Durante la ocupación, Sevilla fue una de las ciudades de España que los franceses hicieron como si fuera suya. Los altos cargos del ejército galo ocuparon los mejores edificios de la capital andaluza, entre ellos el Palacio Arzobispal o los Reales Alcázares. Y eso sin contar las iglesias y los conventos en los que expoliaron todas las piezas valiosas de arte, entre los más conocidos los cuadros de Murillo y de Zurbarán.
En este contexto histórico se desarrolla El enigma Murillo, novela escrita por Andrés González-Barba, y editada por Almuzara. Comienza con un prólogo al más puro estilo cinematográfico. Sevilla, la noche y los lectores son testigos de lo que se está llevando a cabo en una oscura escena que nos consigue atrapar para lo que viene después.
El enigma Murillo tiene como trasfondo la obsesión del mariscal Soult por un lienzo del siglo XVII del pintor sevillano. Un cuadro del que no se conocía su existencia hasta el momento, y que tiene totalmente fascinado al francés, por un motivo que de primeras no alcanza a entender. Alrededor de esto varias serán las tramas que se desarrollan, mezcladas de misterio y situaciones extrañas sin explicación aparente, que mantienen a varios de los personajes en una tensión constante.
La novela se desarrolla en 1810, entre la primavera y el verano. Y como decíamos anteriormente, con Sevilla ocupada por los franceses, que se mueven a sus anchas por la ciudad. Está dividida en cuatro partes, en las que se van abriendo y cerrando tramas. Se pueden reconocer cinco historias claras, y algunas de ellas se entrelazan en algún u otro momento. Tenemos a Teresa, el personaje bajo mi punto de vista más atractivo del libro, por su relato, por su personalidad y por su don. Si tuviera que quedarme con uno, sería con ella. También están la del mariscal Soult, la de Alberto Cienfuegos, al que conocemos en mayor medida por su diario, la de Sebastien Blaze y su diario (también), y la de los patriotas que luchan por la libertad de su hogar.
Entre la ficción de estos personajes, González-Barba nos aporta datos reales de lugares, fechas, artistas, batallas y una serie de detalles que han formado parte de la historia de un país y de una ciudad, y nos la redescubre, al igual que ocurriera con la serie de Movistar+, La Peste, aunque haya varias centurias entre ambos relatos. El enigma Murillo contiene todos los ingredientes de la literatura gótica que autores como Edgar Allan Poe o Sheridan Le Fanu, cultivaron durante el siglo XIX. Pinceladas de terror psicológico, apariciones espectrales o sucesos misteriosos son algunos de los motivos que te hacen no perder atención de lo que el escritor nos cuenta, leyendo un capítulo tras otro con gran frenesí.