por consiguiente, con más historias que contar.
Antes de seguir con esta reseña, debemos hablar de su autora. Lola Pons Rodríguez es profesora titular de la Universidad de Sevilla, en el Área de Lengua Española. También ha ejercido como docente en la Universidad de Tubinga y en la Universidad de Oxford, donde impartía Dialectología e Historia del Español. Su investigación se ha centrado en conocer la historia del español y el cambio lingüístico, con especial atención a los fenómenos de la sintaxis. Otra de sus investigaciones ha tratado sobre sociolingüística urbana y usos del multilingüismo en los espacios públicos. Entre sus obras encontramos La lengua de ayer. Manual práctico de historia del español (2010), El paisaje lingüístico de Sevilla. Lenguas y variedades en el escenario urbano hispalense (2012) o Así se van las lenguas variando. Nuevas tendencias en la investigación sobre el cambio lingüístico en español (2011), junto con Mónica Castillo Lluch, entre otros trabajos. Además es fundadora del grupo de investigación, Historia15.
No es para menos el revuelo suscitado alrededor de Una lengua muy muy larga, ya que su autora demuestra que es posible otra forma de enseñar y adquirir conocimientos. Podemos aprender historia sobre nuestra lengua, sus modificaciones o cómo esta ha influido en nuestro día tras día, de una forma entretenida e interesante, con un lenguaje cotidiano y cercano, lo que la convierte en una pieza al alcance de todo tipo de público, tanto si es un experimentado en Filología como si simplemente es un mero lector comprometido por saber de dónde venimos. Un libro que puede tener bastantes opciones de entrar en ese selecto grupo de los que pasan a ser como un buen amigo.
Una lengua muy muy larga divide su contenido en seis bloques bien definidos según el tema para tratar. Estos van desde lo más básico a las letras y sus sonidos. Cómo su aparición o desaparición han ido renovando el lenguaje con nuevas palabras, y también cómo la pronunciación de algunas ha cambiado con el paso de los siglos; hasta conocer el origen de términos tan cotidianos como los relacionados con nuestras fiestas o las etapas del año. Estos temas también abordan aspectos más técnicos como qué es la Filología, el nacimiento de la Real Academia de la Lengua, cómo ha sido su aportación con las diversas modificaciones realizadas o quiénes han sido las importantes personas, que sin saberlo, han contribuido con su trabajo y aportación al desarrollo y conservación de nuestra lengua. Algunos de esos nombres que podemos encontrar son Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado, Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid), Alfonso X el Sabio, Arcipreste de Hita, Rafael Lapesa, María Moliner, Joan Corominas, Marqués de Villena, Miguel de Cervantes, Antonio de Nebrija, etc.
Entre sus páginas hay lugar para un lenguaje divertido y fácil, pero también hay cabida para la emoción, como la que Lola Pons ha aportado a la obra cuando habla de la vida de María Moliner, la gran contribución que hizo a nuestra sociedad con su diccionario, pero sobre todo lo que supuso el realizarlo en una época, la que le tocó vivir, tan complicada para las mujeres, lo que la convierte en todo un ejemplo; en el episodio que le reserva a las palabras utilizadas en Sevilla, en el que termina aflorando el amor que siente por su ciudad; o el dedicado a la figura de su mentor y compañero de profesión, el catedrático de la Universidad de Sevilla, Manuel Ariza, fallecido en 2013, y al que recuerda con gran cariño en esas páginas.
«Pérdidas, creaciones y adquisiciones son constantes en una lengua viva como el español, y que no ocurrieran esos cambios solo indicaría el inicio de su muerte», con estas palabras nos recuerda su autora lo afortunados que somos por tener una lengua como el español, que día tras día se hace más rica, y a la que todos contribuimos de una manera u otra.