Ildefonso Falcones regresa a Barcelona con su última novela, El pintor de almas, publicada el pasado verano. Si en La catedral del mar la trama estaba datada en el siglo XIV, en esta ocasión la Ciudad Condal se nos aparece a principios del pasado siglo XX. Sus personajes son Dalmau Sala, un pintor que logra romper con los cánones establecidos en el arte pictórico, y Emma, su gran amor, musa indiscutible, y fuente de sus anhelos durante años.
El aplaudido escritor nos ofrece un panorama sombrío en una ciudad que vive en plena lucha de clases, con una burguesía acomodada y adinerada que controla los resortes económicos y culturales y un estrato social formado por los obreros, oprimidos, que malviven, o, mejor dicho, sobreviven en unas condiciones inhumanas. Este argumento le da la oportunidad a Ildefonso Falcones para vertebrar una historia que gira principalmente alrededor de los mencionados Dalmau y Emma, pero con unos elementos sociales, políticos y religiosos que convierten a Barcelona en un constante polvorín que finalmente explota dando lugar a la Semana Trágica.
Lucha social, como decimos, sin una clase media que haga de enlace entre los de arriba y los de abajo, con los anarquistas como adalid de ese inconformismo obrero y una Iglesia que al tomar partido a favor de los pudientes se encuentra en el punto de mira de aquellos.
Y en todo este conflicto social, la irrupción del arte modernista como elemento diferenciador de una situación que lleva a Barcelona a modificar su fisonomía. Con una abundante información sobre el panorama artístico de la ciudad catalana a primeros del siglo XX, y una brillante exposición de ese crecimiento de la nueva concepción artística que afectará claramente a la misma arquitectura de la capital barcelonesa, Ildefonso Falcone crea las figuras de dos luchadores de la vida, dos gladiadores de la calle, el reconocido pintor Dalmau Sala y la joven Emma, que ha de padecer las penalidades de la sociedad de la época, con el añadido del protagonismo de la mujer reivindicativa de los primeros años de la pasada centuria; mujeres que abrirán las puertas a una lucha férrea en el caos del momento.
El pintor de almas es una publicación de Grijalbo/Penguin Random House Grupo Editorial, una estupenda obra de Ildefonso Falcones, que vuelve a seducir a sus lectores con una historia que atrapa, parida en las entrañas de Barcelona, pero desde el punto de vista de unos personajes imaginarios que conviven con Alejandro Lerroux, fundador en 1908 del Partido Republicano Radical (PRR), basado en principios republicanos, radicales y anticlericales.
Sinopsis oficial
Barcelona, 1901. La ciudad vive días de gran agitación social. La oscura miseria de los más desfavorecidos contrasta con la elegante opulencia de las grandes avenidas, donde ya destacan algunos edificios singulares, símbolo de la llegada del Modernismo.
Dalmau Sala, hijo de un anarquista ajusticiado, es un joven pintor que vive atrapado entre dos mundos. Por un lado, su familia y Emma, la mujer que ama, son firmes defensores de la lucha obrera; hombres y mujeres que no conocen el miedo a la hora de exigir los derechos de los trabajadores. Por otro, su trabajo en el taller de cerámica de don Manuel Bello, su mentor y un conservador burgués de férreas creencias católicas, lo acerca a un ambiente donde imperan la riqueza y la innovación creativa.
De este modo, seducido por las tentadoras ofertas de una burguesía dispuesta a comprar su obra y su conciencia, Dalmau tendrá que encontrar su auténtico camino, como hombre y como artista, y alejarse de las noches de vino y drogas para descubrir lo que de verdad le importa: sus valores, su esencia, el amor de una mujer valiente y luchadora y, sobre todo, esos cuadros que brotan de su imaginación y capturan en un lienzo las almas más miserables que deambulan por las calles de una ciudad agitada por el germen de la rebeldía.
Con El pintor de almas, Ildefonso Falcones nos ofrece la poderosa historia de una época convulsa al tiempo que nos brinda una trama emocionante donde el amor, la pasión por el arte, la lucha por los ideales y la venganza se combinan con maestría para recrear una Barcelona, antaño sobria y gris, que ahora se encamina hacia un futuro brillante donde el color y la esperanza empiezan a extenderse por sus casas y sus calles.