Partiendo de su rica y larga trayectoria periodística, David Jiménez pinta en El corresponsal (Planeta) un magnífico fresco sobre la vida de estos periodistas que nos informan a diario de la actualidad internacional.
El corresponsal es una novela muy personal de David Jiménez, quien tras su éxito editorial logrado con El director, nos vuelve a invitar a su mundo periodístico y nos lleva de viaje, desde la visión de un grupo de corresponsales destinados en Birmania, a acercarnos a esa realidad a la que tan ajenos somos.
Desde las vivencias de un joven periodista, Miguel Bravo, que pide una plaza de corresponsal en Birmania buscando emociones en su vida, hasta la maestría, la decepción y la acidez de un veterano como el estadounidense Daniel Vinton, pasando por otros colegas que se ven atrapados en un país condenado a sufrir una dictadura cruel, la obra es un testimonio de enorme valor.
En El corresponsal no sólo se habla del duro trabajo de los corresponsales o los reporteros de guerra, sino de la situación en la que malviven o han malvivido los habitantes de países como el mismo Birmania, Ruanda o la otrora Yugoslavia (Guerra de los Balcanes) por mor de los conflictos bélicos y la tiranía. Tampoco deja atrás su crítica al muchas veces convulso ámbito de la comunicación y los intereses sociopolíticos y económicos en que está envuelto. Los medios se encuentran en más ocasiones de las que serían recomendables expuestos al albur de lo que decidan los poderosos.
El corresponsal se sitúa en Birmania, en los acontecimientos ocurridos durante la abortada Revolución Azafrán. En la ficción, basada en hechos reales, se encuentran muchas coincidencias con el autor, como su deseo de vivir emociones fuertes en sus inicios, al igual que Bravo.
La condición humana reflejada en los conflictos mundiales, la hipocresía de la comunidad mundial («…en la ONU no se ponen de acuerdo con qué resolución les será más útil para limpiarse sus sucios y apoltronados culos…«), la prensa, el perfil psicológico de los periodistas que se mueven como pez en el agua en situaciones límites, pero inadaptados a la vida convencional…, y ese «lugar del que nunca se vuelve» y que te marca de por vida, son ingredientes de una obra que no nos podemos perder.