«En el mundo del arte muchas veces se puede sentir vértigo» (Bunbury. El mundo sobre el trapecio). Lo de Héroes del Silencio entre finales de los 80 y mediados de los 90 fue algo prácticamente irrepetible en la historia de la música en España. El grupo fue liderado por un joven maño de nombre grandilocuente (Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy), nacido el 11 de agosto de 1967, y conocido para la profesión como Enrique Bunbury, como tributo a uno de los personajes de la obra de Oscar Wilde, La importancia de llamarse Ernesto (The Importance of Being Earnest, A Trivial Comedy for Serious People).
En ese periodo de tiempo, Héroes del Silencio publicó cuatro álbumes bestiales, desde El mar no cesa (1988) hasta Avalancha (1995), pasando por Senderos de traición (1990) y El espíritu del vino (1993). Tras el último trabajo discográfico de la banda llegó el comienzo del final de su existencia. Bunbury tomó una decisión arriesgada, valiente, transgresora, que generó un impacto de gran calado en la nutrida y fiel legión de seguidores que tenía el grupo.
Las consecuencias negativas de la disolución de Héroes del Silencio no se hicieron esperar, hasta el punto de que la recepción del primer álbum en solitario de Bunbury (Radical Sonora) fue algo tibia.
Pero el carisma y la calidad artística del zaragozano obró el «milagro», y el efecto boomerang se tradujo en un relanzamiento de su carrera, llegando al actual 2020 con la etiqueta de ser uno de los más grandes de la música en nuestro país. Y eso que muchos no se lo ponen fácil. Incomprendido, perseguido, atacado…, admirado, querido, aplaudido…, Bunbury se ha ganado un estatus envidiado por cualquiera que no pasa inadvertido. Hoy en día es un referente claro, pero junto a sus seguidores también continuarán agazapados sus detractores; algo propio de los grandes, y el maño lo es, es diferente, es único.
El pasado año, 2019, Juanjo Ordás publicó a través de Efe Eme una plausible obra donde recupera la historia artística de Bunbury a partir de la disolución de Héroes del Silencio, y nos encandila con un estupendo estudio, análisis y exposición del recorrido realizado con sus primeros álbumes postHéroes desde 1999 a 2005: Pequeño, Flamingos y El viaje a ninguna parte; ello partiendo desde su disco debut, Radical Sonora. En estas cuatro partes está estructurado Bunbury. El mundo sobre el trapecio: ‘Antes de Pequeño’, ‘Pequeño’, ‘Flamingos’ y ‘El viaje a ninguna parte’.
«Hay Libros que vienen con el guion dado y en los que el autor ejerce a la manera de un director de cine. Se te da un guion con personajes, trama y desenlace, aunque la forma en que los plasmes depende de ti. Ese es el caso de El mundo sobre el trapecio…», comenta a modo de introducción Juanjo Ordás en el arranque de su trabajo editorial. Publicado en 2019, desde Gatrópolis invitamos a la lectura de Bunbury. El mundo sobre el trapecio, un libro que ayudará a conocer una parte importante de la música en España y a acercarse aún más a un artista irrepetible.