¿Desde cuándo existe la maldad en el ser humano? ¿El hombre “es bueno por naturaleza, pero actúa mal forzado por la sociedad que le corrompe” como dijera Rousseau, o es “un lobo que necesita que la sociedad le ponga freno con leyes y normas”, como afirmara varios siglos antes Plauto? Estas preguntas y otras muchas nos podemos plantear como lector de la novela de Manuel Ríos San Martín, La huella del mal, publicada por Planeta. Como dijera el autor de la obra en una entrevista publicada por Gatrópolis, “el hombre no es ni totalmente bueno ni malo; pero es ingenuo pensar que es bueno por naturaleza”; quizás haya que buscar un punto intermedio donde podamos encontrar la respuesta a tantas incógnitas.
La huella del mal es un thriller que parte de un crimen gestado en una excavación prehistórica de Atapuerca. Manuel Ríos San Martín nos lleva a un viaje temporal entre los orígenes de la humanidad y el siglo XXI, donde la intriga y los crímenes se combinan con debates intensos sobre las redes sociales, las nuevas tecnologías, el bien y el mal, el exceso de maldad y la falta de empatía…
Muchos personajes de La huella del mal tienen una gran obsesión por todo lo relacionado con la prehistoria, lo cual les lleva a situaciones límites, como las experiencias que hacen los del Paleolítico Vivo, que es lo que ellos llaman Perdidos. Viven durante tres o cuatro días en el monte, al aire libre, haciendo fuego, sin poder llevar ningún elemento propio de la época contemporánea. En ese ambiente es donde aparece el cadáver de una joven en la excavación de Atapuerca.
Una radiografía del ser humano
Para escribir La huella del mal, Manuel Ríos San Martín ha llevado a cabo una tarea de documentación, apoyada en el saber del codirector de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro y en sus propias investigaciones. Sin embargo, esa importante labor de documentación ha quedado plasmada en la novela de un modo natural, con el fin de que la trama fluyera de una manera literaria y no como una exposición de ideas especializadas y demasiado técnicas que aburriera al lector. Todo lo contrario, la acción se desarrolla con intensidad, de una forma vibrante, con las emociones (temores, dudas, inquinas…) que transmiten sus personajes, incluso con las tensiones que lindan entre el amor y el odio, la admiración y los prejuicios que surgen de la especial relación que mantienen los dos protagonistas, Silvia Guzmán (Inspectora de policía de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta-UDEV) y Daniel Velarde (ex miembro de la UDEV dedicado a otros menesteres profesionales). Ambos se reencuentran en el caso Niebla (pueblo nacido del imaginario del autor) porque existen muchas similitudes entre este y el que investigaron ambos años atrás por la muerte de otra joven en la cueva de El Sidrón. Ese ritmo dinámico de la novela al que nos referimos hace que en ocasiones dé la impresión de estar ante una serie de televisión, por esa narración vertiginosa, por la brevedad de los capítulos, por la frescura y la agilidad narrativa…
En definitiva, en La huella del mal podemos adentrarnos en el ser humano y sentirlo en estado puro, en su esencia, pero partiendo de los orígenes de la humanidad, ubicado entre la prehistoria y el siglo XXI. Y aceptamos el reto de enfrentarnos a la dicotomía que se genera en la novela en la posible relación entre la maldad del ser humano y la ausencia de empatía. En un momento dado, en la trama se alude a la existencia de la primera por la ausencia de la segunda en las relaciones interpersonales. Volviendo a Plauto: “Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro» (Asinaria). Manuel Ríos San Martín declaró a Gatrópolis que “…bueno por naturaleza, exactamente, no diría que es. Ahora, que era capaz de tener empatía y de cuidar a sus enfermos, también es verdad. Pero el concepto de bueno no se puede atribuir al hombre en el sentido actual que posee”.
Varios debates abiertos
Pero nos quedaríamos cortos si no destacáramos el importante dilema que La huella del mal suscita también en relación con otros temas. Las nuevas tecnologías y su buen o mal uso. Incluso, el autor destaca que las nuevas tecnologías, efectivamente, siempre han existido; todo depende de cada época de la historia. Por eso, como dice, “me ha parecido que venía bien aquí por la mezcla de la prehistoria con la tecnología y la modernidad con la tecnología”. Las redes sociales son el presente, aunque tengan su punto peligroso: “me interesa el tema de la juventud y su relación con las nuevas tecnologías. Es algo muy actual. Todos los que somos padres o madres lo vivimos…”, añade el autor.
El miedo a la muerte, la creencia en Dios y en el castigo divino, la evolución del arte desde el paleolítico, el canibalismo, el sexo… son otras cuestiones abordadas por Manuel Ríos San Martín en La huella del mal, un intenso thriller que atrapa al lector y le invita a adentrarse en una historia con la condición humana como protagonista.
Sinopsis oficial
La huella del mal, una de las novelas policíacas más atípicas del actual panorama español. Y lo es porque su autor, Manuel Ríos San Martín, combina una historia de temática contemporánea con una ambientación no ya histórica, sino prehistórica. Estamos en 2018, en la excavación arqueológica de Atapuerca (Burgos), y unos adolescentes se cuelan en una cueva repleta de reproducciones humanas que imitan los enterramientos de los primeros homínidos. Uno de los chavales quiere hacer reír a sus amigotes –y, de paso, grabar un vídeo –fingiendo que copula con un maniquí que representa a una hembra muerta, y cuando se acerca y la toca descubre que se trata de una chica de verdad. El cuerpo se encuentra en posición fetal, totalmente desnudo, con los labios amoratados por culpa del veneno con el que ha sido asesinada, y a su alrededor hay, además de varios objetos de carácter simbólico, un pigmento de color rojizo.
Al igual que los verdaderos restos de enterramientos hallados en la excavación, el cuerpo se encontraba desnudo, en posición fetal y con una serie de ofrendas a su lado: collares, vasijas y semillas.
La policía no tardará en descubrir que se trata de Eva Santos, una chica de 22 años que, según desvelarán investigaciones posteriores, sentía fascinación por los usos y costumbres de los primeros homínidos, hasta el punto de querer comportarse como ellos, pintarse el cuerpo, cazar con sus propias manos, tener sexo brutal…
El autor
Manuel Ríos San Martín (1965) es licenciado en Ciencias de la Información y ha trabajado en importantes productoras de televisión como Globomedia, BocaBoca y Diagonal, en las que ha ejercido de productor ejecutivo, director o guionista de diversas series y miniseries de televisión. Ha participado, entre otras, en Médico de familia, Menudo es mi padre, Compañeros, Mis adorables vecinos, Soy el solitario, Raphael, Rescatando a Sara o Sin identidad. Ha coordinado y coescrito el libro El guion para series de televisión y es autor de la novela Círculos. Ha dirigido el largometraje No te fallaré. Actualmente trabaja con la productora BTF Media, para la que está desarrollando un biopic sobre el cantante Joaquín Sabina que dirigirá Fernando León de Aranoa.